Presupuesto 2020: ¿sólo para morderse la cola?
Francisco Rodríguez lunes 9, Sep 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Desde hace décadas no hay ideas para afrontar al México real. Ni idea de gobierno, ni idea de Estado. Ni programas, ni operadores. Ni objetivos, ni rutas para llegar a ellos. Infiltrados hasta la médula por los fruncionarios de siempre en las posiciones estratégicas, los que dicen que mandan, sólo obedecen a inverecundos que se cansaron de fallar, y de asaltar en despoblado.
Si el nuevo régimen había caído en lo ya conocido –como el uróboros, la serpiente que se muerde la cola, que forma un círculo con su cuerpo– el esfuerzo inútil y la falta de decisión y acciones para impedirlo, hoy está frente a su espejo: el enigmático y conocido límite de los desprotegidos: el círculo cuadrado.
No hay pa’ dónde hacerse, no hay de dónde jalar para el mínimo de las promesas, no hay a quién preguntarle cómo se hace, porque todos están ateridos de miedo ante el despido, todos se enfrentan a un mundo de ignorancia y de soberbia que, quisiéra equivocarme, no tiene parangón en la historia sexenal.
El presupuesto presentado ante las Cámaras es el ejemplo vivo de la inconsecuencia y de los ternuritas en el poder. Insistir en meterle a Pemex el billón de pesos que lo llevará a repetir los mismos errores, en lugar de tomar la decisión de combatir la delincuencia sindical que tiene …
… secuestrados millones de barriles de crudo y abrir las válvulas de los pozos clausurados para permitir su explotación a las empresas extranjeras de las que son prestanombres es una idea descabellada y criminal. Todo por no empezar desde el principio y entorilar a los ladrones que gozan de impunidad gracias a los moches con personajes ilustres de este régimen.
Todo por el miedo a gentuzas de los regímenes neoliberales que están apoyando el huachicoleo en grande, el que se combatió de mentiritas pero que está ahí, más fuerte que nunca. Todo por el terror de sentirse amenazado en su persona, cuando su primer compromiso es con el pueblo de México.
Insistir en las eternas transferencias de todos los recursos, estén donde estén, para engordar las bolsas repartidoras de una secretaria de Bienestar que no ha sabido ni podido hacer llegar los recursos a los beneficiados, pero que consiente que los fondos destinados a los ninis sean utilizados por la secretaria del Trabajo y su mamá para ganar la dirigencia en Morena, con el visto bueno del tlatoani.
Insistir en fortalecer monetariamente la Guardia Nacional –que todavía no sabe a qué dedicarse y sólo anda viajando arriba de los convoyes con «cara de what?», impreparada e incapacitada para disuadir a los delincuentes o para reprimir selectivamente a los matones de a de veras. La gente se pregunta: ¿Hacia dónde vamos?
Porque el presupuesto, quiérase o no, es la idea de gobierno, el sentido de Estado que preside las acciones de cualquier administración en el mundo. Es el reflejo en letras negras de lo que se quiere hacer y de cómo hacerlo. Pero el presupuesto del 2020 es más de lo mismo. Representa una idea de Nación que le queda chica hasta al municipio de Chacaltianguis.
En la loca carrera por eternizarse en el cargo, las decisiones que se toman sólo tienen un destino, el más autoritario, llegar para asirse a lo irresponsable y no dejar los puestos jamás. Transferir todos los recursos de los programas para seguir manteniendo en las alforjas el voto duro de la población inerme que los llevó al poder.
Rendir cuentas sólo ante el populacho. Buscar el aplauso de los olvidados, ser el rey de los ciegos en el mundo de los tuertos, de quienes sí vemos aunque sólo sea con un ojo. Pero hasta esa falsa popularidad se está diluyendo, como el agua entre los dedos, pues cada vez más crece la franja de los engañados, cada vez más, la Cuarta Transformación se está quedando sin la porra.
Del cien por ciento de los fanáticos del nuevo régimen, queda un treinta por ciento de incondicionales. En toda la República cunde el desconcierto, sobre todo después del episodio de la lucha contra la delincuencia organizada que amenazó a los expendedores de gasolina en Tamaulipas para que no le surtieran a la Guardia Nacional.
Ante la respuesta trivial del Tlatoani, la risa socarrona se instaló entre las mafias del crimen. Primero, mandó a la que se ostenta como secretaria de Gobernación para que supliera la distribución con pipas de combustible y al enterarse de que las únicas disponibles son propiedad de los charros del sindicato, reculó. Son sus socios. No tiene mando.
