Contra la espiral de violencia
¬ Augusto Corro jueves 27, Jun 2019Punto por punto
Augusto Corro
Los gobiernos estatales y municipales deben involucrarse en la lucha contra la delincuencia y no dejar solas a las autoridades federales.
No es suficiente el puro compromiso verbal de los gobernadores y alcaldes en el combate a los criminales.
Tocamos el tema, porque la violencia continúa en un sinnúmero de entidades y en algunos casos crece incontenible.
Ante esa situación, las autoridades estatales y municipales se pasmaron. Tienen años de eludir la lucha y dejar la solución a las autoridades federales.
Aunque la verdad es que las policías mencionadas no tienen la capacidad, ni las armas adecuadas para enfrentar a la delincuencia organizada. Basta con ver el número de representantes de la ley que murieron en el cumplimiento de su deber. En la mayoría de los casos, solo tienen una macana para enfrentar a los hampones y sus cuernos de chivo.
Se anuncian nuevos tiempos en la lucha contra los criminales. Ya está lista la Guardia Nacional (GN) que apoyará en la lucha contra la delincuencia en diferentes zonas del país.
¿Podrá la GN sacar al país de la espiral de violencia? Porque el combate contra la delincuencia lo tendrá que hacer sola. Las autoridades estatales tendrán que hacerse a un lado.
La gran mayoría de uniformados en los estados carecen de una preparación adecuada para cumplir el compromiso de brindar seguridad. ¿Cuántos policías son espías de los narcos? ¿Cuál es el número de representantes de la ley dedicados de lleno a la narcodelincuencia?
En años anteriores se examinaba a los policías para, entre otras cosas, saber si se podía confiar en ellos. Cientos reprobaron. ¿Y qué sucedió? Pues los dejaron continuar en su trabajo.
Las policías estatales y municipales tienen sueldos miserables que los convierten en presa fácil de los delincuentes que les ofrecen mejores sueldos por sus servicios.
¿Y cuál es el papel de los gobernadores y alcaldes en la lucha contra la delincuencia? Se podría calificar como de una participación nula.
Sobran los ejemplos. Son varias las entidades en las que parece que no cuentan con gobernador ni con autoridades municipales.
Si bien es cierto que no es fácil la lucha contra la narcodelincuencia, los gobernadores de Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Guanajuato y Veracruz, por citar unos cuantos, se encuentran como ausentes. En esas entidades un día sí y otro también se registran hechos violentos que incluyen asaltos, extorsiones, secuestros y asesinatos.
Por una parte se encuentran las zonas con mayores índices de crímenes como son aquellas donde se produce la droga, otras por los caminos donde las transportan y unas más en la frontera para pasarla a Estados Unidos. Si no fueran suficientes los resultados sangrientos de la producción y trasiego de los enervantes, en el interior de nuestro país se disparó su consumo. Como consecuencia se recrudeció la lucha por las plazas. Creció el número de narcomenudistas.
Ya a punto de que la GN amplíe su presencia en el territorio nacional habrá que definir cuál será la participación de las policías estatales y municipales, que en los últimos sexenios su papel fue desastroso. ¿Podrán los gobernadores y alcaldes la abulia que los mantuvo alejados de los problemas sociales que están obligados a solucionar, como es el de la inseguridad? Ya veremos.
México y el trato a migrantes
Continúan las imágenes estremecedoras de los migrantes en su viacrucis para llegar la frontera sur de Estados Unidos (EU).
Apenas ayer le informamos sobre las muertes de un padre salvadoreño y su pequeña hija ahogados en el río Bravo, en su intento por cruzar hacia EU.
Se trata de un testimonio gráfico de las desgracias a las que se exponen aquellos que quieren llegar al vecino país.
Los indocumentados son sometidos a los peores sufrimientos. Si las familias completas llegan a EU, el gobierno de Donald Trump se encarga de dividirlas.
Los padres por un lado y los hijos, no importa sus edades, son enviados a sitios que poco los diferencian de aquellos campos de concentración hitlerianos.
Eso pasa en EU, mientras en México, en su frontera sur, también se dan casos de acciones inhumanas.
Por ejemplo, en los medios de comunicación aparece la fotografía de una mujer haitiana, tirada al piso, que clama ayuda porque su hijo, de año y medio, se encuentra enfermo desde hace días.
En las fronteras de México se vive una crisis humanitaria. Los migrantes denuncian malos tratos por parte de las autoridades. Además reclaman la falta de alimentos y atención médica.
En materia de asilo y refugio así como de buen trato a los extranjeros, nuestro país se distinguió por su conducta humanitaria.
En estos días que se viven momentos difíciles por el problema migratorio, México debe esmerarse en la atención de los derechos humanos de los migrantes.
No debe verse el pésimo ejemplo del xenófobo presidente de EU, Donald Trump, quien, en su ambición por continuar en el poder, no le importa aplicar cualquier tipo de acción represiva contra los migrantes que buscan mejores condiciones de vida.