“Bonillazo” y “ley garrote”, todo un cambio
¬ Arturo Ríos Ruiz jueves 1, Ago 2019Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- Lástima, tienen sello dictatorial
Se cumple con promesas de campaña, el cambio, pero hay dos por ahora, que lamentablemente rayan en lo dictatorial y atropellan las disposiciones legales establecidas, además, alarma el rumbo que toma esta administración.
La “ley Bonilla”, que tanto escozor ha provocado en el país, por su naturaleza ilegal, rechazada porque se rompe el orden, pues el Tribunal Electoral determinó que la gestión de 2019 en Baja California fuera de dos años, para homologar la entidad al calendario electoral nacional, como se ha hecho en otros estados.
No, Jaime Bonilla maniobró para que el Congreso local votara por la extensión a cinco años y se asegura que pagó un millón de dólares a cada uno de los ocho panistas que incluso dejaron el partido, para ratificar su voto y confirmar la medida. Algo muy bajo por parte de todos.
La llamada “ley garrote” aprobada por el Congreso de Tabasco, por instrucciones del gobernador Adán Augusto López Hernández, el pasado lunes, con la que criminaliza el derecho a manifestarse por la toma de decisiones de las autoridades en turno e impone penas hasta por cinco años a quien la transgreda, es represora, acudamos a la memoria:
En 1996, como parte de las protestas para exigir indemnizaciones a más de 40 mil campesinos y pescadores que se sentían afectados por las actividades de Pemex, el actual mandatario encabezó bloqueos a instalaciones petroleras de Tabasco, incluso incendiaron pozos petroleros y hubo orden de detención en su contra.
Fue cuando el entonces subsecretario de Gobernación, Arturo Núñez, acusó a AMLO de “realizar plantones y bloqueos” en Pemex, así como de “incitar a la violencia”. En el camino se hicieron aliados.
El martes pasado se cumplieron 12 años de que el hoy presidente encabezó un plantón en la capital del país; se instaló en Paseo de la Reforma en protesta por el resultado de las elecciones que le dieron el triunfo a Felipe Calderón Hinojosa.
Fueron 50 días de bloqueo y, en las universidades creadas por AMLO, se regocijaban: “¿Qué sentirán los riquillos de las Lomas?”. No es nueva la división social.
Es decir, las acciones que formaron parte de la vida cotidiana y de protesta del mandatario con acciones drásticas en contra de la población, ahora, serán castigadas. Eso sí que es todo un cambio que asusta.
Es mal camino tomar medidas que destrocen las leyes, los ojos de gran parte del país están inconformes por los modos de ejercer una democracia que no convence y daña el ambiente social.