Renuncia y denuncia
Alberto Vieyra G. jueves 23, May 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La inesperada salida de Germán Martínez Cázares de la dirección general del IMSS, más que una renuncia fue una valiente denuncia de algo que está bien, pero bien podrido en el régimen de la cuarta improvisación, que podrían conducirnos a un genocidio gubernamental en México y todo por privilegiar el botín electoral para perpetuar a Morena, antes que privilegiar la salud de los mexicanos. ¿Verdad que todo eso huele mal?
En el largo documento de renuncia de Martínez Cázares, culpa a los abyectos funcionarios de la Secretaría de Hacienda de estar llevando al IMSS al desastre. Hasta los niños entienden que el michoacano, un panista que amén de ser liberal o conservador, es un mexicano extraordinariamente congruente e inteligente que sabe decir las cosas a Pedro para que las entienda Juan, o al revés.
Todo mundo sabe que Carlos Urzúa, titular de Hacienda y sus rastreros muchachitos solamente cumplen órdenes del AMLO para meter tijerazos o machetazos al presupuesto de las instituciones de la nación. El fin es no gastar en asuntos prioritarios como la salud, la educación, la ciencia, la cultura, la tecnología, etcétera, para privilegiar el colchón de votos cautivos que debe tener Morena para que pueda refrendar su supremacía política en las próximas elecciones federales para diputados del 2021 y para Presidente de la República en el 2024, ese es el meritito meollo del asunto.
Por lo demás, hasta hoy, está comprobado que, en ninguna nación del mundo, las dádivas clientelares no resuelven la miseria. Por el contrario, la acentúan y hacen que los individuos se conviertan en seres dependientes de papá gobierno, papá Morena o cualquier otra lacra social en el poder, además de que ultrajan la dignidad de los mexicanos y fomenta su gandulismo.
Entonces, ¿Para qué trabajar?, si el señor López Obrador, con tal de que voten por Morena les regala a los jóvenes, discapacitados, personas de la tercera edad y hasta las mafias huachicoleras nuestros dineros públicos, que con tantísimo sacrificio pagamos como impuestos.
Otra de las prioridades de Andrés Manuel López Obrador es echarle dinero y más dinero a un maldito barril sin fondo, que se llama Pemex, que lo ahoga una deuda pública de 108 mil millones de dólares, un pesado contrato colectivo de trabajo con más de 80 mil trabajadores que ganan más que cualquier otro gremio y bajo regímenes de pensiones únicas. Y, por si fuera poco, la soberbia presidencial impacta en los bolsillos de todos los mexicanos pues, aunque todo el mundo esté en contra de la construcción de la refinería en Dos Bocas, él la hará llueva o truene, una refineríta que no resuelva nada.
Con singular ironía, el caricaturista Paco Calderón en el diario “Reforma”, plasma el logotipo del IMSS y en lo que se supone es el vientre de la madre se lee “¡Dos Bocas que alimentar!”.
Sí esas son las prioridades del Presidente, no la salud. ¡qué importa que mueran los mexicanos!, ya sea por falta de diálisis, quimioterapias, insulina, retrovirales, y otros medicamentos, amén de la desastrosa atención que se brinda en los hospitales públicos del sector salud en toda la república, particularmente en el ISSSTE e IMSS donde falta también personal y la gente tiene que esperar hasta 3, 4 meses para que le hagan unos estudios o le atiendan de alguna intervención quirúrgica. En muchos casos, los enfermos ya no llegan a sus citas, pero como dice el borrachín, Felipe Calderón “eso nos pasa por privilegiar las cuestiones electorales y no la salud”. Pero ¡Aguas! Porque esa crisis en la enfermedad de la salud podría convertirse en la tumba política de Morena y de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones del 2021.
En el 2006, siendo este átomo de la comunicación presidente de AMPRYT, otorgué al IMSS la presea Calendario Azteca de Oro, como la institución de la seguridad social más importante en América Latina, un organismo craedo por el Estado mexicano en la era postrevolucionaria. Una institución humanista que hoy ha perdido el rumbo por la falta de oficio político y la insensibilidad humana de los gobernantes en turno.
¿Querrá el señor López Obrador desprestigiar al IMSS e ISSTE, para después privatizarlos?