Imágenes satelitales apoyarán al agro mexicano
Mauricio Conde Olivares viernes 31, May 2019“Hora 14”
Mauricio Conde Olivares
“El odio a los periodistas degenera en violencia, lo que hace que aumente el miedo”.
Esa es una de las conclusiones de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019 elaborada por Reporteros sin Fronteras (RSF), que muestra cómo América del Norte y del Sur han sido las zonas que han registrado el mayor deterioro en este tema.
Nicaragua, por ejemplo, perdió 24 lugares, uno de los descensos más significativos, mientras que México sigue siendo uno de los países más mortíferos para los periodistas: en 2018 RSF registró 10 asesinatos.
En México la violencia continúa y los asesinatos de periodistas permanecen en la impunidad, por lo que en marzo de 2019 RSF recurrió a la Corte Penal Internacional (CPI).
“En este ambiente de hostilidad generalizada, se requiere de valor para seguir investigando la corrupción, la evasión fiscal y al crimen organizado”, indica el informe.
En esa línea, otro dato alarmante: en los últimos 20 años 64 comunicadores han sido asesinados en Brasil.
De esta forma, sigue reduciéndose el número de países que se considera seguros (aquellos en los que los periodistas pueden ejercer su oficio sin correr peligro), mientras que crece el control que ejercen los regímenes autoritarios en los medios de comunicación.
La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, que evalúa cada año la situación del periodismo en 180 países y territorios, revela la instauración de una mecánica de miedo muy perjudicial para el ejercicio del periodismo.
La hostilidad hacia los periodistas, incluso el odio transmitido por dirigentes políticos en numerosos países, ha dado lugar a actos de violencia cada vez más graves y frecuentes, incrementado así los peligros que enfrenta la prensa y provocando un grado de miedo inédito en algunos lugares.
Pero la inseguridad no solamente priva entre los comunicadores, también todos y cada uno de los miembros de nuestra sociedad están inmersos en una creciente descomposición del tejido social.
El aumento de los índices de inseguridad, así como la disminución en los precios de cámaras y equipos de grabación en el mercado, ha propiciado un incremento en el uso de cámaras de videovigilancia en casas habitación, comercios e industrias.
Anteriormente, el uso de éstas tecnologías era sólo para personas de altos ingresos o que tenían problemas de seguridad, sin embargo, a últimas fechas dado el incremento en los índices delictivos en el país, cualquier persona, de todos los niveles económicos, recurre al uso de cámaras y alarmas para proteger sus casas, comercios o bienes en general.
Además, han aparecido en tiendas y supermercados una gran variedad de cámaras de videovigilancia y alarmas de diversos precios y calidades, pero para José Luis Rodríguez, de la empresa ADT, las mejores, más seguras y económicas, son las que se contratan en compañías especializadas, y si éstas cuentan con el servicio de monitoreo, aún mejor.
Según Rodríguez, las cámaras de seguridad que se adquieren en cualquier tienda o supermercado no tienen la calidad necesaria o se instalan en forma errónea.
Generalmente cada cámara tiene un costo promedio de entre dos mil y tres mil pesos y su instalación en la red de internet es de 400 pesos aproximadamente.
Incluso hay cámaras de mayor precio, según su calidad y las funciones que realicen, alcanzando hasta los 100 mil pesos. Sin embargo, no cuentan con profesionales que las manipulen correctamente y que estén conectadas a los servicios de seguridad pública, por lo tanto no tienen capacidad de reacción inmediata.
En tanto, las cámaras que son proporcionadas por empresas especializadas cuestan entre mil y tres mil pesos promedio y el monitoreo de alarmas por empresas especializadas, como ADT pueden tener un costo diario de tan solo 25.00 pesos.
La ventaja de este servicio es que combina lo mejor del sistema CCTV con las redes IP, permitiendo la supervisión remota de las imágenes y audio. Su principal ventaja es que es más rentable puesto que utiliza el cableado de una red ya existente, además, las imágenes pueden ser almacenadas en disco duros y en la nube, lo cual se traduce en menores costos, nuevas opciones gracias al análisis de video, acceso a distancia y fácil integración.
A su vez permite observar en tiempo real, lo que sucede en su hogar vía remota a través de internet o realizar grabaciones de lo que acontece cuando no se encuentre físicamente en él.
En otro tema, informó la Agencia Espacial Mexicana (AEM) que impulsará una agenda de cooperación interinstitucional para apoyar la productividad agrícola del país con el uso de la tecnología satelital, denominada “agricultura de precisión”, afirmó el Director General del organismo.
Explicó que la tecnología espacial apoya para planear y enfrentar retos en la producción agrícola, como la disminución de tierras causada por el crecimiento poblacional; ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos, debido al cambio climático; detección de enfermedades en los cultivos; declives que afectan la productividad de las tierras, entre otros.
El trabajo se hace posible mediante la observación, medición y actuación a través de diferentes tecnologías, como los sistemas de navegación por satélite, imágenes satelitales, sensores in situ, tecnologías de la información y telecomunicaciones, e Internet de las Cosas, detalló el funcionario federal, aunado a la formación de capital humano que crece de manera exponencial en nuestro país.
El Coordinador General de Formación de Capital Humano en el Campo Espacial de la AEM explicó que la Agencia Espacial del Reino Unido (UKSA), por ejemplo, transforma los datos de campo en información relevante; mediante “apps” y tecnologías de aprendizaje automático; dicha información se envía al teléfono inteligente de cualquier productor.
Las herramientas de la UKSA, con la que la AEM tiene una amplia agenda de intercambio, recolectan la información que puede ser empleada por los agricultores para optimizar su toma de decisiones acerca de cuándo es más conveniente sembrar, dónde, cuánto, cuándo es necesario irrigar o fertilizar para el mejor rendimiento de los cultivos.
Si queremos atacar el hambre y la desnutrición, como se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU, los pequeños agricultores –que producen el 80 por ciento de los alimentos–, deben tener acceso democrático a las apps y TICs, tecnologías modernas antes inaccesibles; empero, lo anterior será motivo de análisis en otra entrega de de Hora 14.
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