El cándido e ingenuo
Ramón Zurita Sahagún viernes 21, Jun 2019De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Quién es el responsable de esta nueva fractura que se avecina sobre el PRI: quienes aspiran a la dirigencia nacional, los que buscan democratizar al partido o los que, simplemente, mueven los hilos de la trama.
La reciente renuncia de uno de los que se consideraba como principales candidatos a presidir el PRI y la forma como lo hizo, ponen al otrora arrollador partido a un paso del precipicio.
No se trata de una desbandada, ya que José Narro no era un personaje de plaza pública, ni mucho convocaba a multitudes a su alrededor. Se trata de un político de extracción académica mesurado, que fue atraído a los reflectores por sus titiriteros.
José Narro era todo un personaje reconocido en el mundo académico, como inteligente, juicioso, ponderado, prudente y hasta simpático, pero cándido, forjado al lado de Jorge Carpizo y Juan Ramón de la Fuente, los que lo impulsaron a dos de los principales cargos obtenidos en su carrera, antes del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Siempre se mantuvo como priísta, aunque nunca fue un militante participativo, pero si leal y comprometido con su partido, militancia que reivindicó cuando sus aceleradores le encontraron las aptitudes necesarias para ser candidato presidencial de su partido.
Los hilos se comenzaron a mover desde el Senado de la República, donde su principal alentador, Emilio Gamboa Patrón, convenció a la mayoría de sus compañeros de bancada de que Narro era el candidato idóneo para enfrentar en las urnas al fenómeno en que se estaba convirtiendo Andrés Manuel López Obrador.
Convenció a su compañero de mil batallas, Manlio Fabio Beltrones de formar un frente común de respaldo al secretario de Salud y hacer lo propio con el Presidente Peña Nieto.
La estrategia fracasó rotundamente y se volvió opción la posibilidad de su eventual candidatura al gobierno de la CDMX, aunque tampoco cuajó.
El olfato político les falló en esta ocasión, ya que acostumbrados como estaban a cubrir con una posición por la vía plurinominal en el Congreso, por lo que quedaron al margen de los primeros planos políticos y comenzaron a preocuparse cuando vieron el tamaño de la debacle electoral.
Sabedores de que el poco prestigio político que les queda no les alcanza para ponerse al frente de una eventual reestructuración del partido, buscaron un personaje que pudieran manejar tras bambalinas e idearon presentar al mismo personaje que fue visto con buenos ojos por parte de la militancia.
Fue así que convencieron a Narro de enfrentarse a la maquinaria partidista aceitada, pero a favor de otro aspirante, por lo que al comprobar el ex rector que no le favorecía decidió renunciar a su postulación y, de una vez, al partido, acusando simulación en la elección del dirigente partidista y dados cargados a favor de otro de los aspirantes.
Sin embargo, la realidad del ex secretario de Salud se finca en las palabras de su paisano Rubén Moreira quien describió que Narro no conoce a las bases del partido, ni caminó nunca por calles, barrios y colonias de las poblaciones del país, aunque también debe resaltarse que el ex rector desconoce que en el PRI, la democracia es una palabra desconocida.