Emerge Rusia. Los últimos coletazos de EU
Francisco Rodríguez jueves 16, May 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Tradicionalmente, los titulares del Departamento de Estado, quienes sirven los intereses de los halcones de Washington, han escogido el auditorio de la Universidad de Princeton para lanzar amenazas al mundo sobre el uso de la fuerza y su capacidad bélica, cual única condición para hacer avanzar la democracia y la libertad, según ellos las entienden.
Es el mismo lugar, la Universidad de Princeton, donde el profesor Albert Einstein se refugió los últimos años de su existencia como maestro de física con la amargura de haber sido uno de los pioneros, junto con los científicos alemanes, en el descubrimiento de la capacidad destructora del átomo.
La misma Universidad donde los científicos mexicanos Carlos Graeff, Alberto Barajas Celis y Manuel Sandoval Vallarta le corrigieron algunos aspectos de las teorías gravitacionales, para defender las más acertadas de Birkhoff para explicar la Teoría de la Relatividad General.
Pues bien, los halcones habilitados como secretarios de Estado de las últimas décadas han aprovechado ese recinto para sostener y alardear con el uso de la fuerza como una garantía de la verdadera estabilidad, “ en un mundo donde los principios democráticos deben contar con el apoyo de la fuerza militar”.
El argumento central en que se apoyan es que la causa profunda de la violencia es la ideología y que, por ello, cuando ésta atenta contra los intereses económicos e imperiales prevalecientes, se deben suprimir las fuentes del terrorismo arrasando lo que haya que arrasar.
Siempre han propuesto políticas que justifican la guerra nuclear preventiva, el aumento del presupuesto para armas y la modernización tecnológica de sus sistemas balísticos, así como la difusión pública de sus planes secretos para atacar a Rusia, China, Corea del Norte, Irán y Siria, generando previamente la desestabilización en las regiones.
Los Estados Unidos siempre involucraron a México en esa lucha antiterrorista. La Alianza para la Prosperidad y la Protección de América del Norte, colocó a México como blanco de ataque, porque era uno de los principales abastecedores de combustibles fósiles a los Estados Unidos.
Nuestro país siempre ha sido considerado, en todos los centros de estudios de alta seguridad, como un blanco nuclear preferente por su posición estratégica para el vecino del Norte. A ello se agregan los graves problemas de gobernabilidad que siempre se enfrentaron por los estropicios electorales que se utilizaban en las clases políticas locales para llegar deslegitimadas al poder.
Por ineficacia y corrupción, se llegó a la conclusión de que no bastaba ser un gobierno legítima y democráticamente elegido a la legalona —como decía Lauro Ortega, presidente dinosáurico del CEN del PRI— para mantenerse fuera de peligro, sino faltaba administrarse conforme a las normas de democracia y eficiencia económica dictadas desde el Imperio.
A pesar de que las encuestas levantadas por años demostraban que más del setenta por ciento de la población norteamericana cuestionaba el uso de la fuerza militar, y que tres de cada cuatro entrevistados opinaban que no era ético derrocar gobiernos para imponer la razón de Estado —según la entendían en la Casa Blanca y en el Pentágono—, todo siguió igual. Imposible hacerle comprender a la pandilla del Potomac.
En el frente político norteamericano escasea el petróleo y la gasolina, el déficit presupuestal, la debilidad monetaria inocultable y la pasmosa deuda pública alcanzan índices sin precedentes, crece la pobreza en esa sociedad y la confianza del consumidor tiende a irse hacia los suelos. Hasta la fecha el gobierno norteamericano no tiene plan ni dirección.
Tampoco está dispuesto a rendir cuentas en el frente de la seguridad nacional. El control republicano de Washington está en jaque. Si sólo existiera un partido de oposición real, estarían más cerca del final del juego. No obstante, estas noticias son alarmantes, porque todos sabemos que cuando el monstruo se halla en peligro, lo primero que hace es arremeter a coletazos.
