La 4T se transformó en la cuarta Ley de Murphy
Francisco Rodríguez martes 3, Sep 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Sucedió lo esperado, desafortunadamente. La cuarta Ley de Murphy sustituyó a la Cuarta Transformación. Pero la culpa no ha sido de los mensajeros, léase periodistas críticos, sino de los operadores y de todos aquéllos teóricos empoderados que nunca pudieron explicar las rutas y los modos para superar la abulia en la que había caído el nuevo régimen.
Sí algo puede salir mal, saldrá peor, y después de corregirlo, el ciclo se repetirá de manera infinita y con consecuencias cada vez más severas, es en términos sencillos la amenaza real de la famosa cuarta ley de Murphy que ha demostrado la infalibilidad del desastre. En México ha resultado certera desde que tenemos memoria. Hoy no es la excepción.
Los últimos días serán recordados como los que marcaron el cambio de ritmo y de rumbo del aparato gubernamental. Desde la cúspide se tomó la decisión de corregir lo que según ellos iba muy mal, para que pueda ir peor. El Estado abdicó en temas sensibles que significaban el parteaguas del nuevo régimen.
Ante un panorama de desolación en términos de crecimiento económico, seguridad pública, salud, educación, obras del sector público, inversiones, vivienda, falta de empleo, desatinos en la justicia y en la impericia de los operadores estrella de la Cuarta Transformación, se ha reculado hacia destinos poco imaginables. Triunfó la costumbre.
Se echó para atrás la posibilidad del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, esperando una nueva consulta popular que le otorgue la luz verde a la construcción del faraónico de Texcoco, dejando la obra y la administración en manos del grupo que deba hacerlo con sus recursos. Y ese grupo no es otro que el tradicional que puso al Estado contra las cuerdas. La familia Slim-Salinas, de plácemes.
Además, por si lo anterior fuera poco, se dejaron en manos de ese grupo de corporativos insaciables las mil seiscientas obras de infraestructura detenidas, para que con su comprobada experiencia den al traste con la rectoría estatal y sean ellos los que repartan el bacalao en materia de empleo y circulante monetario. Un billón de pesos iniciales, al servicio de los de siempre. El Estado, bien gracias.
Tampoco es poca cosa que se deje en manos de ese grupo la administración on line de todos los indicadores económicos y macroeconómicos que de hoy en adelante se construirán artificiosamente para demostrar palpablemente que todo va bien, y puede ir mejor. Que el deseo del cambio fue una simple jugarreta del destino.
De inmediato subirán las cotizaciones en la Bolsa de Valores del rancho grande, pues la confianza retornará al cotarro. Esta recuperación fantástica impactará en el nuevo valor del peso frente al dólar, los índices de consumo, los niveles de empleo a velocidad turbo, la aceptación al noventa por ciento del aparente caudillo, la confianza del mercado y de los inversionistas, y los estándares de gobernabilidad general.
Todo tan sencillo como eso. Y es que los adversarios ya podrán sentirse aliviados, las persecuciones anunciadas serán pospuestas, las consultas populares para que el pueblo determinara juzgar a ex presidentes y delincuentes de graves delitos contra la nación serán cosa del pasado por aquello de que, ejem, usted sabe, es mejor perdón y olvido que justicia a secas.
Todos calladitos, para vernos más bonitos. Se acabaron los tiempos de las reyertas, los términos de las disputas por el poder, las amenazas reivindicadoras de la Cuarta Transformación, los gritos y sombrerazos desde “las mañaneras” y desde los templetes de las giras provincianas para deturpar lo establecido y lo injusto.
Todos a participar en el banquete de la reconciliación nacional. Así de fácil. Ha regresado el sistema de siempre y hagan ustedes de cuenta que aquí no ha pasado nada. Todos estábamos bien y vamos a estar mejor. Los números hablan y si no son manejados por los expertos que ponen nerviosos a los mercados financieros, mucho mejor.
