Marrullerías patronales
Freddy Sánchez jueves 2, May 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si la nueva Ley Federal del Trabajo generará más empleos, mejor remunerados, en beneficio de los trabajadores de México, ya lo veremos.
Por lo pronto, lo único cierto es que de ahora en adelante habrá un trato diferente en las relaciones obrero-patronales.
Dueños de empresas, líderes sindicales y operarios del trabajo en general, tendrán que zanjar lo mejor posible sus diferencias.
En ese tenor, los sueldos y prestaciones, entre otros asuntos medulares en actividades del trabajo, deberán ser discutidos y renegociados, conforme lo permita la nueva legislación en la materia.
Y es que si en verdad llegó “el adiós” a las malas prácticas del “charrismo sindical”, lógicamente eso se hará patente en la integración de los contratos colectivos de trabajo.
Salvo honrosas excepciones, suelen contener grandes canonjías para los dirigentes sindicales y pocos beneficios para los obreros, a cambio de favorecer los intereses económicos empresariales.
De modo que con las reformas legales, una nueva historia está por escribirse en la vida sindical y será entonces cuando se vea si los cambios serán o no en favor de los trabajadores.
En ese aspecto, lo apropiado sería emparejar el terreno en las relaciones entre empleadores, trabajadores y dirigentes sindicales con miras a un nuevo equilibrio entre los factores de la producción, pensando en el bienestar de la mayoría.
Lo que, inequívocamente, requiere generar empleos altamente productivos, pero con una justa y merecida retribución para los trabajadores que estén dispuestos a cumplir con sus tareas eficaz y eficientemente.
De ahí que en la definición de los futuros contratos colectivos de trabajo, está la clave para lograr que las nuevas leyes en materia laboral, propicien el surgimiento de relaciones obrero-patronales más armónicas y de mutuo beneficio.
Algo en lo que, por supuesto, es indispensable alentar el crecimiento intelectual, técnico y operativo del sector obrero y empleados del sector privado en su conjunto, mediante una amplia y adecuada capacitación, la dotación de instrumentos que permitan la realización de tareas seguras e higiénicas, además del otorgamiento de los estímulos que hagan sentir a los trabajadores la necesidad de cerrar filas con patrones y líderes sindicales para la consecución de beneficios en común.
Dejar atrás la historia de que los trabajadores hacen como que trabajan porque los patrones hacen como que les pagan.
Y otra cosa, claro está: que los reagrupamientos en cuestiones de afiliación sindical, con la eliminación de las organizaciones de mala fama, ciertamente, contribuyan a un cambio de forma y de fondo en el manejo de los sindicatos.
Para que los trabajadores reconozcan que sus líderes actúan pensando en obtener el máximo de opciones de bienestar para sus representados sin que esto se traduzca en llevar a la ruina a los empresarios con exigencia abusivas y carentes de racionalidad.
Lo justo y correcto es que los factores de la producción caminen en la misma dirección y no cada cual tomando una ruta a su conveniencia afectando el interés de sus contrapartes.
Y para ello es precioso eliminar a los líderes sindicales y patrones bribones.
Pero, de igual modo, a los trabajadores amantes de una vida parasitaria en detrimento del sano desarrollo nacional para el bien común.
De modo que si la nueva legislación laboral ha de ser positiva, es imprescindible logar acuerdos obrero-patronales, que operen en bien y a favor de todas las partes, creando las condiciones para la generación de empleos productivos bien pagados, en beneficio de los trabajadores y las empresas y no para propiciar transas sindicales y marrullerías patronales.