“El día que el payaso lloró”: Jerry Lewis
Opinión lunes 19, Ago 2019De la carpa a las letras
Arturo Arellano
¿Qué es lo más difícil a lo que debe enfrentarse alguien dedicado al humor?, ¿cuál es el principal reto para un payaso?, preguntas recurrentes en el gremio del arte de la risa, y generalmente la respuesta es muy parecida: “Ir a dar función cuando no se tiene el humor para hacerlo”. Y es que hay bastante lógica en ello. ¿Cómo hacer reír al público, cuando uno mismo no tiene esa capacidad? Bueno, pues las grandes estrellas de la comedia en el mundo se han visto cara a cara con este gran reto, que de ser vencido, te convierte en una leyenda, un verdadero maestro, un PAYASO con letras mayúsculas, a veces muy conocido, muchas otras no tanto y a veces simplemente desaparecido, pero siempre marcado con letras de oro en el libro no escrito de los más grandes hacedores de sonrisas.
Jerry Lewis, por ejemplo, protagonizó “El día que el payaso lloró” (“The Day The Clown Cried”), cinta en la que encarna a un payaso que alegra a los niños judíos de camino a las cámaras de gas, donde serían asesinados, una historia fuerte, crítica y contundente, pero que desafortunadamente jamás fue vista. ¿La razón?, el propio Lewis que decidió sepultar la película, argumentando que era mala, que no debía ser exhibida.
Durante el Festival de Cannes del 2013, Lewis en rueda de prensa habló de “The Day The Clown Cried”, afirmando que “No me gusta hablar de ella, y espero que se quede allí, en el baúl: era mala. La escribí, la dirigí y era mala, porque perdí la magia. Y espero que nadie la recupere. El artista debe tener la posibilidad de tomar esas decisiones”. Pero la razón verdadera de no haberla mostrado, quizá nadie la conozca, en teoría es un texto extraordinario, inspirado en un guión escrito por Joan O’Brien y Charles Denton, una década antes, mismo que capturó la atención de Lewis al grado de que hizo todo lo posible por filmarla, pero ¿por qué decide finalmente no exhibirla?…
Tal vez nunca lo sabremos, se podría apuntar a una depresión del actor, ya que él mismo apuntó “He perdido la magia” y dada su percepción nos privó de lo que pudo haber sido su obra maestra en el drama, su “Gran Dictador” de Charlie Chaplin… o tal vez no, tal vez se comprobaría que era una película mala, pero al menos lo sabríamos.
El protagonista de esta historia lleva por nombre Helmut Doork (Jerry Lewis), es un payaso arrestado por la Gestapo por reírse del Führer. Enviado a un campo de concentración, empieza a alegrar la vida de los presos, hasta que los nazis lo confinan en solitario. No obstante, sus carceleros descubren que pueden utilizar su talento para llevar engañados a los niños judíos en su traslado a Auschwitz y en su entrada a las cámaras de gas. Doork, para salvar su vida, acompaña a esos niños. El guión acaba con los niños abrazando al payaso, preguntándole “¿A dónde vamos, Helmut?”, y con Doork actuando; entonces cantando y riendo entran todos, incluido él, en la cámara de gas, se cierran las puertas.
Quedaba una sola copia de la película, la tenía él y no se la enseñaba ni a sus hijos, pero más tarde y muy afortunadamente “Los Ángeles Times” anunció que la película ha sido donada a la Biblioteca del Congreso y poco después “The New York Post” confirmó que el destino final de la cinta es el Library’s Packard Campus for Audio Visual Conservation, en Culpeper (Virginia), donde tienen permiso de Jerry Lewis para empezar a proyectarla a partir de junio del 2024.