Redadas antimigrantes
¬ Augusto Corro lunes 24, Jun 2019Punto por punto
Augusto Corro
El presidente Donald Trump pospuso la deportación de miles de familias indocumentadas. Así pues, las redadas comenzarán en dos semanas. El propósito del mandatario es que los demócratas y republicanos encuentren una solución a los problemas de asilo y vacíos legales.
La migración siempre fue utilizada por el empresario como parte de una política para complacer a sus electores. Los ataques contra los mexicanos le funcionaron muy bien al republicano. En su primera campaña los calificó de violadores y narcos.
Sus acciones xenófobas son aplaudidas por los sectores más retrógradas de la sociedad estadounidense. En el presente quiere repetir la dosis al reafirmar su mano dura contra los miles de indocumentados que se encuentran en Estados Unidos.
El magnate inició su campaña electoral y con días de anticipación amenazó a México con aplicarle aranceles a los productos, si no controlaba la migración que pasa por nuestro territorio. Dio un plazo de 45 días.
El gobierno mexicano, como pudo implementó las medidas necesarias para cumplir los deseos de Trump. Empezaron a endurecerse las leyes migratorias mexicanas y aumentaron las detenciones y deportaciones de extranjeros. ¿Es correcta la obediencia de México?
EL ODIO Y LA CAMPAÑA
La actitud xenófoba del mandatario estadounidense crece día a día. Nadie es capaz de frenarlo. En esa inercia de odio y repudio contra los indocumentados se le ocurrió realizar una cacería contra las familias de indocumentados.
En esta temporada electoral en Estados Unidos a Trump y a sus seguidores les satisface saber que las personas sin documentación ya no podrán vivir en el vecino país, no obstante el sinnúmero de tareas que realizan y que los propios estadounidenses se niegan a hacerlas.
Las redadas de extranjeros irregulares en EU se comparan con la despiadada persecución de Hitler contra los judíos. Detenían a familias completas y las enviaban a los hornos crematorios. Esto último es lo que le falta llevar a cabo al gobierno estadounidense.
Porque la separación de los hijos de sus padres ya se realiza. Los pequeños son enviados a sitios que parecen campos de concentración, con falta de atención a las necesidades básicas de los detenidos. ¿Alguien sabe el número de menores en manos del gobierno estadounidense? Los connacionales sin documentos también serán deportados. No lo dude. Y aquí la pregunta obligada: ¿Qué hace o que medidas implementará México ante la amenaza de Trump?
¿Habrá un trato especial para los mexicanos? ¿Cómo responder a la repatriación de miles de paisanos? ¿Serán enviados a sus lugares de origen de donde huyeron golpeados por la pobreza y la violencia?
¿Y en el territorio estadounidense se cuenta con la ayuda del servicio diplomático para evitar abusos contra los indocumentados? El poder de Trump no toma en cuenta los atropellos a las leyes internacionales en materia migratoria. Nadie lo acusa ni llama a cuentas.
Son tiempos difíciles que vive México con el presidente Trump, pues su espíritu de político mercenario y ambicioso no mide consecuencias. No le importa que seamos vecinos. A él le interesa tener contentos a sus seguidores, mientras que los mexicanos nos tiene atados de las manos.
Con la tregua de dos semanas para iniciar las redadas antimigrantes, las autoridades mexicanas tienen la posibilidad de afinar la defensa de los connacionales, con el propósito de que sus intereses no resulten tan afectados con las descabelladas acciones del empresario esquizofrénico, como la esperada gran deportación de inmigrantes. ¿Usted qué opina amable lector?
LA VIOLENCIA CAPITALINA
En la Ciudad de México la delincuencia se encuentra en constante crecimiento. ¿Y las autoridades? Bien. Se preparan para enfrentar al hampa y tendrán que pasar varios meses para empezar a ver resultados.
Mientras, los asaltos, extorsiones, secuestros y asesinatos son el pan de cada día. Las autoridades capitalinas debieron darle la importancia debida a la lucha contra los criminales.
La inercia del cambio se desvió a temas superficiales que pudieron esperar para resolverlos; pero no, se les dio una importancia que interesó únicamente a las autoridades. Por ejemplo, la “Cultura Cívica”, la preocupación por los nuevos uniformes de la policía; las acciones populistas de ir a pintar muros o barrer las calles, las fotomultas, etc.
En tanto, la delincuencia no dejó de aprovechar cualquier momento para cometer sus fechorías. La novatez de los policías y su pésimo desempeño preocupó a los capitalinos que fueron sacudidos con los dos asesinatos de jóvenes universitarios. Crímenes que aún no se resuelven. En tiempos recientes las autoridades locales se ufanaban de no padecer en la capital la violencia que se manifestaba en otras entidades; pero ahora, las cosas cambiaron y las acciones criminales suceden en todo país, incluida la Ciudad de México y la sociedad vive aterrorizada.