Crecen los problemas y AMLO se ve empequeñecido
Francisco Rodríguez jueves 15, Ago 2019Índice político
Francisco Rodríguez
A la memoria de doña María Zarco Burgos, mi abuela
Uno de los misterios mejor guardados del nuevo régimen es la Guardia Nacional. Su éxito sería concluyente, demostraría a propios y extraños que no fue sólo una reedición del anterior grupo peñanietista. Pero su fracaso sería el adiós a todas las ilusiones, el auténtico fin de un ciclo. El peor de los mundos posibles.
Un cuerpo armado, seleccionado y compactado entre elementos provenientes de fuerzas federales de tierra, mar y aire, vigila el territorio. Pero la operación de las bandas delincuenciales, organizadas y amateurs está desatada, sin freno. La población no tiene pa’ dónde hacerse.
Las desastrosas noticias sobre los grados de inversión, la confianza del consumidor, las tasas de interés del Banxico, la marcha de la economía y la ausencia de capitales, se suman a las de los ciudadanos de a pie, que no ven llegar una buena.
Pero ese no es el dato mayor. Las economías europeas y orientales están en recesión y otras en franco estancamiento. Para muchos llegar al 0.9% de crecimiento del producto nacional bruto sería un sueño guajiro. El problema en México es diametralmente diferente a datos económicos secos.
En las calles, no hay dinero, el circulante está seco, no hay empleo, el trabajo en oficinas de gobierno está fuera de la pelea, no hay atención a la salud, ni medicinas ni médicos, ni personal que atienda en los hospitales y, para colmo, no hay seguridad pública. ¿Será que el destino nos alcanzó?
Platicando con algunos jefes de sectores policíacos, éstos comentan. Que han recibido paquetes de guardias nacionales para que los refuercen durante los operativos. Al principio, es apantallante llevar atrás de las caravanas de prevención, camiones llenos de personal uniformado de la Guardia Nacional.
El uniforme impone. Pero cuando se trata de operar y disuadir o levantar unos borrachitos, la marrana tuerce el rabo. Los guardias nacionales se miran unos a otros y no hacen nada. Los jefes se preguntan si ésas fueron las instrucciones recibidas o, de plano, no saben de qué está hecha la materia a tratar.
Lo mismo pasó cuando trataron de involucrarlos en los vagones del Metro, tamaña necedad de Claudia Sheinbaum, que pudo haber provocado matanzas históricas, debido a la presencia de personal con armas largas esculcando a carteristas y ladrones de celulares.
Advertida, la “científica” Sheinbaum declaró que no habían ido para eso, sino para conocer las rutas de la Ciudad de México, toda vez que algunos venían de puntos alejados de la provincia. Como quiera que haya sido justificada esa inconsecuencia, quedó para los anales del ridículo y acabó por demostrar que no servía demasiado disfrazarlos de policías preventivos y bancarios, porque el casquete corto y “las caras de what?” los delataban.
A lo mejor, sirvieron para atestiguar el miedo y la impotencia de las autoridades establecidas de luchar contra el delito en medio de una ciudad desesperada y atosigada por la delincuencia. Otro consejo así de la seguridad nacional y tal vez no lo contamos.
Lo que es un hecho es que varios habitantes de la zona conurbada, en Tlalnepantla, Naucalpan, Ecatepec, Tecámac y Nezahualcóyotl, ya optaron mejor por abandonar sus casas y sus pertenencias, por miedo a una serie de bandas delincuenciales que no dan tregua en sus actividades, y autoridades que están realmente acojonadas.
En la Ciudad de México, la pavorosa Unión Tepito está posesionada de todo el territorio, después de haber eliminado adversarios del Centro Histórico que se rehusaron a pagarles el derecho de piso. Algo que ya en el país es usual, común y corriente, acomodado al tamaño de cada negocio y a la ubicación que el comercio tenga.
En el insufrible Valle de México las cosas están que arden. Nadie quiere enseñar dinero por miedo a que lo señalen. No hay compra, venta ni transacción que esté exenta de la presencia de las bandas. Todo mundo se cuida hasta de su sombra. Se juntan el hambre y la necesidad. Los datos económicos del extranjero son los que menos preocupan.
Lo que ya interesa es cómo sobrevivir en medio del abandono y la pobreza generalizada. Porque si en el Valle de México no existen las condiciones de salud, empleo, dinero, seguridad y requisitos mínimos para la supervivencia, entonces, ¿dónde los podrá haber?
Y conste que usted y yo estamos hablando de la mayor concentración metropolitana del país. De enorme tradición cultural, informada, de gran talante político, aguantadora hasta la pared de enfrente. Pero en todos lados, en todos los niveles económicos, la pregunta es la misma: ¿qué es realmente lo que está pasando?
Y es una pregunta muy difícil de responder, créame usted. Nadie les cree ya a aquellos cuentos chinos de las presiones económicas de afuera, los mandatos de Washington, los secretos de Juan Camaney, el presidente acotado, los grupos de presión locales inconformes con lo del mega aeropuerto de Texcoco, etc., etc.
La gente se pregunta qué hacen en la calle, en el Metro, en las caravanas de seguridad fallidas, un grupo de guardias nacionales que no son policías, ni soldados. Que no saben qué hacer. Que todavía nadie les ha dicho cuál es su función, si reprimir, disuadir o disolver. No quieren ver un puñado de cariacontecidos que se sumen a los demás.
Y se preguntan: ¿qué informará el Presidente dentro de 15 días? ¿La lucha contra el huachicol? ¿El fracaso frente a Romero Deschamps? ¿La débil acusación contra Rosario Robles, después de fincarle la desaparición de 6 mil millones de pesos? ¿Dejarla libre por errores garrafales de la Fiscalía, obediente del padrino Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano?
Y ¿qué pasó con aquella petición de los fiscales estadunidenses que dieron cien días de plazo para aprehender a Videgaray y a sus jefes, antes de tener la pena de venir por ellos? El plazo comenzó a correr el 15 de junio y se vence el 20 de septiembre. Y aquí, todos hacen como aquél que ve llover.
El Andrés Manuel López Obrador presidente, no es aquél echado p’adelante que todos conocimos al frente del GDF. Algo pasó. Da la impresión no sólo de estar absolutamente solo, sino de estar entre agotado y amenazado. Si así es, si fue advertido de un atentado, que nadie quisiera, la gente se pregunta: ¿de parte de quién?
Porque un hombre que tiene todo el poder y el aparato para hacer las cosas no puede estar retenido por poderes informales, más poderosos que un mandato constitucional de la Nación, sólo es cuestión de que ordene… y listo. No se la puede pasar congelando y descongelando cuentas. Para eso no lo elegimos.
Si no es así, ¿qué es lo que está pasando? ¿Quién o qué ha disminuido al titular del Ejecutivo federal?
¿Quién o qué cree usted?
Índice Flamígero: Muy independiente de ciertas decisiones erróneas y no pocas omisiones graves, el «efecto Baygón» que hoy sufre el primer mandatario tiene sus orígenes en las conferencia de prensa llamadas «mañaneras», en las cuales periodistas –y hasta no periodistas que por ahí se cuelan– se olvidan de que AMLO está investido de Presidente de la República, una figura, una institución a la que debe guardarse respeto, lo que a veces él mismo olvida.
www.indicepolitico.com
pacorodriguez@journalist.com
@pacorodriguez