Caso Ayotzinapa
¬ Augusto Corro jueves 5, Sep 2019Punto por punto
Augusto Corro
El 26 y 27 de septiembre se cumplirán cinco años del secuestro y desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa.
Nadie sabe del paradero de esos jóvenes. Y la indagación sobre el caso se vuelve más complicada.
Desde el inicio de la tragedia, el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto inventó la “verdad histórica” para cerrar ese hecho criminal. No le funcionó el plan.
Entre otros argumentos, planteó la idea de que los estudiantes fueron secuestrados y cremados en un basurero.
Se hizo una revoltura de presuntos responsables del secuestro y desaparición de los normalistas. A la fecha las propias autoridades se encuentran hechas bolas.
El problema real se investiga por nuevos funcionarios del gobierno federal, dedicados exclusivamente a resolver ese plagio múltiple. Partieron de cero y su tarea es llegar a la verdad.
No será fácil. En las investigaciones las autoridades cometieron errores, que ponen a presuntos responsables de ese acto de barbarie con un pie en la calle.
Es decir, liberarlos porque fueron víctimas de tortura en los interrogatorios o porque sus expedientes no tienen pruebas sólidas que ameriten cárcel.
En prisión se encuentran decenas de implicados con la desaparición de los normalistas. Policías, funcionarios y presuntos narcos se encuentran coludidos.
“El Cabo Gil”
Fue liberado el sábado pasado, Gildardo López Astudillo “El Cabo Gil”, considerado por la entonces PGR, como uno de los responsables del plagio de los 43 estudiantes.
Las autoridades dijeron que el mencionado sujeto se desempeñaba como jefe de plaza de Iguala por parte del cártel “Guerreros Unidos”.
Un juez desechó las pruebas que presentó la PGR, a las que calificó de ilegales. Y “El Cabo Gil” fue exonerado del delito de secuestro.
El presunto narcotraficante se encontraba preso en el penal del Altiplano, en el Estado de México.
Las autoridades dijeron que López Astudillo ordenó la “desaparición” de los normalistas.
“Nunca los van a encontrar, los hicimos polvo y los tiramos al agua”, escribió “El Cabo Gil” a su jefe Sidronio Casarrubias Salgado, uno de los líderes del cártel “Guerreros Unidos”.
El subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, advirtió que la liberación de “El Cabo Gil” sienta un precedente grave, que podrían dejar en libertad a 50 implicados más.
Informó que por instrucciones del Ejecutivo abrirán un proceso de investigación en contra de jueces, ministerios públicos y los responsables de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) encargados del caso.
Encinas Rodríguez no descartó que la indagatoria llegue hasta el ex titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, así como a Tomás Zerón, encargado de la investigación de la desaparición de los normalistas.
El subsecretario de Derechos Humanos, que estuvo en la “mañanera” consideró que la excarcelación de “El Cabo Gil” muestra las fallas del sistema judicial.
Dijo que es “indignante” que los jueces tomen este tipo de decisiones y aseveró que se estudiará la determinación.
Los partidos políticos
Los partidos políticos quedaron en calidad de moribundos, tras las elecciones presidenciales del 2018.
El Partido Acción Nacional (PAN) sigue errático con un dirigente que no le encuentra la cuadratura al círculo. Quizás se trate de uno de los presidentes del blanquiazul más grises u opacos.
Sin ideología, ni principios, sus quejas no alcanzan a presentar un contrapeso real al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Es Marko Cortés un dirigente que amenaza con resolver sus conflictos políticos en los tribunales internacionales, así se trate del molesto vuelo de una mosca.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que a duras penas subsiste, representa un contrapeso sin ninguna importancia en el quehacer político.
El nuevo líder tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” o “Amlito” anda tan perdido como su partido. Sus discursos antisistema son huecos y sin sentido.
El Partido de la Revolución Democrática sufrió una grave intromisión recientemente. Nos referimos a la presencia del ex priísta José Narro, quien busca seguir en la política, tras su renuncia al tricolor.
En la misma condición se encuentra la comunicadora Beatriz Pagés, que busca refugio con los perredistas. Se trata de otro cartucho quemado, que en nada ayudaría al recuperación del partido del sol azteca.
En Morena, el partido a vencer, el divisionismo se presenta como un fenómeno inevitable. La ambición y los intereses de los morenistas se intensificarán en los próximos meses.
Hasta noviembre se conocerá que le espera al partido guinda, pues para entonces ya tendrá un nuevo dirigente. O se sabrá si Yeidckol Polevnsky sigue de frente en el liderazgo.
Los otros aspirantes a dirigir Morena son Mario Delgado, Bertha Luján y Alejandro Rojas Díaz Durán.
Los candidatos tienen a sus respectivos padrinos que librarán una guerra de cuyos resultados esteremos muy pendientes.