A merced de la delincuencia
¬ Augusto Corro jueves 3, Oct 2019Punto por punto
Augusto Corro
Son muy altas las cifras de personas asaltadas, extorsionadas, secuestradas y asesinadas en México.
Por ejemplo, en el 2018 fueron ultimadas 34 mil 202 personas.
También el año pasado uno de cada tres hogares en México fue víctima de un delito. Predominaron los asaltos y las extorsiones.
El 93.2 por ciento de hechos delictivos no fueron denunciados.
Sin duda es motivo de preocupación real la espiral de violencia que azota a la sociedad mexicana.
En el presente, las autoridades se encuentran esperanzadas en que la situación cambie y se termine la inseguridad. No será tan simple.
Durante varios sexenios se dejó crecer la delincuencia, se relajó la impartición de justicia y se impuso el imperio de la impunidad.
El crimen organizado aprovechó la debilidad de las autoridades para manifestar su fuerza. Los cárteles de la droga y los huachicoleros se apoderaron de territorios que no quieren abandonar.
Ahí están las entidades como Tamaulipas, Guanajuato, Veracruz, Michoacán, Guerrero, por citar unos cuantos, donde se vive en la barbarie.
El gobierno federal le apuesta a la Guardia Nacional (GN) como un instrumento importante para lograr la pacificación. Ojalá y funcione.
No es posible que en las entidades federativas se carezca de policías que defiendan a la sociedad agraviada. Y donde hay uniformados, estos trabajan en contubernio con la delincuencia.
¿Qué hacer ante ese problema de inseguridad? Por ahora, dos son los consejos prácticos:
Uno: tomar las medidas preventivas, sin caer en el pánico, para no ser víctima de la delincuencia que se encuentra en todas partes.
Dos: encomendarse al santo de su devoción, pues sí, es necesario que lo escuche. No hay más. Sería en vano sugerirle otras ideas.
Trump en lios
El presidente de Estados Unidos (EU) Donald Trump se encuentra en problemas otra vez.
La presidenta de la Cámara de Representantes de EU, Nancy Pelosi, anunció una investigación previa con miras a iniciar el proceso de destitución o inpeachment contra el mandatario Trump.
Adelantamos que será muy difícil llevar a cabo un juicio político contra el mandatario, entre otras cosas, porque ya demostró que es invencible y con su costal de mañanas, pocos lograron ganarle.
En su primera campaña presidencial logró superar el conflicto que lo colocaba como beneficiario de la intervención rusa que difamó a la candidata Hillary Clinton.
Ahora, sus adversarios políticos, los demócratas, lo acusan de presionar al presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, para que investigue a Hunter Biden, hijo del expresidente Joe Biden, por pasados actos de corrupción.
Los conocedores pronostican que Trump no será enjuiciado. Quizás “la cacería de brujas”, como calificó el anunció de la investigación en su contra, le resulte benéfica. No olvidar que se encuentra en la segunda campaña electoral para mantenerse en el poder cuatro años más.
Es posible que al impredecible Trump lo que hagan los demócratas lo tiene sin preocupación alguna. El caso ucraniano será uno más de los líos que enfrentará y resolverá el magnate.
Tamaulipas y su gobernador
El estado de Tamaulipas hace varios sexenios que empezó a vivir la pesadilla de la narcodelincuencia.
Su vecindad territorial al lado de uno de los países con más drogadictos en el mundo es parte de la maldición que lo tiene sumido en la violencia.
Quienes desempeñaron su papel de gobernadores en esa entidad no salieron bien librados, pues fueron tocados por los cárteles de la droga.
Tamaulipas fue considerado, en otras ocasiones, como un estado ingobernable.
En estos días, los adversarios del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, de extracción panista, plantearon la desaparición de poderes en ese estado.
Una de las razones que argumentan para que Cabeza de Vaca deje el poder es que policías estatales efectuaron ejecuciones extrajudiciales contra ocho personas.
Los representantes de la ley, según testimonios de familiares y vecinos, secuestraron, torturaron y asesinaron.
Luego los policías hicieron un montaje para aparentar que las víctimas eran el resultado de un enfrentamiento con los uniformados el 5 de septiembre pasado.
Pero no fue así. Se trató de ejecuciones extrajudiciales de las que tendrá que responder, tarde o temprano el gobernador Cabeza de Vaca, con o sin la desaparición de poderes en Tamaulipas.