Cancelaron pozos petroleros, aún roban un millón de barriles diarios
Francisco Rodríguez lunes 22, Abr 2019Índice político
Francisco Rodríguez
Desde que los romanos acuñaron el concepto de la res publica, antecedente inconfundible de la actual figura de la República, se refirieron a aquél ámbito que sólo era capaz de llenar el Estado, lo mismo que la polietia griega. La organización de la cosa pública, origen también del concepto commonwealth, se vincula generalmente con los conceptos políticos sector público, estado y bien común.
La res publica, desde entonces, es aquél espacio reservado a la política, al sistema generalizado de brindar servicios, gobierno y justicia a los ciudadanos. Un concepto necesario, fácil de pronunciar y difícil de digerir. Porque para que la cosa pública funcione debe de estar en manos de quien la pueda hacer funcionar.
Las responsabilidades del poder, compartidas desde el punto de vista práctico, deben tener no sólo delegados efectivos, sino interlocutores eficaces, representativos de la mayoría de quienes ejerzan sus actividades en cualquier ramo.
Lamentablemente, el concepto devino en una figura política que se asemeja a la conjunción de territorios bajo un mismo mando.
La res publica, empero, es mucho más que eso. Significa la posibilidad material de brindar todo tipo de gobierno en cualquier arista de la sociedad. Para eso sirven las autoridades designadas por el poder y los interlocutores válidos que representan los reclamos de la sociedad ante el mandatario. Nada por encima de esa estructura.
Y así ha sido concebido el Estado democrático moderno. Sólo así puede entenderse el vínculo de la sociedad con el poder, y la eficacia del mismo con sus objetivos. Las estructuras y los mandos responden al significado de brindar servicios, gobierno y justicia en toda la extensión de los conceptos. Por encima de cualquier voluntad que se oponga.
Pero tal parece que los mexicanos siempre interpretamos los conceptos a conveniencia y nos echamos al mundo por montera. Los últimos seis presidentes de la República llegaron al poder con la única condición de permitir todas las labores de los cárteles del narcotráfico en el territorio de paso y entregar hasta la última gota de la industria petrolera. Quebrar y rematar Pemex.
Y así nos ha ido. Le pusieron el nombre de neoliberalismo a una actitud entreguista y descastada. A varias formas de traicionar a la patria desde el poder de la República sin pudor, sin tregua. Afilaron las fauces para obedecer sin límite al verdugo extranjero, a cambio de limosnas, moches y préstamos atados para alimentar a sus burocracias infames. La productividad del país se fue a pique.
Atrás quedó el concepto de la res publica. Los presidentes neoliberales dejaron un país en ruinas. Ellos sólo vinieron a llevarse lo suyo. A robar, asesinar y saquear a lo salvaje. Las tareas de la República, para las que se eligieron e invistieron, los tuvieron siempre sin cuidado. Las instituciones quedaron vacías e inservibles por falta de uso.
Y así, casi nada funciona para lo que fue creado. Ellos le dieron otra razón vacua de existir. Creyeron que por abusar de todo, podían pasar invisibles al dejarlo, toda vez que seguramente iba a quedarse al frente de los bártulos un mediocre pripanista de su misma condición. Se llevaron la sorpresa del voto popular y les llegó la hora de la justicia.
Hoy, en todos los terrenos hay desaguisados. En todos debe imponerse la justicia por encima de las leyes escritas a su conveniencia. Éstas las hicieron para proteger desmanes y tapar corruptelas. Las hicieron para inmunizarse frente al futuro. El último fin de la ley es la justicia, aunque a muchos les pese o no lo entiendan. El interés supremo de la Nación estará siempre por encima de ellos, los rufianes de la burocracia.
Los neoliberales nunca comprendieron que la res publica considera la justicia y el interés supremo de la Nación por encima de las leyes escritas a modo para saquear. Que no es posible remar contra la corriente popular. Que quien así piense siempre estará diametralmente equivocado.
Las leyes hechizas nunca estarán por encima del interés superior de la Nación. Sería un contrasentido. Una aberración histórica. Pero tal parece que para comprenderlo es necesario hacer casi una trepanación de cerebro neoliberal. No basta cambiar de régimen, parece que hay que cambiar de cerebro. ¡Tamaña mediocridad!
