“Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos”
Espectáculos martes 7, May 2019- La puesta en escena es un thriller psicológico, lleno de magia, confusión, crímenes y castigos
- Ofrece temporada en el Teatro La Capilla hasta el 30 de mayo
Con dramaturgia de Gibrán Portela, dirección de Cristian Magaloni y las actuaciones de Pilar Mata, Roberto Beck, Arnoldo Picazzo, Assira Abbate, Gonzalo Guzmán y Julio César Luna, se presenta en El Teatro La Capilla, todos los jueves al menos hasta el 30 de mayo, la puesta en escena “Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos”, en la cual se narra la vida de los gemelos Leo y Ham, de los cuales uno al crecer se convierte en un asesino serial. En este thrillerpsicológico el público se enfrentará a su propia oscuridad y reflexionará por sobre sus actos y decisiones.
Para ahondar en la explicación de esta obra, Arnoldo Picazzo, quien da vida al padre de los gemelos, concedió una entrevista a DIARIO IMAGEN. “Es una pieza que le han puesto adjetivo de thriller psicológico, suspenso, terror, pero ahora en que los géneros están tan difusos yo digo que es una pieza psicológica, donde la trama es una familia común y corriente, que desde el embarazo de la madre, ella siente sensaciones extrañas, para descubrir que uno de sus gemelos tiene conductas diferentes y termina más adelante siendo un asesino serial”.
Asegura que “la gente entrará al lado oscuro que tenemos todos los seres humanos, ese lugar misterioso donde no entendemos esa conducta perversa y si hay alguna inclinación genética, si el entorno lo detona. Esto no es un estudio, es más bien una obra que habla del problema que se causa en una familia, que se enfrenta a una verdad así de cruel. La mujer siente rechazo para el hijo desde siempre, se desapegó y no tuvo afecto común con sus hijos”.
Encarno a un padre ausente, que hizo todo lo que le dijeron que tenía que hacer, que era proveer. Para mí fue difícil el personaje porque es la antítesis de lo que yo soy, pues personalmente soy muy involucrado en mis relaciones sentimentales y este hombre sólo tuvo un sueño casarse con la mujer que amaba, hacer una familia y trabajar para proveer, pero el problema de este hombre fue que no pudo ver más allá de su nariz y jamás supo queé hacer, no vio la particularidad de su hijo, porque estaba muy ocupado trabajando. Este hombre además del dolor de tener un hijo así, también tiene la rabia de darse cuenta que pudo haber hecho mucho más que solo proveer y trabajar”.
Asegura que “a mí no me gustaría inducir ningún mensaje, creo que es mejor que el espectador vea su relación con esta familia, con lo impredecible del destino, lo complejo de las relaciones familiares. Ni todos los padres aman como deberían amar a sus hijos, ni todos los hijos aman a sus padres como deberían hacerlo, eso vemos en la obra, que a pesar de ser horrorosa en su temática, es hermosa en ejecución teatral y poesía escénica, hemos tenido una gran respuesta, tanto de la crítica como de compañeros actores. Más allá de la contradicción de ser una obra con sensibilidad e inteligencia, pero confrontados a un tema tan triste, como los lados oscuros del ser humano”.
Reconoce que “la puerta de salida para mi personaje es sencilla, forma parte del entrenamiento actoral, uno hace una partitura de pensamiento a voluntad, uno está en escena a voluntad, pero entrar al personaje sí que es difícil, porque hay que leer, hacer trabajo de mesa con el elenco, el director y tener todo claro”.
Finalmente, enfatiza “es importantísimo el teatro, desgraciadamente en la educación de México no hay énfasis en el arte, cualquiera que sea la disciplina, teatro, pintura, música, danza, todas son un espejito del ser humano, nos hace darnos cuenta de nuestras complejidades, lidiar con ello y asumirlo, eso forja carácter y visión. Es lo que nos quita lo silvestres, lo que nos hace humanos”.
“Hay un lobo que se come el sol todos los inviernos” se presenta todos los jueves hasta el 30 de mayo en el Teatro La Capilla a las 20:00 horas. Los boletos tienen costo de 250 pesos.