Otra vez Oaxaca
¬ Augusto Corro jueves 17, Feb 2011Punto por Punto
Augusto Corro
Mala memoria e insensibilidad política convirtieron a Oaxaca, otra vez, en un polvorín. Fuerza pública, maestros, universitarios y sociedad se enfrentaron violentamente en el centro de la ciudad. El saldo: 20 heridos, entre ellos tres periodistas y ocho policías. Dos mentores resultaron con heridas graves. El motivo: rechazo a la presencia de Felipe Calderón Hinojosa en aquella entidad, y a su decreto de deducción de impuestos en el pago de las colegiaturas en escuelas privadas.
Estos hechos inauguran el gobierno aliancista de Gabino Cué Monteagudo, que desde el día que asumió el poder, manifestó una tibieza e inacción contra Ulises Ruiz Ortiz, quien tiene cuentas pendientes con la justicia y el pueblo oaxaqueño. El nuevo gobernador, a pesar de conocer a la sociedad de aquel estado, extrañamente derivó su conducta a acciones pasivas, lejos de las exigencias que plantean sus gobernados.
La batalla campal efectuada anteayer en el área del palacio de gobierno, donde se efectuaba una ceremonia presidida por FCH, estaba más que anunciada. En primer lugar, porque la gubernatura de Ulises Ruiz estuvo apoyada por los gobiernos panistas, que permitieron que el sátrapa se mantuviera en el poder, en medio de persecuciones, represiones y muerte contra sus impugnadores o enemigos políticos. Ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón intentaron remover de su cargo al dictadorzuelo que, ahora, debe estar feliz, porque con él o sin él la violencia sigue vigente.
Ulises Ruiz estuvo seis años en el poder, los mismos que marcaron un gobierno sin derechos humanos, en el que los indígenas fueron asesinados por los paramilitares en San Juan Copala, porque optaron por un municipio autónomo, en el marco de los usos y costumbres. La etnia triqui fue diezmada sin contemplación alguna. ¿Y los asesinos? Cué Monteagudo se olvidó de esos crímenes, que alcanzaron resonancia mundial, porque también fueron victimados activistas de los derechos humanos.
En la memoria de los oaxaqueños siguen presentes los enfrentamientos aquellos, en la que supremacía de la fuerza pública, específicamente de la policía federal, que arremetía contra los manifestantes, quienes eran privados de su libertad y enviados a cárceles de otros estados, con el interés de alejarlos del foco de inconformidad. Los dirigentes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), entre otros, pueden hablar ampliamente de esa experiencia amarga e inhumana.
Con todos esos ingredientes, y otros que faltan citar, como la muerte del periodista estadounidense, Brad Will, quien murió en una barricada y cuyo expediente fue enviado al archivo, al olvido. ¿Nadie intentará hacerle justicia? ¿Es la política de Cué Monteagudo aquella de borrón y cuenta nueva?
Sin lugar a dudas, Cué Monteagudo tiene problemas para gobernar, porque su gabinete, resultado de su triunfo aliancista, tiene funcionarios de todos los colores y sabores, pues se encuentra integrado por políticos de Convergencia, del PAN y del PRD chuchista. La secretaria general de Gobierno, Irma Piñeiro, es incondicional de la todopoderosa maestra Elba Esther Gordillo. Así, la carreta del poder va dando tumbos. Se trata de una Torre de Babel, donde cada quien habla su propio idioma. ¿Es el costo de las alianzas?
Por otra parte, quedó visto que los sistemas de inteligencia no se les dan a las autoridades mexicanas. ¿Cómo es posible que el Estado Mayor Presidencial no supiera de la animadversión de los maestros a las autoridades federales, debido a la represión recurrente de que son objeto? ¿Los espías no saben que en Oaxaca, el resentimiento de la sociedad contra el gobierno federal sigue latente?
La insensibilidad política pudo más que la cordura, la inteligencia y la prudencia juntas. Las policías, autómatas al fin y al cabo, sólo actúan si les ordenan. En general, la fuerza pública reparte macanazos si se lo ordenan y se lucen como ocurre cada vez que reprimen a inconformes en Oaxaca. ¿Qué tan cerrados de la mente se encuentran los funcionarios oaxaqueños que no usan el diálogo para resolver los conflictos?
Los errores de los políticos tienen nuevamente a Oaxaca en el ojo del huracán. La experiencia de acontecimientos anteriores no le sirvió a Cué Monteagudo y a su gabinete multicolor. En el momento de redactar estas líneas estaba el anuncio sobre un paro de actividades del magisterio oaxaqueño que se agrupa en la aguerrida Sección 22 del SNTE. Miles de maestros no irán a impartir clases y millones de niños resultarán afectados. ¿Había necesidad de llegar a los extremos?
En fin, de acuerdo con los hechos registrados en la capital oaxaqueña, entre otras reflexiones se presenta la funcionalidad de las alianzas partidistas que se encuentran de moda y que le dieron triunfos a panistas-perredistas o perredistas-panistas o priístas-perredistas. Una completa revoltura. Mezcolanza sin doctrina en la que será difícil encontrar a los responsables del mal gobierno. Es el caso de Oaxaca: Cué Monteagudo es el gobernante, el responsable; pero los manifestantes agraviados piden la cabeza de la secretaria general de Gobierno, Irma Piñeiro, aliada de la dueña del SNTE.
A las lecciones de hechos anteriores se suma ahora la experiencia aliancista que no es garantía de armonía y paz. ¿Qué doctrina política predominará en el gobierno oaxaqueño? Los tiempos no se prestan para que los políticos continúen con sus experimentos que, está visto, a nada bueno conducen. En Oaxaca no había de una coalición. Bastaba con un gobernante comprometido en atender las necesidades, las urgencias, de una sociedad que demanda justicia.
Cué Monteagudo conoce a fondo la problemática del estado oaxaqueño. Recorrió, junto con Andrés Manuel López Obrador, los municipios de aquella entidad. ¿No le sirvió de algo su contacto con la realidad? Algo extraño le ocurrió al nuevo gobernador de Oaxaca que no sabe distinguir entre armonía, paz y violencia. Se trata, pues, de un mal comienzo de gobierno amparado en coaliciones que únicamente ambicionan el poder, negadas totalmente a la sensibilidad política.