¿Fin del romanticismo?
¬ Salvador Estrada jueves 9, May 2019Folclor urbano
Salvador Estrada
La sociedad en la Ciudad de México es una mescolanza de gustos, modas y sabores que las mujeres jóvenes de los 18 a los 25 años han perdido la femineidad y han olvidado, o no conocen la emoción de ser mujer.
El romanticismo ya no lo conocen y algunas tienen el deseo de saber qué se siente ser romántica, pero como ya “no se usa” se quedan con las ganas.
En el tiempo de sus padres cuando eran jóvenes existía la costumbre o la tradición de regalar flores y chocolates a las mujeres en la fecha de su “cumple” o de su onomástico.
También en la etapa de los pretensos los jóvenes enamorados solían llevar serenata con un trío al cual “le hacían segunda” en la cantada y se sentían realizados y las chavas quedaban “encantadas”.
Pero esa es una historia que vivieron los padres de las chicas actuales, quienes ahora no “conocen poemas de amor” y frases “bonitas de enamorados” y su lenguaje es muy masculino, muy lleno de “palabras malditas” por no decir obscenas como “no mames o no seas mamón”.
Y su vestimenta es copia de los varones: jeans, a veces rotos o deshilachados, tenis, blusa corta para enseñar el ombligo, su mochila al hombro y su celular.
Escúchelas hablar y quedará sorprendido de cómo manejan el español. “Te cai cabrón”. “La neta, eres bien pendejo” y otras frases acuñadas en los llamados barrios bajos de la ciudad, que ya no deben ser calificados así porque en todas partes “se cuecen habas”.
Bueno, no todas las mujeres se expresan así ni todas tienen la misma vestimenta porque muchas, por fortuna, tienen un empleo y acuden a desempeñarlo con ropa adecuada como es el vestido y los zapatos de tacón. ¡Ah y el arreglo personal que las hace lucir más guapas!
Generalmente se les ve en el Metro o en el Metrobús “dándose una manita”.
Y quienes abordan esos transportes para ir a su empleo se “enchinan las pestañas” con una cuchara cafetera y luego usan su rímel para continuar con el maquillaje de su rostro y terminar con el lápiz labial.
Ellas sí saben ser femeninas, mujeres atractivas porque “tienen el rostro maquillado, las manos arregladas, el vestido entallado, los senos erectos y la cintura breve”.
Si sus jefes en el trabajo les piden que asistan así a la empresa benditos jefes porque ”ellas serán las que rescaten a las chavas de su error, de su vestimenta y de su lenguaje.”
Y quizá a esas mujeres bonitas les guste bailar son cubano, salsa, rock y deleitarse con la música de las grandes bandas, las de antes, no las actuales, y rechacen “perrear”, baile vulgar que remeda la cópula de los perros, por lo cual los curas la califican “de baile pecaminoso y que está de moda entre los chavos que “buscan nuevas emociones”