Poner fin a la pesadilla
¬ Augusto Corro miércoles 26, Jun 2019Punto por punto
Augusto Corro
Urgen resultados de las investigaciones sobre las cuarenta mil personas desaparecidas en los últimos años en México.
Los familiares de las víctimas se encuentran desesperados porque cada día que pasa son presas de mayor angustia y desesperación. Y están hartos de esperar.
La tarea es difícil y exige el esfuerzo mayúsculo de las autoridades; pues México se convirtió en un cementerio gigantesco.
Son miles de fosas clandestinas llenas de restos humanos cuyas identificaciones, en algunos casos, son imposibles.
¿Qué les sucedió a esas miles de personas que no aparecen por ningún lado?
Las hipótesis sobre las desapariciones son múltiples. Unas son puras especulaciones. Otras tienen más sentido.
Algunas señalan que las personas perdieron la vida por causas relacionadas con el narcotráfico pues los mismos cárteles las asesinaron o las llevaron a formar parte de sus organizaciones criminales.
También se habla de las muertes por venganzas, extorsiones, asaltos, secuestros, etc. El hecho es que son miles de mexicanos de quienes se ignora su paradero.
Ante la respuesta negativa de las autoridades, en los últimos años se formaron grupos de familiares para buscar a los ausentes por todo el país.
En ocasiones sus esfuerzos obtuvieron respuestas positivas, aunque no satisfactorias. Fue una odisea de los familiares vencer el sinnúmero de obstáculos, debido a la negligencia o negación de las autoridades a cooperar. En este gobierno se fundó la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas que aún no rinde los resultados esperados.
Ni siquiera se tiene información sobre los avances en la investigación del secuestro y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
La identificación de cadáveres es lenta y quizá por esto la demora en las investigaciones; pero los padres de familia viven una constante frustración al no conocer el destino de sus hijos.
Algunos tienen la esperanza de encontrarlos con vida, y así lo exigen, y otros se conforman con tener sus restos.
Se trata, pues, de buscar e identificar a miles de personas desaparecidas para ponerle fin a esta pesadilla.
Los migrantes
Viven los migrantes condiciones muy difíciles. No es suficiente la vigilancia de los organismos de derechos humanos para evitar el sufrimiento de los indocumentados. La información sobre la suerte de las personas sin papeles trata de hechos inhumanos derivados del maltrato por parte de las autoridades.
Por ejemplo, en Clint, Texas, en un centro de detención de la Patrulla Fronteriza más de 300 menores carecían de suficientes alimentos, agua y condiciones higiénicas.
Fue necesaria la intervención de los representantes de la ley para trasladar a los pequeños a lugares con menos carencias. También para que recibieran atención médica porque algunos sufrían de influenza y otros estaban en cuarentena.
Los niños son separados de sus padres sin contemplación alguna como ocurría en la época de Hitler. Al presidente Donald Trump no le conmueve ninguna súplica para que deje su actitud xenófoba.
A pesar de los problemas que se presentan para los extranjeros que quieren llegar a la frontera de Estados Unidos, la migración continúa y cada vez cobra más víctimas.
Es impactante la fotografía de un salvadoreño y su hija que se ahogaron al intentar cruzar el Río Bravo para internarse en EU.
Ambos, Oscar Alberto Martínez, de 25 años; y Valeria, de un año 11 meses, fueron encontrados abrazados, sin vida, en la orilla del río. Tanía, esposa y madre de los fallecidos, presenció la muerte de sus familiares.
Las tragedias continuarán pues nada frenará la migración de gente que no quiere vivir más en la pobreza, ni ser víctima de la delincuencia organizada.
No es de creerse
En la Ciudad de México la delincuencia está presente en todos lados, aunque hay sitios más peligrosos que otros.
Usted, amable lector, tal vez no conozca al dedillo por dónde debe tener más cuidado para evitar un asalto a una agresión.
Pero una autoridad de primer nivel que no sepa dónde se encuentran los focos rojos de la violencia, eso sí no se entiende.
En el área del Ajusco, por el sur de la capital, hace años que la delincuencia hace lo que le viene en gana.
Hace varios días, la jefa del gobierno capitalino Claudia Sheinbaum escuchó la petición de varias mujeres que le pedían más protección por la inseguridad en la zona del Ajusco.
La funcionaria contestó que no sabía que la situación estaba tan insegura en la zona del Ajusco Medio.
Y añadió: “Me da gusto venir a escuchar a la ciudadanía y hacer los ajustes que se tengan que hacer para que haya más policías y más patrullas”.
Aquí cabe señalar el desconocimiento que tiene la señora Sheinbaum sobre lo que ocurría en Tlalpan, alcaldía que gobernó del 2015 al 2017.