Si se puede escapar, hágalo
¬ Sócrates A. Campos Lemus lunes 19, Ago 2019¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
«EN ESTA CÁRCEL MALDITA, DONDE REINA LA TRISTEZA, NO SE CASTIGA EL DELITO, SE CASTIGA LA POBREZA» , celda 8 de la crujía H, en la cárcel de Lecumberri en 1968.
Y uno recibía el famoso uniforme, en aquellos tiempos azul, con chamarrita y gorra tipo conscripto y los chales y los yotes, los jefes de crujía, presos que controlan presos, los explotan, los insultan, los agreden, eran los que llegaban y daban a algunos, a los que no podían pagar por las fajinas, la escoba, el trapeador o el ladrillo para limpiar de cabo a rabo toda la crujía, ahí estaba en la H, una pequeña tienda que regenteaba un español de origen, acusado de narcotráfico y el “yote” o jefe de la crujía, era el hermano de unos empresarios del Estado de México que ahora cuentan con grandes y eficientes medios de comunicación, amigos personales del maestro Hank González, éste tenía una celda y ahí se refugiaba y para pasar el tiempo armaba grandes barcos de plástico, a los que pintaba y arreglaba con una gran paciencia, poco hablaba de sus casos y cosas, era atento y, cuando menos, no permitía que sus ayudantes agredieran, decía para no causar problemas políticos a la dirección, ya que estábamos entre presos comunes y algunos presos políticos, el español, vendía caro los cafés de nescafé y crema y hablaba mucho, pero lo que se me quedó es que le gustaba la poesía y decía que él, quería, solamente poner en su tumba: «Todito te lo consiento, menos faltarle a mi madre» y se le salían las lágrimas cuando esto platicaba, no sé la razón, pero así son las cosas en la prisión, sin razones y confusiones se van pasando los días.
Ahora, creo, algo han cambiado las cosas en las prisiones, claro que los abusos y los cobros y las raterías y las drogas o las amenazas para usar a los presos viejos en contra de los que llegan, no faltan, por más que lo nieguen, todo cuesta, la llamada, el refresco, el cigarro, el chupe, la pasta, el churro, la tecata, el salir de un lado al otro, el baño, la comodidad de estar en una celda con pocos presos, el que dejen pasar las viandas o te entreguen los medicamentos, el que no te mantengan en zonas peligrosas donde nadie respeta a nadie y así, seguramente, Rosario, suspirará por aquellos tiempos de lujos y de aviones, de viajes a Cuba, de amores tórridos, de juntas y de grillas, de comilonas en restaurantes con gente importante que ahora le darán la espalda y la negarán, se angustiará cuando vea que no hay dinero, que se sufre para llevarle algo, que las noticias son volátiles y nada seguras, que nadie sabe nada ni el abogado ni el juez ni el cancerbero, porque se alega que en todo caso por las condiciones en que se provoca la detención, se está ante un asunto político que no se había visto antes, porque anteriormente todo se solapaba y se dejaba el robo y el saqueo y la corrupción para que los políticos se enriquecieran y continuaran en la «carrera política», ahora, está al lado de la “Mataviejitas, de la señora del colegio donde murieron niños y maestros en el temblor, cerca de la sicario que tuvo el encargo de eliminar a los israelitas, en fin, tendrá que escuchar sus versiones y, cosa rara, todas dirán que son inocentes, que pagan por algo que no saben y que, seguro, alguien de fuera les tiene tirria y mala madre; a lo mejor por las noches, doña Rosario, recordará las veces que lastimó a algunos que hoy le cobran las ofensas, recordará en el silencio y en la angustia y la soledad lo que dijo, lo que negó, los favores que pensó hacía con la esperanza de que algún día le pagaran, las transas, las instrucciones del jefe de jefes, las discusiones con el vicevirrey y con los grillos que no le tenían confianza por venir de los del ala «comunista», a pesar de que el jefe le tenga consideraciones, de la vigilancia de los que ahora eran sus opositores y anteriormente eran sus camaradas, a los que abandonó, ella sabrá las razones y los tiempos, a lo mejor, le dañaron demasiado el corazón, le lastimaron el ego, al darse cuenta de que el padrote solamente la usaba para alcanzar negocios y hacer sus raterías y no la quería de verdad, como le decía en las intimidades y, eso, duele y no se cura fácilmente.
Los días de la oposición, de la marginación, del rechazo de sus camaradas al verse descubiertos y atrapados por el engaño de aquel padrote argentino que todo lo grababa, eso no tiene explicación, todo se enfocó a lastimar, al final de todo, tratando de destruir al hoy todopoderoso, y así, al tiempo, salen las verdades.
También salen las pasiones de los que no tienen el valor de saber perdonar y en ese ínter la buscaron los de la oposición, le dieron la fuerza y la encumbraron, llegó de la mano con Peña, fuerte y grande, como secretaria de Estado, y así, pues fácilmente manipulable, todo lo obedecía, todo lo que le ordenaban se hacía, todos los recursos se fueron canalizando, nadie sabe a dónde, pero dejaron los rastros y los miles de millones dentro de los canales de la mierda y, apostando, ahora, afloran en los juicios y ella, seguramente se dará cuenta que también la usaron, la usó el padrote para golpear a sus camaradas y ahora la usan los que la apapacharon para ocultar sus golpes y sus rastros y, ella, es la “pagana”, la destruida por el momento, la marginada por todos los que no entienden esos instantes y esos tiempos y, ella, formada con sus ideas que dejó por ahí colgadas, ahora, seguro, solo es lo que la mantendrá en la lucha y con vida, si no es que la derrotan y la matan…ojalá no, porque hay mucho que aclarar y mucho por avanzar en este tramo, cuando menos, el golpe, ayudó a su viejo camarada a darle mayor credibilidad y confianza con el «sabio pueblo» con el que se compensa sus días y sus esfuerzos…mientras tanto, los días pasan, lentamente, como todo en la cárcel. Abogado: ¿cómo va mi caso? Pues bien Rosario, bien, pero sería bueno pensar en que si puede escapar, lo haga…