Etapa vergonzosa
¬ Salvador Estrada martes 20, Ago 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
El Partido Revolucionario Institucional entra en una etapa decisiva en su vida o se renueva o…queda lisiado, por su edad, y tendrá que sufrir y hacer muchos esfuerzos para caminar, para moverse en el mundo político electoral y convertirse en un partido de oposición y lograr la unidad de sus agremiados.
En el siglo pasado el PRI tenía seguidores, simpatizantes y afiliados en todo el país, pero desde que perdió la presidencia con el panista Vicente Fox, empezó su deterioro y se agravó cuando el Partido Acción Nacional volvió a ganar las elecciones y Felipe Calderón sube al poder presidencial.
Sus afiliados y seguidores no eran “revolucionarios ni institucionales, sino oportunistas, con el afán de lograr colocarse en alguna secretaría de Estado, en un puesto bien remunerado y empezar a ser carrera política o iniciarse en negocios muy lucrativos.
El PRI no era un partido político, que como tal tendría que exigir a sus candidatos triunfadores, la aplicación de sus programas sociales para beneficio del país. Pero no era así. El partido era “bolsa de trabajo” a la cual acudían” los cuates, los amigos de los amigos, los recomendados y los familiares en busca del “hueso”, puesto de trabajo que les permitiría “enriquecerse en seis años”.
Era la “dictablanda”, como lo calificó el escritor Mario Vargas Llosa, en donde el Presidente de la República, era el “gran Tlatoani”, el que hacía y deshacía a su voluntad y a la que se sometían los miembros de su gabinete y quien “se brincara las trancas” entregaba su renuncia “por motivos de salud”.
La clase política estaba enfadada porque el PRI había perdido por segunda ocasión las elecciones presidenciales y no se podían entender con el PAN porque eran “mochos y “no soltaban prenda”. Y presumían: “el PRI no daba, pero te ponía “donde hay”.
Gracias a una campaña económica-política” el PRI volvió al poder y con Enrique Peña Nieto “sus amigos” recuperaron sus prebendas, pero esa administración “salió muy mal librada” y lo que se pensaba que en ese gobierno sería el regreso a la “dictablanda” se volvió “el principio del fin”.
Alejandro Moreno, gobernador de Campeche con licencia, ganó las elecciones para la presidencia del PRI, y como los priístas, entre ellos mismos “hicieron trampa” la candidata perdedora, Ivonne Ortega, renunció a su militancia de 29 años, tras señalar que “el proceso interno en el partido fue uno de los más vergonzosos”.
La ex gobernadora de Yucatán en su carta renuncia, “échele ojo” expresa:…”Durante la jornada electiva, vivimos uno de los episodios más vergonzosos del PRI y de los que se puedan recordar en el país, no queda duda de que se utilizaron las más viejas y perniciosas prácticas que han marcado negativamente al partido las que le han ameritado humillantes calificativos y el rechazo de los ciudadanos que, es bien sabido, le dieron la espalda en las recientes elecciones”.
Entre los que renunciaron a tiempo de vivir esa etapa “vergonzosa” están el ex rector de la UNAM, José Narro, y la periodista Beatriz Pagés y se esperan más renuncias.