Las comisiones de gobierno
¬ José Antonio López Sosa viernes 18, Feb 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En un sistema democrático y representativo los gobernantes necesariamente trabajan en comisiones de gobierno, es decir, durante períodos determinados que bajo cierto orden, pueden refrendarse uno o varios períodos más.
El hecho es que cuando se rompe el punto de la comisión de gobierno, cuando el gobernante deja de ser comisionado de la gente para ocupar un puesto público y pasa a ser el dueño del mismo, los problemas empiezan y se rompe el objetivo de un gobierno democrático y de la gente.
Hay miles de argumentos por los que un político justifique su larga estancia en un puesto de elección popular, sin embargo ninguno puede obedecer a un principio democrático, ¿qué no hay nadie que sustituya ese liderazgo?, ¿se trata de una especie de mesías?, ¿por qué no hay oportunidad para nuevos valores políticos?
Este problema está presente en muchos países del mundo, algunos les llaman dictaduras, otros les llaman democracias (evidentemente simuladas) pero todos los individuos en cuestión dicen ser representantes de la gente y buscar lo mejor para sus pueblos.
El gobierno no debe dejar de ser eso, una comisión, un tiempo determinado donde se puede trabajar bien o mal, donde la gente puede premiar con una reelección o castigar con un voto en contra pero siempre con límites establecidos, si un gobernante se perpetra ello se convierte en cualquier cosa menos en una democracia participativa. Creer que un hombre es el pilar de un sistema lo convierte les guste o no, en una tiranía.
Ahora bien, no sólo me refiero a presidentes (que hay muchos), ello ocurre en cualquier órgano de representación popular, en México tenemos el caso de los sindicatos, donde este mismo mal se reproduce a un nivel menor cuyas consecuencias para los agremiados son igual de fatales.
Simular con elecciones que el pueblo desea a un representante popular eternamente en el poder es deleznable, adueñarse de un coto de poder resulta un factor patológico en una persona, sea cual sea. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, comprobado está y no hay argumento válido para pretender hacer creer que una democracia subsiste con liderazgos eternos cuyos objetivos distan mucho de una democracia.
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