Silencio o muerte
¬ Augusto Corro lunes 12, Ago 2019Punto por punto
Augusto Corro
Informar con la verdad coloca a los periodistas en condiciones de perder la vida. Alrededor de 150 comunicadores fueron asesinados desde el año dos mil a la fecha.
Instalaciones de periódicos o de los diferentes medios de comunicación también resultaron dañadas por actos intimidatorios de la delincuencia
La impunidad que gozan los asesinos estimula los ataques contra los periodistas.
En esa espiral de violencia e impunidad, México podría consolidarse como el país más mortal del mundo para los periodistas en 2019.
De acuerdo con las estadísticas de organizaciones internacionales, diez comunicadores fueron asesinados en el primer año de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los países que están detrás de México en materia de crímenes contra periodistas son Afganistán, con tres; y Paquistán y Somalia, con dos cada uno.
En México, en menos de un mes fueron ultimados los comunicadores: Jorge Ruiz Vázquez, Alberto Nava López y Rogelio Barragán.
Los comunicadores o sus medios que se oponen a las órdenes de los delincuentes se exponen a sufrir agresiones de toda clase.
En el norte del territorio nacional varios periódicos decidieron dar por terminadas sus actividades, debido a la amenaza de la delincuencia.
Por ejemplo, el periódico “El Monitor de Parral” dejó de circular pues sus instalaciones fueron atacadas con bombas molotov lanzadas por desconocidos.
Es seguro que nunca se sabrá quiénes son los agresores, como ocurrió en casi todos los asuntos donde los periodistas son las víctimas.
En cuanto se conoce la muerte de un comunicador, las oficinas de los derechos humanos nacionales e internacionales condenan la acción criminal.
Por cierto, ¿cuál es la participación de los caciques, los políticos, etc., en las muertes de los comunicadores?
Suponemos que muy importante, pero gracias a la impunidad, esos individuos poderosos nunca son presentados ante la justicia.
La inconformidad de Trump
El presidente Donald Trump amenazó con “descertificar” a México por incumplir sus compromisos internacionales contra el narcotráfico e incluirlo en una lista formada por Venezuela y Bolivia.
Además, identificó a 22 países, en su mayoría latinoamericanos y caribeños, como grandes productores o plataformas para el tráfico de drogas.
Dijo el mandatario: “Necesitamos que el gobierno de México intensifique sus esfuerzos para aumentar la erradicación de la amapola, las incautaciones, los procesos judiciales y la confiscación de bienes”.
¿Le asiste la razón al presidente estadounidense? Eso lo tendrá que responder el gobierno mexicano. Sin embargo no olvidar que el caprichoso magnate se encuentra en plena campaña electoral para continuar en el poder y que su política abusiva de amenazar y desprestigiar a todo mundo le resulta beneficiosa.
En el asunto del narcotráfico parece que Trump no analiza a fondo el grave problema del narcotráfico, en el que se encuentren inmersos México y Estados Unidos.
En nuestro país los cárteles de la droga se mantienen en la producción y venta de la cocaína, opio, mariguana, fentanilo, metanfetamina y otras.
En Estados Unidos se encuentra el mercado más grande del mundo de consumidores de drogas ilícitas.
A los narcotraficantes solo les basta cruzar la frontera para entregar sus productos tóxicos.
En México se libra una lucha contra delincuencia organizada desde hace varios sexenios sin resultados positivos para las autoridades.
Miles de personas murieron en los últimos años como consecuencia de las pugnas entre los cárteles de la droga y estos contra el gobierno.
Y en la situación actual no se ve cómo se va a erradicar ese problema.
¿Y qué ocurre en Estados Unidos en esta materia de drogadicción?
Pues el consumo de drogas se incrementó en los últimos años. Los drogadictos se la pasan bien. En algunos estados hasta les legalizaron el consumo recreativo de la mariguana.
Mientras en México se persigue a los narcos con su respectiva cuota de muertos, en EU los consumidores disfrutan sus diferentes vicios, sin mayor problema.
Trump debería ver un poco al interior de su país para conocer qué tan grande es el mercado de personas que consumen drogas ilícitas. Ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el suyo.