Cuarta Transformación en Puebla
Ángel Soriano viernes 2, Ago 2019Desde el portal
Ángel Soriano
Manuel Barbosa Huerta es el sexto gobernador que tiene Puebla en los últimos tres años de agitada vida política: la imagen de paz, tranquilidad y progreso de la vecina entidad se ha visto ensombrecida por álgidos momentos electorales, derivados de poderosos intereses económicos y la presencia de negocios ilícitos que florecieron en las dos últimas décadas.
Al asumir el poder en presencia de la titular de la Segob, Olga Sánchez Cordero y de los líderes parlamentarios, los morenistas Ricardo Monreal y Mario Delgado, Barbosa reconoció la existencia de las varias Pueblas: las de la pobreza donde florece el huachicol, de las clases medias y de los ricos. Y habría que señalar también que hay otra Puebla: la de la inteligencia, en las universidades.
Porque Puebla ha sido un foco de atracción por la presencia de institutos de educación superior, que la hace atractiva, no sólo para las entidades del sur y sureste de México, sino de otras regiones del país y del extranjero, dada la comodidad de la vida cotidiana en la entidad, su tranquilidad y progreso ampliamente conocida.
La violencia, sin embargo, irrumpió en Puebla y descubrió para el mundo la otra cara de la existencia: una lacerante pobreza que se refleja en el piquete a los ductos, los asaltos al ferrocarril para hurtar alimentos, en las carreteras y en el campo florece la violencia al lado de la tropa y de los policías, o con el enfrentamiento con éstos.
No ocultar la realidad, sino ir en contra de los lacerantes problemas, es el compromiso que asumió Barbosa, que llega al poder en medio de turbulencias, ya amainadas poco a poco, después del escandaloso acontecimiento electoral del año pasado y la muerte del senador Rafael Moreno Valle y su esposa, la gobernadora Erika Alonso, en accidente aéreo aún no aclarado, pero que dejó a la entidad sumida en el desconcierto.
Barbosa anuncia el arribo de un gobierno de la IV Transformación “inspirado en un gigante, un presidente de nuestra época”, como lo es el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador y, emulando su línea de gobierno, se comprometió a asumir personalmente la seguridad del estado, al lado de los cuerpos policiacos y de moderna tecnología, además del apoyo a la sociedad, para construir un estado igualitario.
Importante, para Puebla, la cercanía e identidad del sexto gobernador en los últimos tres años, con el presidente López Obrador. Los distanciamientos y falta de coincidencias políticas e ideológicas, de equipos y de afinidad entre gobernadores y el Presidente, marcan el destino de los estados de la República. Por eso, en esta ocasión la coincidencia y entre ambos, es saludable para el estado lo que le garantiza estabilidad política e impulso al desarrollo.
Reconocer las varias caras del estado y su disposición a combatir las desigualdades, es un avance importante, para dejar de presentar ante la opinión pública sólo la cara atractiva para el turismo: los lugares más bellos, para atrás hay miseria, desolación, pobreza y violencia, y, cuando menos en cuanto a su equipo de gobierno, se trata de poblanos reconocidos que, indudablemente acompañarán al nuevo gobernador para devolver a los poblanos la paz y tranquilidad de la que gozaban hasta hace poco tiempo.
La IV Transformación llegó a Puebla y se espera que Barbosa entregue buenos resultados.