Viva la corrupción
Freddy Sánchez martes 16, Jul 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Lo más reciente en la lucha anti corrupción: el Fonden, (Fondo Nacional de Desastres Naturales), distintas áreas del turismo y migración, entre otras partes donde el presidente Andrés Manuel López Obrador, puso al descubierto una gran maraña de corrupción, siguen sumando retos para erradicar esos nefastos comportamientos que, obviamente, constituyen el principal de todos los males que hay que curar.
Porque, (imposible es contradecir), que la expansión de la deshonestidad en los quehaceres públicos y privados, es un obstáculo para los cambios que ofrece la Cuarta Trasformación.
Así que “limpiar el camino” es menester para facilitar la posibilidad de un cambio radical en la manera de conducir al país hacia un estado de bienestar en beneficio de la mayoría.
La corrupción, como López Obrador, en distintas formas y foros, lo ha dicho está detrás de todos los detonadores de la problemática social, lo que les hace “el caldo gordo” a los corruptos impidiendo, además que las fechorías cometidas contra los intereses colectivos reciban un puntual castigo.
En ese aspecto, cómo objetar que la impunidad es el producto de un acto de corrupción comúnmente dado entre burócratas y empresarios, pero también a cargo de los perseguidores de los delitos, que por lo regular, incurren en simulaciones y sesgos en la interpretación de las leyes, en algunos o muchos casos tal vez por intimidación cuando de plano no es una “generosa dádiva” la que pervierte su obligación de procurar e impartir justicia.
Impunidad ante la corrupción es, por consiguiente, lo que favorece, no únicamente prácticas inmorales a cargo de servidores públicos y agentes privados en relación con tratos de negocios, sino que precisamente, por la misma causa las organizaciones criminales han logrado consolidar sus estructuras operativas haciéndose cada día más fuertes, lo que hace poco menos que ineficaz la acción institucional para la desarticulación de esas mafias delincuenciales.
Lo mismo que los particulares corruptos, procuran abrirse espacios propicios para el éxito de sus ventas de bienes y servicios, compartiendo ganancias con aliados en el gobierno, los mafiosos lo hacen para operar impunemente y si las componendas fallan y algún “alto jerarca” del hampa llega a caer preso o morir en una balacera, sobran postulantes a ocupar el cargo vacante.
Y es que en relación al manejo de las mafias del delito, debido a la amplia gama de actividades posibles con extraordinarios dividendos económicos, el capital nunca falta para la adquisición de complicidades en el sector oficial, cuyos representantes en diversos niveles de la estructura burocrática, suelen dejarse tentar por la corrupción ante el riesgo de “pasarse de honestos” y entonces ser masacrados por sus corruptores.
Ante aquellos hampones dispuestos a matar al que no les vendiera protección, lógicamente fue más que insuficiente y errática la lucha contra el delito en regímenes del pasado y si esto realmente cambiará habrá que demostrarlo con una reducción sensible de los delitos y el desmantelamiento financiero de las organizaciones criminales.
Asumir pues, una lucha frontal contra la corrupción entre quienes la practiquen y dondequiera que suceda.
De modo que los burócratas corruptos de tiempos anteriores y del actual, no deben quedar impunes. En tanto el gobierno federal continúe luchando contra todo viso de corrupción en instancias institucionales, es preciso que los actuales funcionarios cumplan a cabalidad la orden de no hacer negocios privados a la sombra del poder público
Para garantizar que así ocurra debe darse la más absoluta transparencia en cada acto de gobierno.
Porque solo así se podrá acabar con el mal hábito de los hipócritas queocultan su inmoralidad fingiéndose honorables y al mismo tiempo practicando aquello de: viva la corrupción.