Galería de los “pinochos”
Freddy Sánchez martes 27, Ago 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Para Andrés Manuel y su gobierno, con un alto índice de aprobación social hasta el momento, comenzó la cuenta regresiva la semana pasada.
Él mismo lo anunció públicamente, al declarar que no culpará más a sus antecesores de lo que suceda en el país de ahora en adelante.
La responsabilidad será exclusivamente suya, y sólo se referirá a los que estuvieron antes en el cargo, si fuera indispensable para defenderse, porque “no somos iguales”, repitió una vez más.
Así que Andrés Manuel y sólo él, (por su propio aserto), se constituye como único responsable de cuanto acontezca para bien o para mal de la nación, por el tiempo que falta para el cumplimiento de su periodo sexenal.
De tal suerte que “como hombrecito”, Andrés Manuel “se puso de pechito” ante sus críticos, en especial después de haber declarado que “el Presidente sabe todo lo que pasa”.
Y aunque la historia suele acreditar que no siempre los presidentes son los hombres mejor informados, el actual jefe del ejecutivo con mucho arrojo o abriendo un blanco para su propio riesgo, (según se quiera ver), resolvió hacerse responsable de ese extraordinario compromiso.
Lo que seguramente sus adversarios políticos se encargarán de recordarle en caso de suceder y no ser oportuna y puntualmente penalizado algún futuro acto de escabrosa corrupción en su gobierno.
En todo lo que venga entonces, el gobierno en turno y no sus antecesores, se ganará el reconocimiento y el aplauso de la mayoría o una sonora rechifla social, según los resultados que salten a la vista.
En ese aspecto, es menester afirmar que lo indispensable para calificar aprobatoriamente a este gobierno, amerita una reducción contundente en los índices de la criminalidad, que no sólo se plasme en estadísticas, sino que se palpe en el sentir ciudadano.
Además, naturalmente, de proceder al más eficaz y notable desmantelamiento de los grandes grupos criminales, en vez de aletargar mínimamente el poder expansivo y demoledor del crimen organizado.
Esto último en casi nada sirvió a la nación, puesto que no se ha podido sentar un precedente para la recuperación de la armonía social con el resurgimiento de la inseguridad y de la paz dentro y fuera de los hogares, a causa de acciones oficiales carentes de inteligencia, eficiencia y contundencia justo en donde realmente “les duela” a las grandes corporaciones del delito.
Y por lo que se refiere al bienestar familiar, será de fundamental importancia que se haga sentir una mejoría económica con medidas que favorezcan a la gente de medianos y menores ingresos, influyendo en los ricos para que compartan sus ganancias y no sólo sigan pensando en acumular riquezas.
Nunca más primero los pobres, en cuanto a aquello de que se amuelen y mientras tanto los adinerados con nuevos compinches gubernamentales prosiguen enriqueciéndose a sus anchas sin el menor espíritu solidario con la colectividad.
Para ese fin, habrá que mejorar el paso de la política de austeridad.
Por un lado, consiguiendo sin demora el abaratamiento del costo operativo del aparato burocrático al poner en cero los privilegios inmerecidos, que el pueblo no tiene por qué pagar y menos cuando hacen falta mejores servicios públicos, lo que hace necesario eliminar el derroche en todas sus expresiones, pero sin que en las prácticas del ahorro institucional, haya una funesta contraparte que lamentar.
O sea la de provocar deficiencias burocráticas por apresurados y mal planeados recortes presupuestales, en donde más bien hace falta gastar lo necesario para atender los más ingentes servicios públicos.
Lo que desde ahora y hasta el final del sexenio, será parte fundamental de la responsabilidad que decidió asumir, el Presidente de México.
Ya veremos pues, si a Andrés Manuel se le levanta un monumento o su recuerdo pasará a la historia más con pena que gloria como es el caso de aquellos que figuran en la que podríamos bautizar como la galería de los pinochos.