Qué lata, las moneditas
¬ Salvador Estrada jueves 12, Sep 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
Son tan pequeñas que nadie las quiere y para asirlas si están en una mesa se debe tener las uñas largas o de otro modo no se pueden recoger.
Este párrafo no es una adivinanza, sino es la “descripción” de las pequeñas monedas de diez y veinte centavos que andan circulando por ahí y que son “una lata” su manejo.
Las moneditas, dicen los comerciantes, no tienen poder adquisitivo y solamente las utilizas para “los cambios” y las tienes en el cajón porque una sola no sirve.
En efecto, no puedes comprar “algo de diez o veinte centavos” porque ya no hay productos, ni los “dulces” de antes, que tengan ese valor.
Son moneditas que solamente acomodadas en pequeños cilindros envueltas con “diurex” les das valor porque “son paquetitos de un peso” que cargas en la bolsa para comprar un chicle.
Antes, en el siglo pasado, sí tenían valor las moneditas.
Circulaban desde un centavo, cinco, diez veinte y hasta veinticinco centavos, llamadas pesetas.
Hoy esas monedas antígüas son guardadas por los numismáticos y muchas de ellas las puedes ver “en los mercados de viejo” amontonadas en una manta que colocan en la banqueta.
Las actuales moneditas deben salir de la circulación porque sólo te sirven “para enriquecer más a los bancos que al cobrarte tus adeudos de las tarjetas de crédito, si debes tantos miles o cientos de pesos, más veinte o treinta centavos o cerca del peso, como 85 centavos, tienes que pagar el peso.
Y si sumas los cuentahabientes que van a pagar, que son miles y miles, también son miles y miles de pesos los que ganan extra si sumas “todos los cambios que no dan” .
El “peso duro” ya no debe fraccionarse y sacar de la circulación esas moneditas, de las cuales ya han retirado las de cinco centavos que era de mayor tamaño que las de diez, que por cierto, estas de diez centavos tienen dos tamaños, una casi igual a la de cincuenta.
Y si se queda el peso sin fraccionar habría productos de un peso y se podría dar “cambio” todo en pesos, nada en centavos” y ya no tendrías que dejarte crecer las uñas.
En Estados Unidos circula el dólar y fraccionado en centavos encuentras productos que puedes comprar en un dólar con cuarenta y dos, por ejemplo, y te dan tu cambio con centavitos.
En México no sucede así y los comerciantes tratan de ajustar la venta de sus productos a pesos cerrados con cincuenta centavos, pero ya no a centavitos.
Y lo ideal sería que circule el peso y los cincuenta centavos y que los centavitos ya no se acuñen y los que todavía están en el mercado que “pasen a la historia”, si los guardas en un cajón para que jueguen los niños.