Juventud acumulada
¬ Salvador Estrada jueves 1, Ago 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
La tercera edad es un tiempo que a todos nos alcanza y que debemos estar preparados, porque la soledad será la compañera de la etapa final.
En el país existen cerca de 13 millones de ancianos,los cuales tienen vidas diferentes, pero con muchas coincidencias, que son los achaques de la edad y las enfermedades.
Los hombres y mujeres que pasan de los 65 empiezan a conocer lo que es la llamada tercera edad o juventud acumulada y aún de pie, pese a que el reumatismo ya hizo acto de presencia en su vivir. todavía tienen ganas de trabajar de amar y ser amado.
Un muestra se encuentra en los supermercados de la capital en donde “los cerillos”, los adolescentes que ayudaban a embolsar la mercancía, fueron desplazados por sus abuelos, a fin de ganar un extra para su manutención.
A esa edad ya no les quieren emplear y aunque algunos están jubilados, no es mucho lo que reciben, busca estar activos y por esa razón están ahí “sirviendo y ganando”.
Además de los males que padecen, la diabetes es común en la mayoría de ellos, sus ojos empiezan a dañarse, por la misma enfermedad no controlada, y hay cientos, miles de mujeres y hombres de la tercera edad que tienen cataratas y glaucoma.
Esos males visuales tienen que ser operados y en esta capital existen tres centros de médicos oftalmólogos, especializados en esas cirugías en cuyas clínicas cobran 15 mil pesos por ojo operado.
Esas clinicas-hospitales están saturadas de enfermos visuales, que de lunes a sábado, están en espera de ser atendidos, luego de pagar su ficha, a fin de que después de un examen minucioso les den fecha para su operación.
Lo más lamentable de llegar a vivir con la juventud acumulada es estar recluido en un asilo a donde los llevan los hijos que no los quieren en casa “porque son una carga” para la familia.
En la Ciudad de México existen 160 asilos en donde viven más de 4 mil ancianos, cuyos familiares pagan mensualmente al asilo para que se encarguen de atender al abuelo.
No basta con que los viejos estén atendidos en esos sitios porque se sienten solos. Todos quieren que sus hijos, hijas,nietos,cualesquiera integrante de la familia, acudan a verlo, a convivir con él porque, como dijo el Papa Francisco, necesitan “cariño-terapia”.
Los ancianos necesitan también de los geriatras, que los atiendan, los examinen y “les echen porras” para que sigan adelante, aunque muchos están en silla de ruedas.
La tercera edad es la edad más difícil de vivir y a la que hay que enfrentarse para seguir adelante y a la que se debe cuidar con mucho amor, un amor que los alimente para llegar a cien.