El PAN sin rumbo
¬ Augusto Corro martes 24, Sep 2019Punto por punto
Augusto Corro
El Partido Acción Nacional (PAN) cerró de la peor manera la fiesta de sus ochenta años de vida. Sin figuras relevantes en su dirigencia resucitó al ex mandatario Vicente Fox como abanderado en la lucha política contra la Cuarta Transformación (4T), que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los panistas no pudieron encontrar a peor líder que el guanajuatense para que los encabece en el contrapeso de la oposición.
En una reunión de jóvenes, el ex presidente Fox reapareció como espontáneo e informó que se entrevistó con los dirigentes de los otros partidos de la oposición para integrar un frente común.
El hecho de que el esposo de Martita se convierta en el eje de la lucha panista nos dice que en el partido no hay alguien, no encuentran a la persona idónea, con la suficiente fuerza para ponerlo de pie, resucitarlo.
En las elecciones presidenciales recientes, Ricardo Anaya, el candidato blanquiazul, tuvo una participación desastrosa. Echar a andar el partido no será fácil. Y menos con personajes como Fox, que nunca fue blanquiazul, sino un vivales de la política.
Sobran los ejemplos de las traiciones del guanajuatense a su dizque organización política. Cuando ganó la presidencia de la República gobernó con el priismo abusivo. Humilló a la aspirante presidencial panista, Josefina Vázquez Mota. Apoyó a los priistas Enrique Peña Nieto y a José Antonio Meade.
Fox se dijo panista por el puro interés de conseguir el apoyo de algún partido para satisfacer sus ambiciones personales. Fue más el daño que le hizo al PAN con su pésima administración.
Como si no fuera suficiente con las ridiculeces de Fox, el ex presidente, también panista, Felipe Calderón Hinojosa, (a) “El Comandante Borolas”, declaró la guerra a la delincuencia organizada, con los resultados que todo mundo conoce.
Se trató de dos sexenios desperdiciados, en los que México quedó envuelto en una espiral de violencia que nadie puede abatirla. Miles de personas perdieron la vida. Un sinnúmero de niños quedaron en la orfandad, etcétera.
Claro que Fox y Calderón ayudaron para que el PAN terminara en las ruinas. Aunque fueron todos sus dirigentes quienes propiciaron el divisionismo, la caída derivada de ambiciones personales.
El partido blanquiazul, fundado en 1939, perdió su esencia, poco a poco. En 1988 se desdibujó ideológicamente cuando se alió con el PRI para gobernar. En 2000 ganó la Presidencia de la República para Fox, pero quien mandaba era Martita.
Se acumularon los errores en Acción Nacional. Calderón intentó apoderarse del partido. Casi lo logra. Aunque se resintió porque no pudo hacer diputada plurinominal a su esposa Margarita Zavala.
Los blanquiazules tampoco la eligieron como candidata presidencial. Se inclinaron por el “joven maravilla”, Ricardo Anaya que resultó un fiasco. La ambición de este panista propició una división interna que se tradujo en renuncias de distinguidos militantes.
Ahora, el fracasado candidato empezó a buscar la manera de regresar al redil. Seguramente desde formar parte del grupo de contrapeso adversario al presidente López Obrador.
Anaya, Fox y Calderón tienen en la mente participar, directa o indirectamente, en las elecciones intermedias del 2021 para arrebatarle la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
De los tres políticos mencionados, Anaya, Fox y Calderón, solo el michoacano busca las bases partidistas para participar en la contienda, aunque se encuentra muy lejos de formar su organización política “México Libre”. La gente no va a sus asambleas, ni quiere meterse en una aventura.
El líder Marko Cortés, quien celebró las palabras altisonantes de Fox, no tiene la menor idea de cómo sacar al partido del atolladero en que lo metieron el guanajuatense, Calderón y Anaya.
Para que el PAN resurja de las cenizas y se reivindique históricamente debe volver a sus orígenes doctrinales, humanistas, solidarios con el humilde, según consejo de comentaristas políticos. ¿Lo entenderán Fox, Calderón y Anaya? ¿Usted qué opina amable lector?