¿La Cuarta Transformación?
¬ Mauro Benites G. miércoles 17, Jul 2019Municiones
Mauro Benites G.
De nuestros tres movimientos fundacionalistas la Independencia, la Reforma y la Revolución de 1910, sus principales iniciadores no vieron la culminación en triunfo, el deseo del nacimiento y transformación de nuestro ahora país, incluso en la Revolución Francesa el destino les impidió ver el esplendor de la Francia napoleónica. Recordemos a vuelo de pluma lo siguiente: ¡Robespierre, tú me sigues! Cuando la voz prodigiosa que se oía a trescientos metros, la que gritó que lo que la Revolución necesitaba para triunfar, ante la acometida de los reyes extranjeros, era «audacia, audacia y más audacia», resonó en la calle frente a la casa de Duplay, el carpintero que daba albergue al «incorruptible», Danton, el mayor genio de la Revolución Francesa, quien seguro de lo que ocurría se había casado en segundas nupcias y mientras todos sus amigos le hacían advertencias se fue a su terruño para una luna de miel que fue su despedida de la vida, el tribuno incomparable; el agitador máximo de la historia demostró que conocía la mecánica de las Revoluciones: quienes las hacen, nunca las gobiernan. Y Sieyès, el profeta del Tercer Estado, tan lo sabía que se escondió y cuando, tras el golpe de termidor que cumplió la amenaza, pero el anuncio, de Danton, reapareció, como alguien le preguntara qué había hecho entretanto, contestó, encogiéndose de hombros: «Vivir».
Madero no sobrevivió al triunfo de su movimiento y, es cierto, Aleksandr Kérenski al triunfo de los bolcheviques logró salvar la vida, para ir a morir a un país muy lejano del suyo. Son así siempre las cosas y si ¿Gorbachov está vivo? se debe ante todo a su trabajo, a su humanitarismo, ya que un hombre que desmantela el imperio de terror más grande y largo de la Historia, ha estado, cientos de veces, a un paso de la tumba.
Fue precisamente cuando los estalinistas lo apresaron e intentaron dar el golpe de Estado, que surgió el nuevo mandatario, cuyo carácter, al parecer, no permitía mucho optimismo sobre el futuro de la libertad: Boris Yeltsin, quien sin lugar a dudas actuó en forma impecable y heroica al rodearse del pueblo de Moscú, especialmente de la juventud, para hacer frente a los tanques, cuyos conductores y artilleros acabaron por fraternizar con una gente que llevaba más de setenta años en la esclavitud.
Lo que ocurre ahora en lo que fue el terror soviético no es difícil de entender, aunque esté lleno de inmensos peligros: se trata de cambiar la condición jurídica, y por lo tanto política, de la inmensa extensión, la sexta parte del mundo, que tuvo en su puño asesino Joseph Stalin. No volverá, es lo que puede asegurarse, la tiranía conservada por el terror permanente. Y nadie podrá nunca negarle a Gorbachov que es un héroe de la Humanidad.
Amable lector, la mal llamada y mal aplicada Cuarta Transformación en nuestro país ¿Cómo terminará?