El marxismo
¬ Mauro Benites G. miércoles 21, Ago 2019Municiones
Mauro Benites G.
Carlos Marx tomó de distintos pensadores todos los elementos de su fementida doctrina: de Hegel, la visión, totalmente falsa, de la dialéctica (la famosa tríada de tesis, antítesis y síntesis no se da en la naturaleza, por lo tanto, es falsa de toda falsedad).
En lugar de aspirar a la perfección culminante en el Estado alemán, como Hegel, Marx, presentó la lucha de clases como la manifestación de la tríada y el triunfo del proletariado y la desaparición del Estado como consecuencia natural. Su negación de Dios fue la ley de Feuerbach del salario de Ricardo. En el Manifiesto Comunista rinde el más exaltado homenaje a la burguesía, y si tuvo aceptación, no fue por su sabiduría, sino por su estilo literario “Un fantasma recorre”.
Marx, que pasó la parte productiva de su vida en el Museo Británico, su biblioteca nunca estuvo en una fábrica, jamás toleró a un obrero, para no hablar de su desprecio total por los campesinos. Según su profecía, los capitalistas serían cada vez menos, ya que los grandes irían absorbiendo, o destruyendo a los chicos, mientras que el proletariado haría una conciencia de clase, al ser más numeroso y malvivir en cada fábrica, cada vez más grande. Tenía el judío alemán un increíble desprecio por los trabajadores, ya que nunca pudo imaginar que los sindicatos lograrían conquistas, reducción de horas de trabajo, mejorías en las viviendas, atención médica, todo eso que ahora conocemos como “seguridad social”, la respuesta del capital a la profecía tan lamentablemente desprestigiada.
En los países industrializados era donde debía triunfar el marxismo, si para algo servía en esos países, hoy en Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Bélgica los obreros llevan hoy vidas de pequeños burgueses, con casa propia, automóviles, todos los aparatos eléctricos y electrónicos que hacen más cómoda la vida. Eso se debe a la lucha de los sindicatos, llegándose al colmo del anti o contra marxismo en el Japón, que es en realidad una sociedad anónima productora, donde los gobiernos son los gerentes de la enorme y muy eficiente fábrica que son todas las islas que formaban Japón. Vaya usted a hablarle de lucha de clases a trabajadores que son obligados a salir de las fábricas, porque quieren seguir trabajando, y que muchos de ellos llevan por apellido el nombre de la empresa para la que trabajan.
El marxismo pasa, pues, a la historia como una utopía más, y no la más inteligente, por cierto. El principio de la economía, de la economía clásica de Adam Smith, la libertad de comercio, de mercado, manda en el mundo actual y los países quedaran retrasados tanto como se tarden en comprenderlo y en tomar las medidas necesarias para establecer el sistema que los inserte en la globalización. Lo demás es fanatismo derrotado, actitud rígida, fracaso no aceptado.