La última batalla
Alberto Vieyra G. jueves 20, Jun 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En el indigno y servil lacayismo que Andrés Manuel López Obrador ha demostrado en favor del Hitler gringo, Donald Trump y que exhibe al gobierno mexicano como tapete del inquilino de la Casa Blanca, una voz mexicana se ha levantado con grande dignidad:
Es la voz de Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega quien a pesar de ser el ejemplo número uno de transfuguismo político en México, es un político muy culto, pero sobre todo, extraordinariamente congruente en su actuar en cualquiera de las lacras sociales en las que se ha puesto la chaqueta.
En el mitin de Tijuana del pasado 8 de junio, el hoy presidente de la Cámara Federal de Diputados tronó contra la servil política exterior del régimen Lopezobradorista cuando dijo: “Lo que es en mi criterio, es inmoral e inaceptable, el doble acero entre la frontera norte y la del sur.
Por una parte, exigimos que nos abran las puertas y, por el otro lado, sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un favor a los Estados Unidos” … nos ponemos una jaula porque “NO podemos aceptar que la migración sea una palabra maldita, la migración es un derecho humano que debe ser respetado, así lo consagran todas nuestras Constituciones, desde la de Morelos, y todos los tratados internacionales sobre la materia”.
Cómo dolió entre los abyectos morenistas lo expresado por Muñoz Ledo, quien días después arremetería también contra el canciller, Marcelo Ebrard, de quien afirmó que “viola la Constitución de México suplantando de facto a la Secretaría de Gobernación” y todo por su abyección y servilismo al Presidente de la República.
Pareciera ser esta la última batalla de dignidad política en la vida de Porfirio Muñoz Ledo, el único que ha dirigido a tres partidos con registro nacional distintos: PRI, PRD y PARM.
Es el único político que se atrevió a decirle cara a cara, al presidente José López Portillo “Yo quiero ser Presidente de la República”.
Muñoz Ledo ha sido todo, menos presidente de México. Reitero, es un hombre extraordinariamente culto. Cuando en 1987, visité su casa me dijo “Mi querido Vieyra escoge el libro que mejor te gusté”.
Clavé mi mirada a vuelo de pájaro en los 27 mil títulos que tiene en su biblioteca y jalé uno de Victoriano Salado Álvarez sobre Benito Juárez creí que me regalaría ese libro, pero no, me pidió que lo abriera en equis página, y de pronto comenzó a decirme de memoria lo que decía esa página.
Acto seguido se acercó a mí, tomó el libro y lo guardó.
Esa operación la repitió hace unos 4 años con mi colega periodista Sergio Perdomo Casado. Pensó que tendría en su biblioteca esa reliquia literaria, pero no.
Muñoz Ledo, es quizá el político mexicano que más ofrece conferencias en el mundo. Durante los festejos del Bicentenario de la Revolución Francesa en 1989, Porfirio Muñoz Ledo llegó al evento en los Campos Elíseos y habría olvidado su invitación en el hotel. Obviamente unos guardias le marcaron el ¡Alto!
Y con enorme respeto le pidió a uno de ellos que le informara al presidente francés François Mitterrand que se encontraba en la puerta y grande fue mi sorpresa cuando no habían pasado ni 3 minutos y el presidente francés ordenaba que le dieran el paso franco a Muñoz Ledo.
¡De ese tamaño es Porfirio Muñoz Ledo!, quien hoy parece dar su última batalla de dignidad y congruencia política, a diferencia de un arrastrado Pablo Gómez, de quien le hablaré próximamente en capítulo aparte.