El consumo en adolescentes, cuanto más precoz, mayor riesgo de depresión
Mundo jueves 27, Jun 2019
El consumo de cannabis en preadolescentes y adolescentes está asociado con un riesgo significativamente mayor de desarrollar depresión o suicidio en la edad adulta temprana, según afirma el estudio “Asociación del consumo de cannabis en la adolescencia y el riesgo de padecer depresión, ansiedad o tendencias suicidas en la edad adulta temprana”, publicado recientemente en Jama Psychiatry.
Para la elaboración de este estudio se seleccionaronm un total de 3.142 artículos, de los cuales 269 se sometieron a una revisión del texto completo, 35 fueron revisados adicionalmente y además se incluyeron 11 estudios en los que participaron un total de 23,317 individuos.
De este modo, se evaluó el consumo de cannabis en adolescentes menores de 18 años y, posteriormente, se verificó el desarrollo de la depresión en la edad adulta temprana (18 a 32 años) y la probabilidad se centró en la presencia de depresión basal y/o ansiedad y/o suicidio.
El informe señala que, aunque el riesgo a nivel individual sigue siendo moderado a bajo y los resultados de este estudio deben confirmarse en futuros estudios prospectivos con un poder adecuado, la alta prevalencia de adolescentes que consumen cannabis genera un gran número de jóvenes que podrían desarrollar depresión y suicidio atribuible a esta sustancia. Y, además, el texto advierte que este es un problema y una preocupación de salud pública importante, que debe ser abordado adecuadamente por la política de atención médica.
Celso Arango, vicepresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y patrono de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, indica que, pese a los estudios que se llevan a cabo sobre el efecto que el consumo de cannabis de manera habitual en la adolescencia tiene en el desarrollo de cambios en el estado de ánimo o el desarrollo de enfermedades mentales, todavía no se sabe con exactitud de qué manera ese consumo modifica el cerebro de los jóvenes”.
Lo que sí se conoce, por el gran número de estudios realizados tanto de neuroimagen estructural como de neuroimagen funcional y seguimiento de personas que consumen cannabis de forma continuada a lo largo del tiempo, “es que hay áreas del cerebro que disminuyen de tamaño en los consumidores crónicos de cannabis como, por ejemplo, ocurre con el hipocampo y la corteza, el lóbulo frontal, la parte más anterior de nuestro cerebro que es, precisamente, la que nos hace ser más humanos y nos proporciona la capacidad de reflexionar.
Estos cambios aparecen en las áreas del cerebro que tienen una mayor densidad de receptores cannabinoides. Por lo tanto, lo que podría ocurrir es que se produce una estimulación y neuroadaptación al consumo de cannabis que, probablemente, cuando este es muy masivo y muy inicial, impide que el cerebro la realice de forma normal, produciendo cambios estructurales que pueden considerarse neurotóxicos o lesivos”, agrega uno de los mayores expertos del país sobre psiquiatría infanto-juvenil.