Los Estados Unidos por fin se encuentran en un callejón sin salida. Para colmo, en su discurso anual ante el Parlamento ruso, Vladimir Putin instó a los estadounidenses a que “calculen el alcance y la velocidad de las nuevas armas” que Rusia tiene en su poder. Son para contener la respiración. Modernas y mortíferas a más no poder.
Con adjetivos inusuales en la moderna tecnología bélica, los correos internacionales califican las nuevas armas de Putin cual invencibles. Hipersónicos, invisibles y de alcance ilimitado, así son los nuevos misiles rusos. Una nueva generación de aparatos mortíferos que dejan a la Casa Blanca en kínder.
“Calculen y, solamente después de eso, tomen las decisiones pertinentes para crear nuevas amenazas serias para nuestro país, mismas que conducirán, evidentemente, a represalias por parte de Rusia”, advirtió Vladimir Putin a la pandilla anaranjada del Potomac.
Misiles Hipersónicos Avangard, misiles balísticos Sarmat de quinta generación, que eluden todos los sistemas de defensa y detección antiaérea, con alcances de once mil kilómetros, dron submarino Poseidón, que se desplaza a un kilómetro de profundidad y a velocidades de 129 kilómetros por hora.
Láser de combate Peresvet, misiles hipersónicos Kinjal que alcanzan blancos a una distancia de más de mil kilómetros, misiles crucero Bourevestnik, propulsados por energía nuclear, que cumplen misiones imposibles para otros armamentos, y muchas lindezas más que han puesto los ojos de plato a los sistemas estadunidenses y a sus bocones.
Son las muestras palpables del poderío ruso que deben entender a tiempo los halcones de Washington, los que por mucho tiempo se creyeron invencibles y capaces de imponer al mundo no sólo su fuerza, sino la adopción estricta de su modo de vida. La corrupción imperante en el seno de las fuerzas armadas estadunidenses está mostrando el cobre.
Décadas perdidas en amenazas y en juegos de viento están llegando a su destino. El Imperio chiquito del gabacho sufre sus últimos estertores. Con razón ya no pudo imponer a Guaidó en Venezuela. Con razón debe definirse una nueva manera de comercio, intercambio y finalmente, explotación internacional.
El nuevo juego geopolítico ya está en curso. Quien no lo lea con claridad es porque está verdaderamente miope.
En el centro del tablero se encuentra la disputa ancestral por las materias primas y fósiles del planeta. México es uno de los países más ricos en estos rubros. Tiene que empezar a remojarse las barbas si no quiere ser arrasado por esta realidad.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Hasta Sochi, la ciudad rusa del mar Negro, viajó el titular del Departamento de Estado del gobierno de Trump. Mike Pompeo, para reunirse con Vladimir Putin. Tras el encuentro se divulgó que Washington y Moscú acordaron salir del punto muerto en que se halla la búsqueda de una solución política a la guerra de Siria. “Tuvimos conversaciones productivas sobre los caminos a seguir en Siria, cosas que podemos hacer juntos donde compartimos un conjunto de intereses sobre cómo hacer avanzar el proceso político”, precisó Pompeo. Por otro lado, Pompeo declaró que Washington y Moscú tienen “el mismo objetivo” en el dosier nuclear norcoreano, y afirmó esperar que ambos países puedan “trabajar juntos” en esa cuestión. “Creo que compartimos el mismo objetivo y espero que podamos encontrar los medios de trabajar juntos”. Además, afirmó que el presidente ruso “entiende que Estados Unidos tendrá un papel líder” en ese proceso, declaró Pompeo a la prensa antes de abandonar Sochi, en el sur de Rusia. Vale recordar que a finales de abril, Kim Jong-un fue recibido por Vladimir Putin en Vladivostok, en el Extremo Oriente ruso. La reunión, una oportunidad para Pyongyang de estrechar lazos al más alto nivel con su aliado de la Guerra Fría, fue “amistoso”, según la agencia norcoreana.
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