Omisión en el Metro
Ángel Soriano sábado 27, Abr 2019Desde el portal
Ángel Soriano
Resulta lamentable que en la transportación de millones de personas del área metropolitana de la Ciudad de México, no se haya encontrado una efectiva solución y que se tenga que padecer, diariamente, de la incapacidad de los funcionarios encargados del área. Es decir, no se dispone del talento, voluntad política, creatividad ni deseos de mejorar la situación.
Se requiere el mínimo sentido común e imaginación para detener la invasión de usuarios diariamente a todas las terminales del Metro. Si no hay capacidad suficiente en los pasillos y en los vagones para dar acceso a los usuarios ¿Por qué se permite la entrada tumultuaria cuando no se dispone de los debidos lugares para transportarse?.
Cuando menos debería dosificarse el acceso a las estaciones. Si hay capacidad para recibir a mil personas en cada corrida, lo correcto sería que se dejara pasar a ese número de personas y no permitir el acceso de tres o cinco mil que se agolpan en las entradas y salidas de los vagones. Los pasillos se encuentran a reventar al igual que los vagones, dando un espectáculo denigrante para la dignidad humana.
Y no sólo la incomodidad, sino los riesgos para miles que hacen maniobras diversas para no caer a las vías –como sucede con frecuencia–, ser empujados, golpeados, o zarandeados por los que entran y salen precipitadamente; afortunadamente, hay usuarios todavía amables que permiten la correcta entrada y salida, pero los hay, en su gran mayoría, que desde el momento mismo en que accedan al Metro llegan en plan agresivo.
Hasta ahora, a las autoridades capitalinas no se les ha ocurrido adoptar medidas sencillas y funcionales que impidan tal aglomeración y el correcto funcionamiento de tan vital transporte. Una campaña de concientización, de orientación, de dosificación y de transportación adecuada de los millones de usuarios sería conveniente, pero no parece ser que exista la imaginación suficiente en los funcionarios cuyas características son exactamente lo contrario.
Así lo demuestra el reciente hecho cuando una mujer fue abandonada a su suerte a la entrada del Metro y la cual murió por falta de atención de todo tipo, en plena Ciudad de México. ¿Qué ocurrirá en los lugares más remotos del país, si en la misma capital, a la vista de miles de personas, se deja en el abandono a una persona?.
Es, evidentemente, una falta de irresponsabilidad, incapacidad u omisión –como ya lo reconocieron los incapaces funcionarios– en el desempeño de sus funciones. Sería conveniente que este lamentable hecho sirva para tratar de corregir las cosas. No es posible que, si en el Metro hay abandono, en Pemex sus funcionarios manejen información de los gobiernos neoliberales para sorprender a México en qué lugar la gasolina está más barata. ¿Es posible entender que si Pemex vende a 16 pesos litro de gasolina el concesionario lo venda a 15?.
Son ineficiencias visibles que no ven quien o quienes están a cargo de responsabilidades de diversos niveles, pero así marchan las cosas en la IV Transformación.
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