La espera de un pueblo
¬ Edgar Gómez Flores lunes 5, Ago 2019Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Al correr de los días en este sexenio, en cada palabra y en cada acción del gobierno federal, el pueblo de México tiene claridad sobre muchos temas. Los cuales se resumen en lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere destruir en este país. Quiere destruir las oligarquías y los monopolios económicos, quiere destruir el pensamiento capitalista de las personas, quiere crear un país con normas de convivencia básicas, las cuales se simplifican, desde su punto de vista, en la “cartilla moral” que ahora promueven los ministros evangelistas.
Por otro lado, también quiere romper con la estructura burocrática e intermediaria del gobierno, para que ahora, directamente los apoyos sociales vayan a las personas.
Todo esto, parece una buena intención dentro de un gobernante con idealismos personales y políticos. Sin embargo, el Presidente y su cuarta transformación cometen dos errores básicos, que ya empiezan a desesperar y quizás a desesperanzar al pueblo de México: (1) así como la destrucción de lo señalado no genera duda alguna, los ciudadanos no identifican el proceso de reconstrucción de país que el mandatario y su partido proponen, y (2) utiliza herramientas poco útiles, innecesarias o plenamente equivocadas para implementar sus pocas propuestas. Retomo el ejemplo de la cartilla moral. Aun cuando la misma es un exceso de doctrina gubernamental (para eso están ya las leyes), podía ser una buena intención el tratar de promover valores generales de convivencia; sin embargo, que el reparto de esta cartilla la realice la iglesia evangelista mexicana es algo inaceptable.
La gente que votó por el movimiento social de López Obrador, tanto en la elección de su persona, como en la elección del Congreso y gobiernos locales, tuvieron muchas coincidencias que lo hicieron triunfar de manera aplastante. El combate a la corrupción, sacar al Ejército de las calles (y con esto acabar con la guerra contra los cárteles del narcotráfico), impulsar el crecimiento de la economía sin abandonar a las clases sociales más pobres de nuestro país y acabar de una vez con todas con la injusticia social y económica de México. Sin embargo, los pasos dados a la fecha son trompicados, algunas veces por ignorancia de la historia y el presente del país, por caprichos o por un verdadero oscurantismo político que no nos deja ver las verdaderas razones de su actuar. Así, el Presidente de México impulsa la compra de dos estadios de beisbol en el norte del país por poco más de mil millones de pesos, y por otro lado abandona las becas deportivas y científicas. Además, no nada más no sacó al Ejército de las calles, sino que le entregó el mismo a la Guardia Nacional, tanto en efectivos como en mando (ahora podemos ver a la GN en el Metro de la Ciudad de México)
El Presidente habla de historia con las hojeadas que da a algunos libros, a los rumores que escucha, de los historiadores cercanos y al murmullo al oído que su mujer le dicta. Sin embargo, claramente la historia (mal contada) la interpreta con su ideología; la cual empieza, como lo señalé desde el inicio de este escrito, a desesperar a la gente, ya que es una ideología regionalista, con fundamentos basados en la experiencia personal y limitados en el amplio sentido de una concepción universal científica, política, económica, y por qué no, intuitiva.
Sin embargo, la cuarta transformación ha creado un país dividido, con una historia mal contada, con un crecimiento nulo (.1% tiende a CERO), con la misma pobreza y la misma expectativa de no salir de ésta. El pleito político, religioso y/ o social que tiene este nuevo grupo, no apoya el crecimiento de nuestro país; ni siquiera el de sus correligionarios. Empero, el tiempo pasa y el país se erosiona, aunque se mantengan datos paralelos a favor de las decisiones presentes.
La valentía del Ejecutivo federal de salir diariamiente a hablarle a los mexicanos es una cualidad que debería utilizar para explicarnos su plan de reconstrucción nacional. Lo que quiere destruir es claro (día a día lo comunica) y quizás muchos estemos de acuerdo. Pero, es necesario que nos explique de ahora en adelante… ¿qué sigue? Caminar entre escombros sin un horizonte estable, es algo que no tiene razón de ser. El pueblo de México esperó mucho por su independencia de los españoles, por las Leyes de Reforma de Juárez, la Revolución Mexicana y el proceso democrático iniciado con mayor fuerza en 1988; ahora, a este pueblo, noble y trabajador, le toca recibir la respuesta de su gobierno y Andrés Manuel debe darle su recompensa por la espera y no paliativos contra la realidad.