Una reflexión
¬ Augusto Corro martes 11, Jun 2019Punto por punto
Augusto Corro
Hace unas horas escuché la noticia que el universitario secuestrado, Norberto Ronquillo Hernández, de 22 años, fue encontrado sin vida en una zona cerril de Xochimilco.
La familia del joven pagó el rescate y los captores no lo liberaron.
Inicié, pues, la semana con ese hecho que me llevó a reflexionar sobre la inseguridad que vivimos millones de capitalinos.
¿Hasta dónde llegará la barbarie?
Estamos hartos de las noticias de asaltos, secuestros y asesinatos.
La tragedia de Norberto empezó el martes pasado, cuando salió de la universidad y se dirigía a su casa. Fue interceptado y lo bajaron de su coche.
Familiares y compañeros de la Universidad del Pedregal buscaron al joven, en vano.
Hoy en la madrugada, las autoridades informaron que el cuerpo sin vida del universitario fue abandonado en Xochimilco.
Norberto estaba a dos días de graduarse como profesionista en la carrera de Mercadotecnia.
¿Y la policía? ¿Y las autoridades? ¿Cuál fue su papel en este hecho? Pues ocurrió lo de siempre. Tardaron en ocuparse del caso.
Ante la ineptitud de los representantes de la ley surgió el grito sincero de propios y extraños: si no pueden renuncien.
A seis meses de su llegada al poder, las autoridades no saben cómo enfrentar a la delincuencia. No es necesario acudir a las estadísticas para saber que la espiral de violencia crece incontenible.
Los asaltos en el transporte público, el cobro de piso, los secuestros, la guerra de los narcodelincuentes y los asesinatos se ven ya como hechos cotidianos. Sin embargo, el plagio y asesinato de Norberto volvieron a impactar a la sociedad capitalina que exige las condiciones necesarias para vivir en la seguridad.
Urge terminar con la delincuencia. ¿Qué la origina? ¿El desempleo? ¿Las leyes benévolas y sus derechos humanos?
En fin, la realidad violenta nos preocupa. No más luto en los hogares. Hoy, más que nunca, las autoridades están obligadas a investigar el secuestro y asesinato de Norberto. Y si no pueden con el paquete que renuncien.
¿Funciona la justicia?
Preguntamos si funciona la justicia, porque debido a su ausencia los propios ciudadanos buscan aplicarla por propia mano.
Así, los intentos de linchamiento aumentaron 190% en el 2018.
En diferentes sitios los pobladores saben que los delincuentes no son castigados ni siquiera cuando los agarran con las manos en la masa.
También sucede que si la gente le entrega a la policía al ladrón, los representantes de la ley los dejan libres. A veces ni siquiera llegan a la agencia del Ministerio Público.
Y lo grave de la situación es que con el ánimo desbordado para castigar, la gente actúa sin pensar y agrede a gente inocente.
Son múltiples los casos en los que los linchados nada tuvieron que ver con alguna acción delictiva. Mueren las personas que estuvieron en el lugar y hora equivocados.
¿Qué hacer? Como impartir justicia es una tarea de titanes, será necesario capacitar a la policía para que realmente proteja a la ciudadanía. Tiene que estar a tiempo en el lugar de los hechos.
Los representantes del Ministerio Público y los jueces tienen que estar a la altura de las circunstancias y evitar cualquier soborno que desvíe el cumplimiento estricto de la ley.
Además revisar las leyes para hacerlas más duras, con el objetivo de que las personas lo piensen dos veces antes de delinquir.
Los linchamientos se dan porque la población sabe que los criminales no son castigados y que están hartos de tanta violencia; y que en materia de seguridad las autoridades no funcionan.
Los migrantes
Como se informó Donald Trump no aplicará el 5% de aranceles a las importaciones mexicanas.
A cambio, México se comprometió a frenar la migración cuyos resultados se analizarán dentro de 45 días.
Como en casi todos los actos de justicia, los pobres y los débiles son los más dañados.
¿Habrá injusticias con los migrantes?
Las autoridades mexicanas tienen que irse con tiento, porque son muchos los niños que se encuentran entre las miles de personas que intentan llegar a la zona fronteriza de Estados Unidos.
Y aquella gente que será deportada, pero que teme ser víctima de la delincuencia si la envían a su lugar de origen, ¿tendrá una atención especial?
¿Será una realidad la aplicación de los derechos humanos? Ojalá.