Que siempre no
¬ Augusto Corro martes 15, Feb 2011Punto por Punto
Augusto Corro
El junior Lázaro Cárdenas Batel dijo, definitivamente, que agradecía la atención de que los perredistas se hubieran fijado en él para dirigir el partido, pero que no podía por tener otros compromisos en los que estará ocupado hasta el próximo mes de junio. Aunque señaló que participaría en las campañas políticas que efectuarán los amarillos en el Estado de México y en Michoacán. Quedó claro que el político michoacano calculó los tiempos políticos y alcanzó a notar que el ingrediente principal que le falta al PRD es la unidad, y que ésta no se encuentra ni en la militancia ni en su cúpula y será un obstáculo determinante para lo que se aproxima: cambio en el comité ejecutivo nacional en marzo, designación de candidatos para elecciones estatales, entre otras la del EdoMex, y lo más importante, la precandidatura del hombre que representará a la izquierda para el proceso electoral presidencial del 2012. De plano, Lazarito rechazó dirigir a los perredistas, rijosos por naturaleza.
La figura de Cárdenas Batel estuvo presente en los últimos meses, porque representaba la única posibilidad de unificar a un PRD muy dividido y que amenaza con pulverizarse aún más, por las múltiples ambiciones personales y de grupo, de sus dirigentes, quienes se empeñaron en desatar una guerra interna a la que no se le ve fin. Las diferentes tribus perredistas decidieron no darse tregua y ahora se pelean todos contra todos. Las alianzas entre el PRD y el PAN vinieron a agravar las relaciones entre los amarillos. Mientras una parte de la militancia perredista acepta las coaliciones, los demás las rechazan. El chucho mayor, Jesús Ortega, todavía dirigente de la mencionada organización política, junto con Marcelo Ebrard, dirigido por su mentor Manuel Camacho Solís, son activistas de la conformación de alianzas. Andrés Manuel López Obrador y sus cuates rechazan las coaliciones con Acción Nacional. Toda esa serie de circunstancias llevó a los perredistas pelear sin límite de tiempo.
Las alianzas les funcionaron a Ebrard y a Jesús Ortega y les permitieron momentos de alivio, pues obtuvieron triunfos en varios estados, principalmente en Guerrero, donde el perredismo tiene una cuota importante de electores. La aportación panista al triunfo fue muy relativa y el candidato que ganó la gubernatura para los perredistas es un ex priísta como Ebrard y como Camacho Solís. Los guerrerenses fueron los más sorprendidos al saber que un tricolor de triste memoria era el que aparecía en la boleta electoral como abanderado de los amarillos. Las victorias le dieron fuerza suficiente a Jesús Ortega para llegar a marzo, mes en el que dejará de ser presidente del PRD. Antes tendrá que enfrentar a la militancia perredista que se opone a una alianza con el PAN en la próxima contienda electoral del EdoMex. Todavía se encuentra en veremos la candidatura de Alejandro Encinas, que tiene el apoyo de AMLO y, según se dijo últimamente, de Ebrard.
Ante ese panorama se presentó la invitación a Cárdenas Batel para que se responsabilizara de la dirigencia del partido del sol azteca. Lo pensó suficientemente y la rechazó, no obstante que ya tenía el apoyo de la mayoría de la élite perredista, encabezada por AMLO, Ebrard, el propio Ortega, y los líderes de las tribus principales; pero algo sabe el junior Lázaro que prefirió continuar con sus proyectos personales para reincorporarse a la actividad política en junio. Por su parte, la corriente amarilla Izquierda Democrática Nacional (IDN) ya había señalado que en caso de que Cárdenas Batel no aceptara el cargo, se tendría que ir a una elección directa para la designación del nuevo líder del PRD. También dijo que lo que más les importa en este momento es una presidencia de consenso.
Y no quitó el dedo del renglón: “El PRD es un gran partido, pero necesita unidad interna y es necesario encontrar un liderazgo unificador. El estatuto es muy claro, al decir que los cargos son proporcionales, pero la presidencia es importante que sea de consenso”. Otra vez volverá la lucha por el poder y mayor desgaste para el partido. Y así hasta el infinito, porque la unidad no se construye en un día, ni los conflictos internos, ni las ambiciones personales le serán de gran ayuda. La situación es compleja en ese organismo político, a tal grado que el propio Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano se candidatea para las elecciones presidenciales del 2012, o si se logra la tan anhelada unidad, bien podría ser el dirigente del PRD. Así lo confesó en una entrevista radiofónica. El ex líder moral perredista ve que el partido que fundó se encuentra pulverizado y no será él quien lo deje morir.
PUNTOS SUSPENSIVOS: Los panistas tuvieron una actividad intensa el sábado pasado, aquí en el Distrito Federal. El gobernador de Jalisco, Emilio González, se reunió con más de cien panistas en un hotel capitalino para alzar la mano y hacerse notar que tiene su corazoncito para sumarse a la lista de los Diez magníficos aspirantes a precandidatos presidenciales que dio a conocer la semana pasada el dirigente panista, Gustavo Madero. Al ser entrevistado, el mandatario estatal empezó a curarse en salud y reconoció que es mal hablado y confesó su gusto por el tequila, pero consideró que ni una ni otra inclinación significa un obstáculo para sus aspiraciones presidenciales, “pues sólo me tomo mis tequilas en mis tiempos libres” y “no soy alcohólico”. Es bueno saber quiénes son los candidatos y sus posibilidades, porque si el jalisciense llega al poder, habrá que entrenarse en el lenguaje de carretoneros o por lo menos no dejar de practicar las alusiones a las progenitoras… No muy lejos de esa reunión, en Polanco, Josefina Vázquez Mota, diputada panista, se reunió con sus amigos para festejar sus 50 años de vida. Estuvo acompañada por varios de los Diez magníficos. Se esperaba el destape oficial como precandidata panista a la Presidencia de la República, pero según se dijo, los panistas se manejan con cautela para no violar los tiempos electorales. Uno de los invitados principales fue el ex candidato presidencial panista, Luis H. Álvarez, quien tiene un lugar muy significativo en el partido blanquiazul.