PRI, en riesgo
Ramón Zurita Sahagún martes 8, Feb 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando parecía que todo era un edén para el priismo nacional y que los procesos electorales solamente eran de trámite para que ese partido recuperara espacios y conservara otros, la descomposición asoma y se cierne amenazadora sobre su óptimo futuro.
Los dos primeros procesos electorales celebrados este año no repercutieron favorablemente para este partido, aunque se sabía que el resultado se auguraba desfavorable en el terreno estatal.
Así sucedió con los gobiernos de Guerrero y Baja California Sur, ambos perdidos por el partido tricolor, aunque la votación alcanzada en ambos estados resulta ser histórica para un partido tricolor venido a menos en esas entidades.
Es cierto que perdió el gobierno de Guerrero ante un ex priísta, pero también lo es que los votos alcanzados por su candidato, Manuel Añorve Baños, resultaron ser por encima de los que tradicionalmente recibía este partido.
También lo es que en Baja California Sur, el PRI pasó de ser el tercer o hasta cuarto partido en el estado, repuntó hasta el segundo lugar, con una copiosa votación y que además de ello rescató el principal ayuntamiento del estado, La Paz por la vía de la ex dirigente nacional de las mujeres priístas.
Los cálculos del priísmo apuntaban hacia la posibilidad de ganar alguno de los dos estados, aunque la realidad presentaba como escasa la posibilidad, principalmente luego de que Ángel Heladio Aguirre Rivero renunció al PRI y se convirtió en candidato de la izquierda.
El presupuesto electoral priísta contemplaba esas derrotas, con victorias en los comicios de julio que se celebrarán en Nayarit, Coahuila y Estado de México.
Michoacán, diferido para celebrar sus comicios a finales de año, se establece como un estado sumamente difícil de conquistar, con una posibilidad como la alcanzada en Baja California Sur, de pasar del tercer sitio al segundo en las preferencias de los ciudadanos.
Con estos resultados, la presidencia de Beatriz Paredes Rangel sufre nuevas abolladuras y muestra lo endeble que fue y que la tlaxcalteca pasará a la historia partidista como una dirigente frágil y con un costal de derrotas a cuestas.
Durante la gestión de Paredes Rangel que termina el cuatro de marzo próximo, los priístas perdieron los comicios de Baja California, Sonora, Sinaloa, Puebla, Oaxaca, Baja California Sur, Guerrero, entre otros.
Es cierto que habría que reconocerle el rescate de los estados de Yucatán, Querétaro y San Luis Potosí, en lo que pudiera considerarse como un canje de territorios.
Los resultados electorales recientes pusieron a Paredes Rangel en su justa dimensión y la sacaron de la lista de aspirantes presidenciales y pueden hacer lo mismo con sus aspiraciones para contender por el gobierno de la ciudad de México.
Y es que hace cinco años, la ex gobernadora de Tlaxcala causó sorpresa cuando logró que su candidatura a la jefatura de gobierno del Distrito Federal le generara a su partido una votación superior al millón de votos, algo inalcanzable para el PRI en elecciones recientes en esta entidad.
Por eso, cuando obtuvo la presidencia del partido, derrotando en la contienda interna Enrique Jackson Ramírez, y se inició la cadena de triunfos en comicios locales, la figura de Paredes Rangel se agigantó.
Con el paso del tiempo, se mostró en su real dimensión cuando fue incapaz de argumentar ante los ataques que provenían de los partidos adversarios y fue rebasada por otros personajes de jerarquía dentro de su propio partido.
Otro aspecto que deterioró la imagen de Beatriz fue su desmedida ambición que la llevó a no optar desde un principio por uno de los dos cargos para el que se le consideraba.
Paredes dejó correr la versión de que podría encabezar la coordinación de los diputados en la LXI Legislatura y continuar en la presidencia del partido, lo que fue mal visto por los gobernadores y los dirigentes de sectores.
También provocó malestar su inclusión como diputada federal y el lugar que se autoasignó en la lista de representación proporcional.
Paredes Rangel abrió varios frentes, con algunas candidatura que no le representaron ganancias al partido tricolor, aunque en el caso de los comicios de Baja Sur se le puede adjudicar la ganancia del triunfo en La Paz, con una de sus principales cartas, la ex dirigente de las mujeres, Esthela Ponce.
Después de muchos años, el priísmo pudo recuperar el ayuntamiento de La Paz, cuyo último alcalde de extracción priísta fue el después gobernador Leonel Cota Montaño.
Algo similar parece ocurrir en la actualidad y Aguirre Rivero ya dio cuenta de ello, por lo que abrió una brecha considerable que puede afectar al partido tricolor en el futuro mediato.
Las condiciones actuales muestran a un priísmo endeble que puede ser vencido en las urnas y que su fragilidad es tal que, incluso, puede llegar fracturado al proceso electoral del 2012.
En unos cuantos meses, el optimismo priísta pasó a convertirse en una gran preocupación sobre todo cuando se avecinan las elecciones más esperadas de todas, las del estado de México, donde los partidos esperan echar toda la carne al asador.
Cuando se realicen los comicios del Estado de México, al igual que los de Nayarit, Coahuila e Hidalgo, la presidencia del PRI ya no estará en manos de Beatriz Paredes Rangel, ya que habrá entrado en funciones Humberto Moreira Valdés y se mostrará, cuando menos se intentará, un rostro nuevo del priísmo que traerá mayor combatividad.