Los jinetes apocalípticos
¬ Augusto Corro viernes 24, May 2019Punto por punto
Augusto Corro
Pobreza, violencia, salud pública, contaminación, corrupción e impunidad dañan a México. La solución a esos problemas sociales se ve muy lejana.
Las autoridades de los tres niveles (municipal, estatal y federal) buscan exterminar esos jinetes apocalípticos que tienen sometidos a los mexicanos.
La postura generosa del gobierno de regalar dinero a los necesitados no alcanza a sacar de la pobreza a millones de personas.
La violencia crece, incontrolable, en todo el país. Se espera que la Guardia Nacional lleve seguridad a los lugares donde los hechos delincuenciales se registran apoyados en el terror y la barbarie.
Lo que fue la salud pública ahora padece una enfermedad relacionada con la falta de medicamentos, atención médica adecuada y corrupción. Millones de personas son afectadas por el pésimo servicio en los hospitales públicos.
La contaminación en el Valle de México será permanente. En caso de que se solucione las beneficiadas serán las próximas generaciones de mexicanos. Las supuestas medidas contra la polución son paliativas. ¿Qué valiente sacará a la industria contaminante de la Ciudad de México?
En el asunto de la corrupción se agradece que las autoridades federales se empeñen en erradicarla, aunque si no se castiga a quienes la usaron para enriquecerse, la idea se distorsionará.
Y es el asunto de la impunidad, acompañada de la corrupción, un dolor de cabeza muy fuerte. No apartar de la sociedad y enviar a la cárcel a los delincuentes llevó el terror a la sociedad mexicana. ¿Cómo es posible que inclusive un maleante capturado en pleno hecho delincuencial, es decir en flagrancia, alcance su libertad debido a la tradicional untada de mano a las autoridades o a errores en la integración del acta correspondiente?Planteamos, a grandes rasgos, las preocupaciones que vivimos los mexicanos y cuyas soluciones esperamos impacientes, porque no urge empezar a ver resultados positivos que nos ayuden a recuperar la paz y el bienestar anhelados.
Una ciudad ¿sin control?
Parece que la Ciudad de México se encuentra sin control, que carece de autoridades o que estas se esmeran en el cumplimiento de sus tareas encomendadas.
Las informaciones sobre asesinatos continúan imparables. El miércoles en la mañana fue asesinado en agente del Ministerio Público a unos cuantos metros de su oficina en la alcaldía Cuauhtémoc.
Nos referimos al licenciado Alfonso Urueta Mendoza, quien tenía más de quince años de trabajar en la procuraduría capitalina.
El hecho tiene una historia que creemos porque se repite y nadie toma cartas en el asunto.
El presunto homicida es un sujeto identificado como Angel “N”. Este individuo estaba cerca del lugar del crimen en actitud sospechosa cuando fue detenido por la policía. El mencionado Angel “N” está relacionado con el narco menudeo y en mayo, junto con otras dos personas, fue detenido cuando intentaban abandonar el cadáver de Amber Marian Adame Figueroa en el centro.
El 18 de mayo, las tres personas ingresaron al Reclusorio Oriente y ese mismo día salieron. El representante del Ministerio Público, Urueta Mendoza, atendió el caso mencionado. Las autoridades investigan de donde llegaban las amenazas que recibía en los últimos días.
Tenemos, pues, el ejemplo de que ni los representantes de la ley son respetados por los delincuentes. ¿No hay vigilancia en las oficinas del Ministerio Público en la alcaldía de Cuauhtémoc?
¿No se protege a los representantes del Ministerio Público en zonas donde es elevado el índice de criminalidad?Volvemos a lo mismo. Las autoridades capitalinas siguen sin brújula.
Castigos ejemplares
El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene en su discurso el tema de la corrupción que, según él, es la causante de todos los males.
Solo falta que quienes se valieron de esa descomposición social para enriquecerse comparezcan ante las autoridades respectivas para ser juzgados.
Y que por sus delitos o faltas reciban castigos ejemplares.
Le tratamos el tema porque el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, fue inhabilitado para ejercer un cargo público por diez años.
El castigo obedece a que proporcionó información falsa en la declaración de situación patrimonial, “pues en dos ocasiones omitió una cuenta bancaria que registraba saldos de cientos de miles de pesos”.
Impuso la pena al exfuncionario la Secretaría de la Función Pública (SFP).
¿Se trató de un castigo ejemplar? Suponemos que no. Aunque se puede tratar de un adelanto del asunto Lozoya-Odebrecht, un baile de millones de dólares en los que aparece el nombre del exdirector de Pemex y la empresa internacional Odebrecht que desplegó una red de sobornos por el continente.
El asunto Lozoya-Odebrecht es una historia que aún no empieza.
Feliz fin de semana.