El reloj está caminando
Freddy Sánchez jueves 9, May 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Con el guiso sobre la mesa, los comensales darán su visto bueno.
Algo así podría decirse de las acciones sexenales en plena marcha con miras a atender el clamor popular en favor de mejores tiempos. En los que la sociedad mexicana recobre felizmente su tranquilidad, en torno a la seguridad y el bienestar económico.
Oportuno es mencionar en ese aspecto que con suficiente influencia en el timón legislativo para superar escollos, a diferencia del quejumbroso decir de Vicente Fox, respecto a que “el ejecutivo propone y el legislativo dispone”, en este sexenio el panorama se antoja distinto para Andrés Manuel.
Sus propuestas para senadores y diputados, (las más más importantes por lo menos), parecen fluir sin resistencias, salvo un poco en lo constitucional, aunque lo deseado desde la presidencia avanza con mínimos ajustes.
La Guardia Nacional con la composición propuesta por el ejecutivo, (tras algunas modificaciones camarales), la reforma laboral, (aprobada en tiempo y forma como lo exigían los gringos para firmar el tratado comercial), la nueva reforma educativa, (que por un solo voto no pasó, pero que se espera sea aprobada en el periodo extraordinario), además de otras reformas legales especialmente creadas para hacer más efectiva la lucha contra el crimen organizado y, naturalmente, todos y cada uno de los programas sociales, (tal como lo planeó y quiso poner a caminar el presidente), están en plena ejecución y a la espera de ser “calados” por la ciudadanía.
La que de tiempo atrás apoya fervorosamente al presidente y aquella que se ha sumado a su aprobación por lo realizado y lo prometido que se hará durante la presente administración.
De modo que con una gran masa popular que confía en un cambio positivo en los años por venir, el gobierno de la República tendrá que esmerarse en no defraudar a millones de compatriotas, convencidos de que lo que se está haciendo en las esferas oficiales transformará a México en un mejor país para vivir.
Con el abatimiento de los índices criminales, (en abrumador crecimiento durante varios sexenios anteriormente), y con ello, la restitución de la tranquilidad para deambular por las calles, (sin el constante miedo a ser objeto de un acto delictivo, cosa que en la actualidad hasta los niños perciben con sobresalto, como lo han dado a conocer algunas encuestas de opinión), causa además de un quebranto en la sensación de paz y seguridad en los hogares, siendo por ello que lo más demandado socialmente en la actualidad, es el cese de la criminalidad desbordada y sangrienta.
Además, obviamente, de que en lo económico aumente la capacidad de bienestar en los hogares de la gente común, en vez de seguir empeorando hasta llegar a ser más funesto el estándar de vida de la población de lo viene siendo desde hace mucho tiempo para millones de connacionales afligidos por “la caída libre” de las fianzas familiares.
De tal suerte que lo deseable con los cambios institucionales orquestados por la presente administración sexenal, es que surjan mejores oportunidades sociales para el desarrollo comunitario en actividades lícitas, lo que evitará que siga al alza el número de “reclutas del hambre” al servicio de la delincuencia organizada. En concordancia pues, con los cambios esperados para este sexenio, hay que añadir la imperiosa necesidad de imprimir eficiencia, diligencia y honestidad en la prestación de servicios públicos.
Y lógicamente mantener con firmeza una inquebrantable “guerra” contra la corrupción en todos los actos públicos y privados que lo requieran.
Nada podría hacer más felices a los mexicanos, que el gobierno federal cumpla a cabalidad las promesas de hacer de esta nación un lugar en donde aminore notablemente la brutalidad criminalidad, mejoren las condiciones de vida de la mayoría y todos y cada uno debamos reconocer la honestidad a toda prueba de nuestros actuales servidores públicos, a quienes habrá que decirles que para no pecar de mentirosos, el reloj están caminando.