La encrucijada de Manzanilla Prieto
Ramón Zurita Sahagún lunes 9, Sep 2019De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde hace poco más de una década, Fernando Manzanilla Prieto se convirtió en uno de los políticos de Puebla con mayor fuerza, sin importar el partido gobernante, pues actúa como secretario de Gobierno, lo mismo con un gobierno panista, priísta o de Morena, sin aterrizar todavía su proyecto de gobernador.
Viniendo del mundo de las finanzas, su olfato político, lo situó en el punto neurálgico de las decisiones políticas, aunque en un principio se creyó que se debía a su relación familiar con el entonces gobernador Rafael Moreno Valle, al estar casado con su hermana Gabriela.
Sin embargo, al rompimiento con su cuñado y su acercamiento a otras fuerzas políticas, dejó en claro sus aspiraciones y supo consolidar sus alianzas y aprendizajes al lado de su cuñado, para aplicarlos en su nueva estrategia que conlleva alcanzar el gobierno poblano.
Manzanilla Prieto rompió con su cuñado cuando, mostró su preferencia por José Antonio Gali Fayad para la alcaldía de Puebla, con todo y que Moreno Valle lo designó coordinador de la campaña de éste. Supo entonces que dentro de los afectos políticos del gobernador, estaba en tercer lugar, después de Martha Erika Alonso y José Antonio Gali, por lo que buscó otras rutas para transitar políticamente.
Estableció alianza con los principales detractores de su cuñado y desde esa trinchera se dedicó a combatirlo, con la esperanza de ser candidato al gobierno estatal, sin conseguirlo.
Buscó ser el gobernador interino a la muerte de su concuña, sin lograrlo, aunque se insertó nuevamente como secretario de Gobierno en la administración del priísta Guillermo Pacheco Pulido, desde donde aceitó la máquina para la victoria del candidato de Morena, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien lo ubicó nuevamente en la Secretaría de Gobierno de la naciente administración.
Ahora, negros nubarrones lo involucran en parte de la trama de la llegada de la AUDI y otras historias hechas al amparo del excesivo poder político de Rafael Moreno Valle y de una alianza con José Antonio Gali para torpedear la actual administración y conseguir el anhelado ascenso.
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Difícil la tarea encomendada a Jorge Meade como delegado del PRI en Querétaro, uno de los estados en que el partido tricolor se encuentra sin posibilidad alguna para competir con éxito en los comicios del 2021.
Los priístas se quedaron sin presencia en esa entidad, en la que el PAN ha gobernado durante tres de los más recientes cuatro sexenios y donde Morena alcanza una presencia notable.
Para los comicios de gobernador, el PAN prepara a dos de sus figuras para alcanzar la candidatura. Por un lado la revelación que ha sido el senador Mauricio Kuri y por el otro el alicaído ex candidato presidencial Ricardo Anaya., quien inicia movimientos, aunque en su camino se encuentra la posibilidad de una diputación federal, para coordinar a su grupo legislativo.
El PRI tiene una tarea complicada, ya que fue dejado a la deriva y Meade tendrá que iniciar desde cero para recuperar las bases que alguna tuvo el tricolor en la entidad.
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Una semana fructífera tuvo la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, al ser parte importante en las negociaciones para zanjar las diferencias en la Cámara de Diputados y encabezó una reunión con los alcaldes del país en León, Guanajuato.