Pero mucho cuidado con la Cuarta Ley de Murphy. Ésa es implacable. Lo que empieza mal, siempre saldrá peor. Y a este paso podría ser reformada por el Congreso para quedar como Ley de Finagle: Algo que pueda ir mal, irá mal en el peor momento posible. Y es que en el camino se quedaron saldos y rezagos, tribunos incendiarios de Morena que ya se reeligieron en sus cargos, millones de mexicanos que perdieron el ánimo de luchar…
… por un mejor país, banderas y consignas de fondo que ya no serán enarboladas, pues el Estado abdicó, simple y sencillamente abjuró de sus elementales mandatos populares. El voto masivo del primero de julio ha servido para legitimar la voracidad de los adversarios. En una semana se dio el golpe de timón que creíamos iba a venir de otro lugar.
Lo que es realmente admonitorio: el sueño dorado de Vicente Fox se hizo realidad: instaurar el gobierno digital. Desde ahora no sólo la administración de los índices políticos y económicos se decidirán digitalmente, sino la orientación general del programa y de las intenciones ideológicas. Todos a vivir en Jauja, lo ordena la Cuarta Transformación .
Queriendo llegar al país justo, hemos regresado a algún lugar al que nadie daba un ápice por volver. Presumiendo retornar de todos lados, hemos confirmado que nunca salimos de donde estábamos. Que si estábamos mal, hoy que dicen estamos bien, podemos estar peor.
No sabemos lo que nos pasa. Lo único que sabemos es que no sabemos lo que nos pasa. Pero desde hoy debemos estar listos para darle la bienvenida a la policía cibernética de Telcel, la misma que operaba desde Pabellón del Valle al mando de Ernesto Canto, ese homónimo del marchista, empleado de Slim y del big brother de ese abarrote.
Desde hoy debemos cancelar para siempre la lucha callejera de las protestas sociales por las injusticias, desde hoy sabemos que lo peorcito, más lo acumulado de los regímenes neoliberales está tomando el café en la sala de nuestras casas.
Desde hoy debemos aceptar con resignación que lo que esperábamos no era un cisne negro de las tareas y los retos inconclusos, sino el retorno del famoso pato criollo, aquél que a cada pisada, una cagada. Desde hoy volvemos a ser el deturpado “territorio Telcel”, esa maravilla de la conjura que nunca se fue, que allí está.
Desde hoy podemos saber que los que se oponían triunfaron. Que era cierta la preocupación social sobre los que tenían amenazado al titular del sistema, el que había jurado sobre la Constitución el compromiso de arrasar con la miseria, la insensatez y el desastre anunciado. Están de regreso para ver hasta cuándo aguantamos.
Desde hoy, a guardar las pancartas, las mantas, los micrófonos y las angustias. Deberemos sentarnos frente al televisor en espera de mejores noticias. Al fin y al cabo, los indicadores y encuestas dirán que somos muy felices y que todo ha sido arreglado en los mejores términos para este país con cien millones de desesperados.
Carlos Slim se fue a los cuernos de la luna. Sólo debemos esperar un frente amplio de partidos comparsa para ceñirle la banda presidencial, desde luego si él quiere. Volveremos a ser el país de un solo hombre. Todos los paniaguados están de acuerdo.
México ya no va a ningún lado. Sólo regresó al hoyo de donde creíamos que había salido. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Dos posiciones, dos. La primera del presidente AMLO: “No quiero que se entienda como un acto de prepotencia, nuestros adversarios están moralmente derrotados”. La segunda, del líder senatorial Ricardo Monreal: “No hay que pensar que la oposición está derrotada, nunca hay que apostar a eso, yo creo que no hay derrotas para siempre ni triunfos permanentes, hay que hacer bien las cosas para que no retorne el viejo esquema… no están derrotadas totalmente”. + + + Por cierto que el affaire Batres – Monreal concluyó al estilo AMLO: los asuntos se resuelven por el principio juarista: nada por la fuerza, todo por la razón y el Derecho. Y así, con 110 votos de los senadores de casi todas las corrientes políticas representadas en la Cámara alta, la senadora Mónica Fernández Balboa se convirtió en la presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República para encabezar los trabajos del primer periodo de sesiones del segundo año de labores de la LXIV Legislatura.
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