Hidalgo y Jesucristo
Alberto Vieyra G. martes 17, Sep 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Alguien sabe si en el mundo existe algún óleo o retrato de Jesucristo y de Miguel Hidalgo y Costilla? Yo no conozco ningún antecedente histórico en ambos casos.
De Jesucristo sabemos, que era un hombre de complexión delgada, pero nadie da señas si su color era de piel blanca o trigueño. También sabemos que poseía, de acuerdo con los textos bíblicos una humildad y sabiduría única en la tierra, pero jamás tuvo tiempo para posar para algún retratista al óleo de hace 2 mil 19 años.
Del padre de la patria, también sabemos que después de que la conspiración de Querétaro fue denunciada al Virreinato, el modesto párroco de San Miguel Allende, Guanajuato tampoco tuvo tiempo y quizá ni dinero para pagarle a algún retratista para que lo inmortalizara en alguna pintura al óleo, tampoco poseía ningún retrato, puesto que la fotografía arribo a México hasta 1847 y la guerra entre México y los Estados Unidos, sería la primera en ser fotografiada.
Por cierto, en una fotografía tomada en una de las empedradas calles de Puebla, se puede apreciar a un nutrido regimiento de caballería de soldados norteamericanos y por las ventanas de las viviendas, la gente expectante, igual que un hermoso perro, que en rigor sería el primer perro retratado en el mundo.
Pero retomo el asunto del cura Hidalgo para recordar que, tras su fusilamiento en Chihuahua en 1811, la iglesia católica prohibió terminantemente hablar y que los pintores realizaran alguna alegoría sobre el rebelde cura, iniciador de la Independencia de México. Se conocen cuando menos 7 retratos al óleo que muestran a un cura Hidalgo como si fuese un emperador con una espada, en color moreno, joven y delgado, con una sotana negra y portando en la mano derecha una cruz. En 1826, el periódico cultural El Iris publicó otro retrato al óleo en el que se muestra al cura de la patria portando un bastón de mando y una bandera nacional. Pero el retrato mas fidedigno correría a cargo del historiador y efímero presidente de México, don Lucas Alamán, quien conoció perfectamente al cura Hidalgo a quien le guardaba, por cierto, un odio descomunal porque la madre de Lucas Alamán le había suplicado en una carta perdonarle la vida a unos adinerados parientes durante la toma de la alhóndiga de granaditas, en Guanajuato. Solo que la carta nunca llegó al cura.
Entre 1848 y 1855 Lucas Alamán describe al cura Hidalgo como un hombre de mediana estatura, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes, bastante cano y calvo, muy poco alineado en su traje, no usaba otro que el que acostumbraban los curas de los pueblos de ese entonces.
Quedémonos pues, con la imagen que nos ofrece su acérrimo odiador don Lucas Alamán quien también admiraba a Hidalgo por ser un hombre extraordinariamente inteligente y astuto. No en balde le llamaban el zorro era un enciclopedista de la ilustración francesa, pero a ciencia cierta jamás sabremos cómo era Hidalgo y cómo era Jesucristo.