Salarios de hambre
Freddy Sánchez martes 21, May 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Sin una educación apropiada no es nada fácil obtener un empleo bien remunerado, pero tampoco con una alta preparación escolar. Y es que en las escuelas la mayoría de los educandos, suele recibir una educación inadecuada o insuficiente para el otorgamiento de una buena paga empresarial.
Es un hecho incluso que no bastan títulos profesionales para conseguir puestos de trabajo con buenos salarios y espléndidas prestaciones, dado que en las empresas por lo regular se requieren empleados con mediana preparación educativa, destinados a desempeñarse en tareas con remuneraciones normalmente raquíticas.
Así que la educación en México y las ofertas de trabajo, simple y llanamente, no caminan de la mano.
La capacitación educativa es inapropiada para los educandos, en tanto que en las empresas lo que más les importa es contar con una mano de obra barata.
Sería exagerado afirmar, naturalmente, que los únicos llamados a ocupar empleos bien pagados en empresas privadas y públicas, son los allegados, conocidos y parientes de los mandamases institucionales o empresariales, pero pensar lo contrario, es una ingenuidad.
Y es que lo cierto en materia de empleo, no sólo es la falta de oportunidades altamente remuneradas, sino la falta de esa clase de empleos.
Aquellos que de la noche a la mañana, lograron emplearse en una empresa o institución, obteniendo condiciones económicas sumamente favorables, representan una minoría entre la población laboral en el país. La masa, comúnmente, se la pasa batallando todo el tiempo para conseguir un empleo, en especial uno que signifique una garantía para su bienestar.
De ahí que la reforma en materia laboral, (desaprobada y vuelta a aprobar recientemente) y la educativa, (aprobada anteriormente, desaprobada y otra vez aprobada en el Congreso), podrán estar pensadas para formar educandos mejor preparados, que logren obtener empleos bien remunerados, en diversas áreas productivas para el mejoramiento de la economía en bien de la colectividad, pero como lo dicta sentenciosamente un refrán: del dicho al hecho hay mucho trecho”.
Por tal motivo, es menester que aparte de las reformas legales que pongan en juego nuevas políticas en los terrenos de la educación y el trabajo, los principales actores de la producción se sienten a dialogar para promover los cambios y acciones que sean menester para que los que se preparan en las escuelas, aprovechen al máximo sus capacidades naturales, a cambio de ofertas de trabajo en las que sus ingresos les permitan una vida digna y decorosa.
Es inconcebible que sea la delincuencia organizada la que deleitando la pupila de los que demandan un empleo para subsistir, haya logrado una captación de recursos humanos, que de existir opciones distintas de trabajo bien pagado en actividades lícitas, seguramente, millones de connacionales y extranjeros no estarían metidos en conductas fuera de la ley, por la infausta realidad de que como delincuentes obtienen un estatus de vida que no les ofrece un empleo honesto de trabajo.
En ese sentido, no cabe duda que el gobierno federal, los grandes y medianos empresarios, así como las organizaciones sindicales en el país, tienen frente a sí la imperiosa necesidad de crear un mercado de trabajo suficientemente amplio para arrebatarle a las mafias delictivas a todos aquellos que prefieren delinquir por falta de trabajos formales bien pagados.
Por tal razón es que los sectores educativo y laboral deben cerrar filas en busca de rescatar no sólo la mano de obra obrera sino el talento intelectual que se ha robado el crimen organizado.
Y eso obliga a que más allá de las reformas legales, se logre garantizar una buena educación para el empleo con remuneraciones que estimulen la honestidad, lo que no hacen ni harán los salarios de hambre.