Segundo acto: aparece el tlatoani en medios nacionales instando a los delincuentes a portarse bien, a recordar los consejos de su mamacita, a sumarse a la buena voluntad de la Cuarta Transformación. «Saben cuánto sufren las mamás por el amor sublime a los hijos, y ellos tienen que pensar en eso», rogó.
Un espectáculo inédito. Propio de los peores guiones de un corto de Disney. Absolutamente impensable para una situación crítica, seria, como la que padecemos a diario los mexicanos. El pueblo con armas largas y letales del narcotráfico se adueña cada día más de este tiradero. Algo para recordar, que bien puede ser el resumen de la lucha lopezobradorista contra la delincuencia organizada.
Hipólito Mora, aquél que en tiempos del peñanietismo arrasador de las mejores intenciones de las autodefensas dijo que se sentía rebasado, como un pendejo, por la bola de manejos sucios que se hicieron a sus espaldas y contra su libertad, al igual que Mireles, retoma los bártulos :
«Que primero el gobierno nos dé la seguridad que merecemos los mexicanos, que desarme a ciertas personas que se hacen pasar por autodefensas y que todo mundo sabemos que son delincuentes, y cuando termine de desarmar a esas personas que regresen conmigo y no voy a traer ningún arma», dice.
«Pero mientras el gobierno no haga su trabajo bien, mientras no nos dé seguridad, yo voy a seguir armado». Ya se cansó de que lo agarren de pendejo. Y desgraciadamente, Hipólito Mora tiene razón, demasiado sufrieron los engaños de Peña Nieto para querer repetir su dosis en la Cuarta Transformación.
¿Para qué fue a decir el tlatoani, exactamente en Michoacán, que él no iba a combatir al crimen organizado en el narcotráfico, pues eran pueblo? ¿Qué destinatarios tienen sus mensajes? ¿Con quién quiere quedar bien repartiendo indulgencias y responsos en todas las localidades derrumbadas por la traición y el crimen?
¿Fue electo como pastor de un gremio descarriado? ¿Quiere perpetuarse con hosannas o con sursum cordas? Porque también el presupuesto está exonerando en los hechos a los enemigos más recalcitrantes de la patria. Dejar fuera del castigo a una pléyade de malhechores como Romero Deschamps, Salinas de Gortari, Peña Nieto, Videgaray, Meade, Calderón, Ruiz Esparza, Fox, Zedillo y sus contlapaches es la mejor forma de traicionar al pueblo que lo eligió.
Aunque el tlatoani siga pensando que las transferencias de dinero del presupuesto son la suprema razón de su existencia. El horno no está para bollos. El país es un polvorín y el nuevo régimen está entrampado en el círculo cuadrado.
Los que tenemos prohibido callar, seguiremos en el círculo rojo. A pesar de lo que sea. ¡Ya estuvo bien de agachar la cabeza!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: De don Miguel Ramírez, quien cada semana hace un recuento de lo más importante: «Cuando Enrique Peña Nieto dijo que ‘la corrupción es un asunto cultural’, a muchos les pareció que era una declaración cínica, pero, desgraciadamente, no lo es así ya que en la realidad es una perversión que comparte una gran parte de la sociedad mexicana. Nuestros políticos suman a esta inmoralidad el agandalle y la transa, que es lo que demostraron tener los diputados de Morena cuando quisieron continuar con el liderazgo de la Cámara de Diputados, que ya correspondía a otro partido, y que sólo por la intervención de López Obrador aceptaron dejar. AMLO tuvo que recurrir a amenazarlos con renunciar al partido, y llevarse hasta el nombre, si no respetaban la ley. Si López Obrador llegara a dejar a Morena, ojalá no lo haga, la agrupación política que quedara estaría condenada a desaparecer rápidamente. Conforme pasa el tiempo se nota más el parecido de Morena con el resto de los demás partidos políticos que lucran con el erario, y que en su conjunto tienen un himno cuyo inicio dice «Mexicanos al grito de teta»… Acaba de publicarse ‘El vendedor de silencio’, libro escrito por Enrique Serna que se refiere a Carlos Denegri, uno de los periodistas más nefastos que ha habido en la historia de México. Qué bueno sería que alguien escribiera acerca de algunos de los que actualmente están ligados a los medios de comunicación, que son de tal clase que si a Denegri se le compara con ellos parecería ser un niño de kínder.»
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez