Abstencionismo
Alberto Vieyra G. jueves 6, Jun 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El feroz rostro del abstencionismo se alzó con una victoria monumental en las elecciones que hubo el pasado domingo en media docena de estados del país, dos de ellos para renovar las gubernaturas: Baja California y Puebla.
¿Qué nos dice semejante fenómeno del abstencionismo? Nos dice que la gente está cansada y harta de votar y volver a votar por unas lacras sociales llamadas partidos políticos, que han sido rebasados por la sociedad. No hay confianza.
Panistas y morenistas se dicen ganadores de la contienda electoral. ¿Ganadores con un 33% de la población empadronada? ¿Eso es legitimación de poder? ¡Claro que no!
En las democracias civilizadas existe la llamada segunda vuelta electoral para legitimar con más del 50% de origen a los gobernantes.
El mercenario e inculto Miguel Barbosa, en Puebla, y el “rey midas”, Jaime Bonilla en Baja California, andan felices porque ganaron, perdiendo. Le explico: Cuando un gobernante arriba al poder con menos del 50% de la votación general, los grandes teóricos nos dicen que estamos ante un fenómeno llamado deslegitimación de origen del poder.
Esa deslegitimación de origen del poder conlleva a muchos problemas sociales. Los estudiosos de la sociología política saben que, cuando hay gobiernos deslegitimados de origen, se produce el fenómeno sociológico llamado desobediencia civil. Sí, porque más de 50% de la población no votó por esos candidatos o partidos políticos, que dicho sea de paso, no son capaces de entusiasmar a los electores para que acudan a votar el día de los comicios.
La deslegitimación de origen, primero y la desobediencia civil, en segundo lugar, da como resultado la ingobernabilidad y el vacío de poder, en virtud de que se produce otro fenómeno sociológico de desacato a la autoridad, pues la reflexión de los electores es muy simple: “Yo porque voy a obedecer a este imbécil, si ni siquiera voté por él”.
Ese el fondo del asunto. No estamos de que si Morena, el PAN, el PRI y tal y tal son mejores o peores, no, estamos ante una severa crisis de representatividad y confianza. La mayoría de los politicastros van por nuestros dineros públicos y no les importa llegar al poder con votaciones pírricas y deslegitimados de origen.
Tampoco es que este en boga Morena, no. Es más, ese ni siquiera es un partido político, es un movimiento sin identidad en el que militan sin figurar en el padrón de chile, de dulce, de manteca y de rancios, sí muchos rancios que han dividido a México, según Andrés Manuel López Obrador en una nación -de chairos pejezombies y fifís conservadores– … ¿Qué si Barbosa gobernará en Puebla? Categóricamente no. Él está imposibilitado ya de valerse por sí mismo por su diabetes terminal, lo malo es que los poblanos tendrán por gobernador a un hombre del más bajo mundo de la política. ¿Quién gobernará entonces en Puebla, la señora Yeidckol Polevnsky o las mafias de poder de por aquellos barrios o el poder gay?..
Ese es un problema que tendrán que resolver los poblanos, pues al fin y al cabo, como dicen los teóricos “los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”. Pero, además, la ponzoñosa partidocracia no quiere que los electores locales se desborden a las urnas para que después no exijan y no anden arriando a los ineptos gobernantes a los que sólo les importa el “día de nuestra señora de la luz”, sí el día de la quincena, en que se van cargados pal ´norte y también pal ´sur y con pilón de muchos bisnes.