Herederos de la violencia
¬ Augusto Corro lunes 29, Abr 2019Punto por punto
Augusto Corro
Tristemente México se encuentra inmerso en una violencia cotidiana que incluye desde asesinatos de una persona hasta masacres de ciudadanos pacíficos.
¿Cuándo terminará esa pesadilla? Nadie lo sabe.
Parece imposible acabar con esa ola de crímenes por una sencilla razón: no se cuenta con las autoridades capaces de lograrlo.
¿Y la llamada Guardia Nacional (GN)? Pues sí, se trata de una esperanza, por ahora y por ahora se podría decir que se trata de la última oportunidad.
Quienes conocen el problema dijeron que no será suficiente la presencia de la GN en los estados, pues se trata de un problema social que implica a todos los ciudadanos y a las autoridades de los tres gobiernos: municipal, estatal y federal.
Se supone que el nuevo cuerpo de seguridad contará con elementos de conducta intachable que pasaron por el Ejército, la Armada y la Policía Federal.
No será suficiente ese atributo para enfrentar a la delincuencia organizada. Las bandas de maleantes tienen muchos años de actuar bajo el amparo de autoridades venales. Además los representantes de la ley fueron rebasados por el hampa.
Vamos a suponer que los elementos de la GN realizan una limpia de criminales en cualquier municipio de México y los presentan ante el Ministerio Público y ¿qué ocurre? que quedarán libres porque, ya se sabe, autoridades y hampones alcanzaron a coludirse a trabajar juntos.
Siempre sobraron triquiñuelas para que las autoridades ayudaran a los delincuentes sin importar las burlas con los denominados derechos humanos. Claro no será exclusivamente la participación de la GN para acabar con la violencia.
También se aplicará un programa de apoyo múltiple a los jóvenes para alejarlos de las tentaciones de obtener dinero fácil y de ya no ser víctimas indefensas de la narcodelincuencia, que los utiliza para consumar sus actos criminales.
No será fácil que México regrese a la paz, por lo menos no con la rapidez deseada. En los municipios las policías tendrán que adaptarse a las nuevas estrategias de la lucha contra las bandas criminales y sus diferentes tipos de delitos.
Desde el sexenio panista de Felipe Calderón su guerra contra el crimen organizado no sólo tuvo como producto el aumento de número de homicidios, sino que al no capturar a las bandas de delincuentes estas se dispersaron y formaron grupos que se dedicaron al secuestro, la extorsión y a toda clase de violencia.
¿Cuál será la manera de actuar de los policías estatales? ¿Seguirán en su zona de confort para ver los toros desde la barrera?
Si de alguna noticia de la policía estatal se conocía, esta se relacionaba con la protección que les ofrecía a los maleantes. ¿Cuántas detenciones ilegales hicieron? Basta recordar que privaban de la libertad a grupos de jóvenes para entregarlos a los narcos, quienes los asesinaban y los desaparecían.
Hasta donde se ve la situación, una gran mayoría de mexicanos se encuentran dispuestos a terminar con la violencia que enluta a miles de hogares. Si el gobierno ya decidió acabar con la violencia, es necesario que ponga una atención esmeradísima para no repetir los errores del pasado.
¿Qué sucederá con los uniformados municipales y estatales que sirvieron o sirven a la delincuencia? ¿Y los representantes del Ministerio Púbico y jueces con gran facilidad para ayudar a los maleantes?
¿Y el papel de los gobernadores? ¿Seguirán con su actitud pasiva en espera de que las autoridades federales les resuelvan sus problemas? ¿Terminará su indolencia?
Sin duda habrá cambios importantes, sustanciales, en la manera de enfrentar al crimen organizado. La sociedad se encuentra agobiada y exige el regreso de la tranquilidad y la paz ausente en los últimos sexenios.
Cabe señalar que la GN inició la recuperación de la tranquilidad en Minatitlán, Veracruz, donde hace varios días un grupo de sicarios asesinó a 14 personas. Los primeros grupos de guardias fueron enviadas a cumplir con su trabajo el viernes pasado.
Los primeros mil 59 activos de la GN iniciaron sus labores de vigilancia en Minatitlán, Coatzacoalcos y Cosoleacaque. Los 625 elementos del Ejército, 200 de la Armada y 234 de la Policía Federal instalaron puestos de seguridad para revisar vehículos sospechosos. También realizarán patrullajes en las colonias de los municipios mencionados.
Veracruz cayó en las garras de la delincuencia y no hubo poder humano que lo evitará a pesar del sinnúmero de avisos que advertían lo que venía, como aquella matanza de 35 presuntos halcones de los zetas cuyos cadáveres fueron abandonados en la zona turística de Boca del Río, en septiembre de 2011.
Las extorsiones, los secuestros, las muertes de los periodistas y de civiles tienen aterrorizada a la población veracruzana. Es urgente sacudirse esa herencia de barbarie que nos dejaron gobiernos recientes que no pudieron ofrecernos paz y tranquilidad.