Del “toallagate” al “longanizagate”
Alberto Vieyra G. viernes 9, Ago 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En el 2001, cuando Vicente Fox estaba en los cuernos de la luna en popularidad, el periódico Milenio se la cobró a la chachalaca con botas al publicar el escándalo del toallagate, es decir, las toallas importadas de 4 mil 40 pesos y las sabanas de lino –o ¿serían de Lino Corrodi- de a 44 mil pesos cada una que le partió la columna vertebral al régimen foxiano.
Durante la campaña electoral, la vocera foxiana Marta Sahagún había tratado a Milenio y a otros medios de comunicación y reporteros críticos con la punta del pie y el látigo de su desprecio.
Entonces, Milenio todavía no era el Milenio de hoy, pero el escándalo del toallagate publicado por ese diario demostró que en la vida no hay enemigo pequeño y que con el cuarto poder los políticos no se deben meter los políticos, por muy queridos y populares que sean, tienen que ser prudentes.
La lección foxiana del toallagate parece que no fue aprendida por el hoy Inquilino de Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador apodado ya el chairo mayor, pues el periódico El Universal del pasado lunes publicó una larga lista de los artículos que consume la presidencia de la República y que van desde papelería muy fina, hasta artículos de la canasta básica extraordinariamente finos, como es el caso de que un kilo de longaniza española nos costó a usted y a mí 16 mil 789 pesos y todo para que el señor presidente nos saliera con que a él “no le gusta el chorizo ni la moronga azul” pero ¿y sus hijos y demás hermosa familia, tampoco les gusta el chorizo?
¡Caray, caray que lastima! Porque este átomo de la comunicación pensaba regalarle al mesías de Macuspana, aunque sea unos kilitos de chorizo verde de Toluca ¿lo habrá probado alguna vez? ¡mmm es un mangar para chuparse los dedos!
A este balconazo con la canasta básica de Palacio Nacional se le conoce ya como el longanizagate o chorizogate que nos demuestra que todos los politicastros son igual de voraces cuando ejercen el poder. Sin duda, que este escándalo hará que la popularidad de AMLO se valla a la lona porque mientras el pueblo de México apenas gana para comprar tortillas, chile y frijolitos negros con epazote, porque no hay para más, la familia presidencial come con manteca de chorizo español de mas de 16 mil pesos.
En el toallagate, una caja de dulces bubulubus se cotizaban a más de 10 mil pesos, pero ahora en el longanizagate, los dulces mexicanos más populares de varias regiones del país, la presidencia los pago en promedio entre 13 mil y 40 mil pesos por una caja de 10 piezas. Un frasco de café descafeinado de 200 gramos, lo compran en Palacio Nacional en 4 mil 971 pesos, un cúter de mango de plástico lo compra en más de 500 pesos cuando no excede el precio de 30 a 50 pesos.
¿Qué le parecen a usted los abultados precios de la austera canasta republicana y que al señor presidente de la Republica le suministran con nuestros dineros públicos? ¿No le parece a usted que sería más barato comprarle un traje de charro que mantenerlo a él y sus zánganos hijitos?
¡Caray que ultraje a la dignidad de los mexicanos! ¡Esa es la cuarta trasformación!
Ahora se entiende a la perfección por qué el señor presidente no ve la recesión económica si a él nada le falta, porque él en su casa tienes otros números, lo números de la abundancia, mientras en las bolsas, las mesas y las pansas del “pueblo bueno y sabio” impera la miseria. Al episodio del longanizagate le falta todavía el presupuesto que el pueblo de México destina anualmente para comprarle las garritas al señor presidente, sus hijos y su esposa.
Muy pronto sabremos cuánto nos cuestan hasta los chones de la familia presidencial porque debo decirle que él y la seño visten aparentemente proletarios, pero todas sus garritas son de marcas carísimas y esto me recuerda aquél líder obrero que tenía 100 trajes del mismo color y dos pares de zapatos que parecían de pordiosero, pero estaba podrido en dinero y tan solo en su casa coleccionaba 25 automóviles de lujo, así, justo así la clase política engaña y ultraja la dignidad de los mexicanos.