Más de lo mismo
Freddy Sánchez martes 23, Jul 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Que no cunda el pánico, porque una o dos que tres golondrinas no hacen verano. Así que el trío de “manzanas podridas” (que estaban dentro o pudieran haber estado a punto de entrar), a la Guardia Nacional, no significa que esta corporación haya nacido contaminada.
Mucho menos que todos y cada uno de sus integrantes estén “cortados por la misma tijera” de la inmoralidad, como supuestamente sucedió con los tres militares convocados para ser parte de la Guardia Nacional, siendo que aparentemente se trataba de malandrines amparados en uniforme de policías para dedicarse al secuestro.
Un abominable caso de sujetos tentados por los “embrujos” perversos de la delincuencia, fingiendo combatirla en su calidad de autoridades policiacas, cuando en la práctica serían parte del crimen organizado.
Quiérase o no aceptarlo pues, vil escoria de la sociedad (proliferante por doquier), que por fortuna no se integrará a la Guardia Nacional, gracias a que en una acción policiaca en el Estado de México, otros policías con arraigo estatal, lograron la captura de los tres militares, presuntamente secuestradores.
De modo que como se dijo alguna vez, (“haiga sido como haiga sido”), tres seudoguardianes del orden y por ende falsos protectores de la sociedad, afortunadamente, antes de estar en plena acción dentro de la Guardia Nacional fueron puestos al descubierto y por lo mismo no podrán contagiar de sus bajos instintos a otros miembros de la corporación. Así las cosas, es de creer que el nuevo cuerpo policiaco federal en el que descansará la lucha contra la delincuencia, por lo pronto está a salvo de contaminación.
Claro que eso no amerita echar al olvido lo sucedido, sino más bien, todo lo contrario.
Es preciso y urgente, revisar los procedimientos de incorporación de los integrantes de la Guardia Nacional para evitar que otros de sus miembros al igual que los militares atrapados por autoridades mexiquenses, pudieran haber estado e incluso seguir estando involucrados en actividades ilícitas.
Porque, es evidente, que si los tres elementos del Ejército que ya habían sido incorporados o estuvieron a punto de entrar a la corporación, lograron pasar los filtros de control de confianza, tal cosa revela deficiencias que es indispensable corregir.
Ningún sistema para la admisión de personal de nuevo ingreso, ciertamente, es infalible, pero ante una falla como la detectada con los tres militares expuestos por sus actividades delictivas, convendrá hacer ajustes a las pruebas para la incorporación y evaluación de los elementos que formen parte de la Guardia Nacional.
La sociedad mexicana confía en que a diferencia de pasadas administraciones, quienes asuman el compromiso de defender el interés colectivo en materia de seguridad, no serán rufianes con atuendos de honorabilidad ficticia o sea los típicos “lobos con piel de oveja”. De tal suerte que es imperativo revisar y perfeccionar los mecanismos para el control de confianza, las evaluaciones de calidad profesional, una adecuada valoración de las condiciones sicológicas e incluso indagatorias relativas a la clase de familiares y amistades de los integrantes de la Guardia Nacional.
Por el bien de todos, diría Andrés Manuel, es menester actuar con prontitud y sin miramiento ante cualquier indicio de descomposición o desviaciones entre los hombres y mujeres a los que se les ha encomendado la tarea de restaurar la seguridad, lo que exige que no haya sujetos de doble moral, sirvientes de la delincuencia organizada, cobardes u omisos en la lucha contra las mafias del delito.
Y es que de volver a tener “un enjambre” de lacras en asuntos de seguridad inevitablemente volveríamos a ver más de lo mismo.