AMLO: “Suum cuique”
Francisco Rodríguez martes 16, Abr 2019Índice político
Francisco Rodríguez
El asunto de la distribución equitativa de la riqueza pública ha acaparado la atención de la sociedad internacional por lo menos durante los tres últimos siglos. El sustrato del debate se debe a que la sociedad democrática debe dar una libertad real, cuya base fundamental sea la igualdad y la protección general contra los riesgos de la vida.
Los trabajos tendientes a ordenar los sistemas de producción y distribución de la riqueza se pierden en la oscuridad de los tiempos con conceptos diferentes a los de hoy, pues si bien no se utilizaban los términos actuales para identificar a los factores que participaban en los procesos económicos, su significado siempre tuvo concordancia con el que hoy se les asigna.
Una multiplicidad de ideas y conceptos dentro de los cuales ejercen una mayor atracción las referidas a la libertad, la prosperidad y la paz engranan todo sistema económico con una técnica específica para producir y distribuir bienes y servicios, es decir, para lograr la verdadera justicia distributiva y conmutativa.
Inútil es destacar la importancia de la economía en un mundo donde el fondo real de las actividades es económico y los medios materiales ingredientes fundamentales para el desarrollo de la civilización.
El origen del capital, considerado como Bastiat, Ricardo o Marx, existe para asignarlo a los fines del bienestar sólo como una condición identificada con la democrática, que considera a la libertad y a la autoridad como un binomio de correspondencia biunívoca.
Los fisiócratas, por boca de Turgot, consideraban que la circulación de la riqueza era la verdadera vida de un ente político.
Quesnay atribuye la máxima importancia al propietario de la tierra. Adam Smith incluye el factor de la plusvalía.
Say introduce al empresario cómo participante en el reparto.
David Ricardo considera que el precio natural de trabajo alienta la acumulación.
Sismondi señala que la desigual distribución de los ingresos origina la superproducción de bienes necesarios y el incremento de los artículos de lujo.
En los momentos de la transición ideológica del clasicismo a las concepciones sociales, John Stuart Mill recomendó la inclusión de un plan de distribución de ganancias, el control demográfico, los impuestos sucesorios y una política fiscal que redujera las desigualdades económicas.
Finalmente Rodbertus señala que debe procurarse la igualdad entre el valor de intercambio de un bien y la cantidad de trabajo que requería producirlo.
Marx propone el establecimiento de una comunidad socialista en la que los medios de producción sean del pueblo y sólo se retribuya el trabajo. Owen incluye la democracia de las cooperativas. Marshall deriva las ganancias de la “productividad marginal”, la que se desprende de la agregación de un nuevo factor.
Independientemente de las propuestas teóricas que hemos repasado para lograr la redistribución de los beneficios en una sociedad plural, es necesario insistir en que el sistema institucional requiere, para tener éxito, usar medidas imperativas y fiscales, planificar la economía y orientarla a la realización de metas comunes, vigilar del equilibrio entre la empresa y el trabajador para impedir el abuso de cualquiera de ellos, controlar estatalmente los recursos naturales y las industrias básicas, que los líderes laborales genuinos participen tanto en el campo legislativo con el manejo de las empresas y en las funciones dirigentes.
Debe separarse la esfera de acción del particular de la función del Estado, reservándose a este la facultad de control de los recursos naturales, las operaciones industriales y mercantiles e imponer al derecho de propiedad las modalidades y restricciones indispensables para la mejor utilización de los recursos y el reparto de los beneficios.
La estructura social dentro del más absoluto respeto a las libertades de todo tipo, en especial de creencias, debe permitir al Estado exigir la cooperación decidida de todos y cada uno de los súbditos para superar los múltiples problemas que se confrontan.
La industrialización debe ser el medio de superar la angustia económica no el flagelo de las clases humildes. La protección estatal debe significar la defensa de las empresas locales sobre los sistemas económicos extraños más tecnificados y poderosos, no lo forma de crear un nuevo capitalismo.
La orientación de las acciones comunes debe atender en forma preferente a la satisfacción de las necesidades de las clases trabajadoras.
El poder del Estado debe impedir la incesante concentración de la riqueza, recurriendo a sistemas de todo tipo, en especial de carácter fiscal, que moderen las desigualdades, redistribuyan la riqueza y regulen la circulación.
La paz social, indispensable para el progreso, debe conseguirse por el convencimiento popular de que las metas buscadas llevan al ideal común y que no se permitirá a ningún grupo o clase sacar ventajas que en estricta justicia no les corresponde.
Sin embargo, en el fondo del debate aparece, contrario a lo que sucedía en el siglo XIX y principios del XX, donde primaba en el análisis la superestructura económica, la necesaria adopción de un modelo político que asegura estabilidad y gobernabilidad a los sistemas para poder, como decía la sentencia romana, dar a cada quien lo que le corresponde.
En Morelia, apenas, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador dijo que le da mucho gusto que se estén levantando los censos “porque la gente no sólo se apunta para recibir un apoyo que por derecho le corresponde, sino lo que quiere es: ‘dame un crédito, porque lo que quiero es salir adelante’, es decir, aquí se aplica aquello de ‘no me des el pescado, enséñame a pescar’, dame la manera de que yo pueda salir adelante. Esto va a ayudar mucho.
“Nada más les digo que todos estos apoyos van a llegar de manera directa, ya no se van a entregar estos apoyos a través de intermediarios, nada de qué ‘soy de la sociedad civil, de la fundación, del Movimiento Campesino Independiente Emiliano Zapata o de la Antorcha Mundial, dame a mí el dinero y yo lo voy a entregar a la gente’. No, primo hermano, eso ya se acabó.
“Por eso, se está haciendo el censo, va a ser ayuda dirigida, personalizada, cada quien va a recibir lo que le corresponde, porque si se entrega con intermediarios no llega o llega con moche, con piquete de ojo.
“Eso me lo dice la misma gente. Me dicen: ‘licenciado, no vaya a mandarnos el apoyo, el dinero a través del gobierno, porque se lo clavan’. “Pero lo mismo con las organizaciones. Ya no. Va a ser de la Tesorería de la Federación al beneficiario con una tarjeta. Nos va a costar un poco de trabajo, porque no en todos los municipios hay sucursales de bancos, pero ya estamos creando una infraestructura.
Nos dejaron un banquito que se llamaba Bansefi, ahora se llama Banco de Bienestar, va a ser un bancote, porque va a tener sucursales en todo el país, para que así llegue el apoyo por el censo.”
Dar a cada quien lo que le corresponde. “Suum cuique”
Índice Flamígero: Quien de plano aparenta una decadencia que empata con los restos del partido que aspira encabezar es José Narro Robles. El ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud es un personaje que reúne todos los requisitos para cualquier puesto, excepto para presidir el Comité Ejecutivo Nacional PRI. Quienes lo conocen se burlan diciendo que ni siquiera sabe en dónde está el edificio del tricolor, y que nunca se ha desempeñado ni como abre puertas en un comité seccional. Es un auténtico dinosaurio apoyado por varios dinosaurios. + + + Que los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón tengan una mini-escolta pagada por nosotros los contribuyentes es mejor a que carezcan de ella. Si Fox se tropieza con las pantuflas o si Calderón vuelve a “caerse de la bicicleta” —¡salud!— inculparían a AMLO de inmediato. Ya ve usted, ciertos sectores poblanos lo señalaron ante la caída del helicóptero de los Moreno Valle, como si él hubiera aflojado un tornillo de los propulsores.
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