Los bloqueos de taxistas
¬ Augusto Corro miércoles 9, Oct 2019Punto por punto
Augusto Corro
¿Cómo le fue estimado lector con los bloqueos de los taxistas?
Si contesta usted que muy bien seguramente es propietario de un coche de alquiler o de una flotilla de vehículos.
Si su respuesta es que bien, tal vez desempeñe una función en el gobierno capitalino o en la Secretaría de Gobernación.
Pero si usted se queja de que le fue mal, muy mal y que reniega de vivir en esta caótica ciudad, lo más seguro es que forma parte de millones de personas afectadas, una vez más, por las afectaciones viales.
Los capitalinos nos convertimos en carne de cañón de toda clase de manifestantes que cierran las avenidas a la hora que se les ocurre.
Y eso ocurrió el lunes durante casi todo el día. Sin bien el problema real del bloqueo se mantuvo alrededor de 13 horas, sus secuelas se prolongaron más tiempo.
Fueron múltiples los daños ocasionados a la ciudadanía por un problema que veía venirse desde el día que llegaron las empresas que ofrecen sus servicios de taxis por telefonía, como Uber o Cabafy, por ejemplo.
Pero ya nos dimos cuenta que las autoridades, en la capital, dejaron que estallara el conflicto, a pesar de las advertencias lanzadas por parte de los concesionarios de las placas de los coches de alquiler.
No había necesidad de llegar a una actitud extrema como ocurrió el lunes si el gobierno hubiera escuchado las peticiones de los dueños y conductores de taxis que quieren un trato igual que le brindan a Uber y Cabafy.
Se trata pues de un problema que le estalló en las manos a Claudia Sheinbaum, jefa del gobierno capitalino, y que pudo evitarse.
¿Qué sigue? Pues aprovechar la coyuntura para poner orden en el gremio de los taxistas que son explotados por los patrones. Porque no todos los conductores son los propietarios del coche de alquiler que manejan.
Las condiciones laborales son de franco abuso. El trabajo de los manejadores es conseguir el dinero de la cuenta en jornadas exhaustivas. ¿Y quién se responsabiliza de su salud?
Ojalá y las autoridades realmente se interesen en atender a los taxistas, en general, para terminar la explotación a que son sometidos por los propietarios de taxis. ¿Cuántos de los conductores cuentan con las prestaciones de una ley laboral? ¿Tienen los servicios del Seguro Social? ¿Tienen las posibilidades de una jubilación digna?
Entre los verdaderos enemigos de los taxistas legales se encuentran los propietarios de los taxis piratas que en la sombra de la ilegalidad se dedican a burlar al fisco y a las autoridades capitalinas, sin problema alguno, pues es común que se encuentren amparados.
La problemática de taxis y autoridades continuará y, tristemente, los más afectados somos y seremos los millones de capitalinos atrapados en el tráfico desordenado, sin salida y sin esperanzas de que algún día terminen las protestas callejeras, los cierres de avenidas y el libertinaje de los manifestantes.
Ricos y poderosos en conflicto
Hay personajes que en la elite del poder aprovechan para obtener toda clase de beneficios.
Se trata de gente privilegiada que acumula riquezas mayúsculas.
Nos referimos a Eduardo Medina Mora, ahora exministro de la Suprema Corte de la Nación.
Este prominente funcionario del poder judicial es investigado por el delito de lavado de dinero, según denuncias de autoridades inglesas y norteamericanas.
Los representantes de la ley encontraron que Medina Mora, quien fungía entonces como embajador de México en el Reino Unido, tenía transferencias bancarias en millones de dólares que no coincidían con lo que le pagaban su desempeño en el servicio exterior.
El hecho se conoció a través de los medios de comunicación y Medina Morena optó por la renuncia.
Entre otros cargos que desempeñó el citado exministro, se encuentran los siguientes: procurador general de la República, secretario de Seguridad Pública, director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), etc.
El otro rico y poderoso es Diego Fernández de Cevallos quien tiene una deuda de 900 millones de pesos con el municipio de Colón, en Querétaro.
El “Jefe Diego” como le llaman sus amigos, no pagó el impuesto predial de una propiedad de más de 200 hectáreas.
El excandidato presidencial panista decidió defenderse y usa las herramientas legales para burlar a la justicia. ¿Se saldrá la con la suya el controvertido político blanquiazul?