El estatus del automóvil
¬ José Antonio López Sosa miércoles 9, Feb 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Parece de risa pero en nuestra muy controvertida sociedad mexicana, tener automóvil da estatus, es decir, el que posee el carro o quien aspira a poseerlo, cree firmemente que su situación personal y social ante los demás cambiará.
Quizás por ello resulta que hay miles de personas en México que prefieren pasar horas en un severo embotellamiento que usar el transporte público.
En Nueva York recuerdo bien, lo mismo me encontraba en el metro con un indigente que con una pareja de vestimenta formal rumbo a una fiesta, igual podía ver a un empleado de pizzería que a un alto ejecutivo de algún banco. Los medios de transporte eso son y no dejarán de serlo, simples vehículos para movilizarnos. Ahora bien, en el entendido que vivimos en ciudades con millones de habitantes, queda claro que resulta mucho más responsable usar un transporte colectivo que aferrarnos al uso del particular.
Quizás no en todos los casos es posible cambiar el automóvil por el transporte público, sea por ubicación, por la falta de una estación de metro o metrobús cerca, etcétera, sin embargo muchos de nosotros podemos en algún momento estacionar el carro y abordar el transporte público, ¿por qué no hacerlo?, ¿qué de malo tiene?
Si uno platica con gente que ha viajado a grandes ciudades en Norteamérica o Europa, será frecuente escuchar que allá usaban el transporte público, ¿por qué no hacerlo aquí?, ¿por qué no quitarnos de la mente ese pueril estatus que creen muchos, da un automóvil?
Se necesita modernizar el transporte público, hacerlo más eficiente y seguro, estoy de acuerdo, pero no podemos quedar esperando a que ello suceda, ¿por qué no poner nuestro granito de arena para mejorar el entorno?
¿Qué diferencia hay en llegar a un lugar en el centro histórico en auto que en transporte público?, ¿nos hace más o menos el llegar en auto o no hacerlo?, en cambio si muchos pensamos igual, combatiríamos congestionamientos y contaminación de forma sustancial, me parece que es de las cosas que está en nuestras manos cambiar.
En síntesis creo que el estatus que un automóvil da, no está más allá de la miope mente del que lo posee, del que desea poseerlo y del que asume que un automóvil da algún tipo de valor a persona alguna. Lo mismo pienso con relación al estatus que pudiera perderse al viajar en transporte público.
El automóvil no da estatus, da comodidad, esa comodidad la podemos sacrificar de vez en cuando, es parte del sacrificio que podemos hacer si queremos vivir en una urbe de esta dimensión.
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