La seguridad nacional siempre será objeto primordial del Estado, igual que la protección y conservación de los hidrocarburos, base esencial del proyecto de país que se busca. En el petróleo radica la fuerza central del desarrollo perseguido. Y aunque no lo alcancen a entender los entreguistas es lo que hay. Fuera de ahí, el abismo.
Nunca jamás deben repetirse en México las acciones contra la patria de los neoliberales entreguistas. Jamás deben regresar al poder los que desmantelaron la seguridad y la industria petrolera. Deben ser castigados ejemplarmente los que ahora parecen los consentidos del sistema, los mismos que desde el charrismo sindical nos asestaron las peores puñaladas de la historia moderna.
No deben tenerse miramientos contra los salinistas- atlacomulquistas que cancelaron pozos petroleros abundantes para justificar despidos de personal. Para quienes destruyeron la confianza en los depósitos de hidrocarburos más grandes del mundo, porque sólo pensaban en entregarlos.
No debe tenerse compasión contra los que “desaparecieron” la Isla Bermeja para regalar 22 mil millones de barriles de crudo a los Estados Unidos. No debe regatearse la aplicación seca de la justicia contra quienes se roban un millón diario de barriles de crudo de la Sonda de Campeche para rematarlos en el mercado negro del petróleo.
No debe tenerse escrúpulo para castigar de inmediato a personajes tenebrosos como Salinas de Gortari y su mozo de estoques Carlos Romero Deschamps, quienes escrituraron los contratos petroquímicos a sujetos de la ralea de Antonio del Valle, causando expoliación y tragedias laborales en Pajaritos.
No debe retroceder el Estado para poner un correctivo emblemático a quienes, como ellos, acabaron casi con la planta productiva, los empleos y los capacitados trabajadores petroleros, para poner en su lugar a extranjeros pagados en moneda extraña. A los que nos hicieron parias de nuestra propia tierra.
Deben ser juzgados de inmediato, para que junto con sus cómplices en los sucios negocios de Odebrecht, paguen por lo que hicieron. Y jamás vuelvan a burlarse de la justicia de la res publica. Para que paguen por las veinte mil víctimas civiles de los negocios del huachicoleo, dirigidos por Salinas de Gortari y Romero Deschamps.
Deben de ser ejemplarmente reivindicados los propósitos superiores de la República. Si este asunto queda pendiente o se posterga, cada día que pase correrá en contra de la defensa de la Nación contra sus agresores, extranjeros y prestanombres locales.
Castigarlos, para recuperar el sentido de identidad nacional, para recuperar la confianza en el gobierno elegido, para seguir caminando por el rumbo de la ancestral res publica. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Mensaje de don Miguel Ramírez, quien escribe desde Torreón, Coahuila: “Ya empezó el cambio drástico en la relación entre el gobierno federal y los medios de comunicación. Resultarán afectados, principalmente, aquéllos en donde pululan los textoservidores. No se sabe aún cuál será el destino de las matracas que la prensa escort utilizaba para aclamar ruidosamente al funcionario que, billete en mano, se lo pedía. Entre los periodistas que despotrican en contra de AMLO, destaca una que lunes tras lunes lo hace; no le falla, Denise Dresser. Ya anteriormente se le ligó a la CIA y ahora con la reciente detención de Julian Assange se recordó que en WikiLeaks se mencionó que ella, una semana anterior a las elecciones del 2006, se presentó en la embajada de los EU para reunirse con algunos de sus funcionarios que estaban muy preocupados por el posible triunfo de López Obrador en las elecciones de esa fecha. Enrique Galván Ochoa señaló, en el programa de Carmen Aristegui, que en el sexenio pasado un periodista recibió de EPN la cantidad de 130 millones de pesos. Qué lástima que no dio su nombre, porque es larga la lista de periodistas que hacen el culto al chayote, pero aun siendo así y a pesar de que existe mucho LoDo en ese ambiente, uno sería el que llevaría mano. Vicente Fox se quejó, vía Twitter, de un posible ataque armado a su rancho. Raro que lo hizo por este medio y no acudió a un juzgado, y Rafael Loret de Mola anunció que ya no escribirá más, debido a la inseguridad que existe en el país. Los dos imputaron a López Obrador todo lo que les pueda ocurrir a ellos o a sus familiares y como ahora AMLO es el culpable de cualquier cosa que suceda, en el colmo de la exageración, poco faltó para que dijeran que si llegan a perder su virginidad también el responsable de ello sería López Obrador”.
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